Como un ciudadano del mundo, el gobierno de Chihuahua, manda un llamado mundial para combatir la intolerancia y el racismo de Donald Trump, mediante un «muro de flores».
Mediante una comunicación oficial enviada por la Secretaría de Cultura, el gobierno del «Nuevo Amanecer» se opone a los pueblos que se creen los elegidos y superiores, y que en un tiempo terminan «por sucumbir a sus propios delirios y a las catástrofes ocasionadas por el siniestro racismo».
Destaca que nadie en su sano juicio podría ignorar que la vida es movimiento y que la migración es normal, particularmente en un mundo globalizado, por lo que el llamado es a todas las naciones y quienes viven en ellas, y quienes participen serán reconocidos ampliamente.
Carta íntegra:
Reciban este mensaje destinado a difundir los ideales de la concordia, la colaboración internacional y la necesidad de construir un mundo sin fronteras.
Ciudadano Gobernador del Estado de Chihuahua Javier Corral Jurado.
Se demolió el muro de Berlín y surgió la esperanza de que jamás fuese levantado otro parecido.
Ante el resurgimiento de la intolerancia y los suprematismos nacionalistas, aquí y ahora, Chihuahua, México levanta el muro de las flores sobre tres mil quinientos kilómetros de frontera, para integrar y comunicar, para construir sólidos puentes de unión.
A todos los ciudadanos del mundo, los convocamos de nuevo para defender los derechos humanos. Hombres y mujeres nos han dado el ejemplo para avanzar en la historia con dignidad e independencia.
Este muro transparente, hecho de lenguaje y de comunicación, recogerá los pensamientos de todos los participantes en la edición de un documento que será como una flor que no se marchita: Una memoria para las generaciones venideras, encarnando el patrimonio de su libertad irrenunciable: migración es vida, vida es migración.
Los pueblos, las culturas y las civilizaciones se han desplazado desde su aparición en el planeta tierra; el origen mismo de la vida y la historia de su evolución no es sino la historia del cambio y la transmigración, hasta llegar al surgimiento de su forma más intrincada y compleja: la de la especie humana.
Vida es intercambio y es también movimiento, y sólo los pueblos que se han creído elegidos y superiores, han terminado por sucumbir a sus propios delirios y a las catástrofes ocasionadas por el siniestro racismo.
Nadie en su sano juicio puede ignorar que la dinámica de la globalización necesita del nomadismo intelectual y físico que, para fortuna de todos, nos ha caracterizado como género desde siempre.
Aceptar nuestra naturaleza es aprender a compartir nuestro mundo hacia todas las direcciones, como ocurrió desde el principio de nuestro tiempo…
Agueda Lozano
Secretaria de Cultura del Estado de Chihuahua