*Jáuregui, control impresionante

*Pintaba para crisis internacional

*Que no se haga pendejo: Maru

*LeBarón en el contexto de abrazos

*Avanza elección de narcoestado

*Alex no llegó a la marcha

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Julián LeBarón se quedó frío al recibir la noticia, cuando todavía estaba en Palacio estatal, de que la Fiscalía local se movilizó con inusitada rapidez para rescatar a los dos secuestrados que faltaban, los de nombre “mexicano”. Los cuatro quedaban liberados. Yo también me sorprendí con la noticia, jamás había visto una respuesta tan oportuna en asuntos de seguridad. ¿Que hizo Jáuregui para conseguir liberarlos? Ni la menor idea, el caso es que lo hizo y hasta donde se supo sin apoyo del Gobierno Federal.

En estos casos lo que cuenta es el resultado, conjuraron una crisis con tintes internacionales. Julián y los suyos no tuvieron más que hacer un agradecimiento público a la gobernadora Campos y al Fiscal Jáuregui, lo tienen muy merecido la respuesta habla por si sola. Algo muy bien está haciendo el gobierno de Maru para despresurizar este tipo de crisis antes de que avancen, crecen y no sabe nadie como terminan. Felicidades, Chihuahua necesita noticias así.

Faltan 130 días para las elecciones más importantes del siglo y el tema dominante va siendo la repulsiva presencia de las organizaciones criminales en amplios tramos del país, el 30 por ciento del territorio según diversas fuentes. El proyecto ciudadano “Votar entre balas” nos advierte con datos macizos, que el mayor peligro del 2024 es el narco y su brazo armado, los sicarios del mal.

Es aterrador a lo que hemos llegado como país, la criminal complicidad del régimen con los barones del narcotráfico sustentada en el estribillo infame de abrazos y no balazos. El cáncer hizo metástasis y, al final del sexenio, no exagera uno al decir que toca todas las actividades de la vida pública y privada, haciendo del proceso electoral una elección de narcoestado, concepto innovador en el la rica narrativa electoral mexicana.

No aburriré con los números de “Votar entre balas”, en Chihuahua sabemos que la presencia criminal impacta la vida diaria del ciudadano. Vivimos en una especia de aceptación tácita, donde lo mejor es cerrar ojos, oídos y boca. Aquí no pasa nada. Pero de vez en vez emergen desde las sombras personajes siniestros como el chueco de Cerocahui, el neto de Ciudad Juárez y otros criminales de mediana importancia, para recordarnos que seguimos siendo rehenes de sus iniquidades.

En ese contexto debe ser entendido el secuestro de cuatro miembros de la familia LeBaron, dos ya liberados, que trastocaron la relativa tranquilidad con que Chihuahua inició el 2024. Ignoro los detalles del secuestro y tampoco estoy interesado en conocerlos, es asunto de la policía y la familia. Sin embargo no me sorprende que hayan liberado a los dos con nombres “gringos”, Christian Bruce LeBarón Johnson y Shem Lemar Stubbs Gwin, manteniendo el secuestro de los otros dos con nombres “mexicanos”, Miguel Ángel Moreno Sánchez y Manuel Horacio Ríos Jacobo.

La causa de distinguirlos y tratarlos diferentes por razón de sus nombres es obvia, los autores intelectuales del secuestro recularon convencidos de que son ciudadanos norteamericanos. ¿Por qué la distinción? El sentido común nos dice que respetan y temen al gobierno de los Estados Unidos, mientras ignoran y se complacen con el nuestro, confiados en la complicidad con el régimen que les otorga la licencia para matar, autorizada en la consigna de los abrazos.

¿Porqué les importarían una o dos vidas más, si en el presente sexenio han asesinado a más de 177 mil ciudadanos y siguen asesinando sin restricciones ni consecuencias?. No hay motivos de preocupación, pero sucede que los “mexicanos” son también familia LeBaron y sus parientes amenazan con llevar la exigencia de recuperarlos al plano internacional. Otra crisis internacional si cumplen con la amenaza de cerrar uno de los puentes fronterizos, como advirtió Julián. De ahí seguiría pedir la intervención de autoridades norteamericanas, lo han hecho antes.

El secuestro va de perlas a la campaña republicana, también allá están en elecciones. Los líderes más radicales invocarán la necesidad de intervenir con el Ejército, por que “los mexicanos no pueden con los narcoterroristas”, su cantaleta conocida. Desde luego no llegarán a tanto, serían bravuconadas electoreras, pero podrían introducir el tema del secuestro en medios de su país, exacerbando los odios raciales y exhibiendo la complicidades de nuestro gobierno.

¿Que le importa a López Obrador el desprestigio internacional del país? Absolutamente nada, como tampoco le importan los 177 mil muertos, los miles de desaparecidos cuya lista redujo de un plumazo, los feminicidios, extorsiones, secuestros, ni los pagos de cuotas que hacen empresarios del sector primario al mover sus productos. No le importa nada porque desprecia el esfuerzo que millones de emprendedores situados en el segmento de la clase media, hacen todos los días intentando generar riqueza. Al presidente de todos los mexicanos sólo le importa el voto de los pobres, “con ellos va uno a la segura”, dice.

¿La violencia generada por el narcotráfico es un peligro para las elecciones?. Pues según como la vea, es un peligro para el país, su desarrollo económico y la democracia, pero una oportunidad electoral para el populismo autoritario. Hoy el crimen organizado es otro de sus sectores electorales, en las urnas exigirá la contraprestación por dejarlos enriquecerse asesinando a sus anchas.

Rompeolas

La gobernadora Campos hizo un enérgico llamado a la Federación para que se haga cargo de sus asuntos en la entidad y, viendo la violencia crecer, no se anduvo con sutilezas: “Que le pongan atención a Chihuahua, que deje ser omiso, si no es decir pendejo, de lo que está sucediendo en el estado”. El “pendejo” refleja la impotencia y coraje (debo decir encabronamiento para seguir a tono) de la Maru por la ausencia del gobierno federal en materia de seguridad, migración, salud, falta de mantenimiento carretero. Hace bien Maru en exigir, es parte de su responsabilidad, pero el tlatoani seguirá ausente, piensa que con los programas del asistencialismo electorero cumple con Chihuahua. Hay que joderse con este cuate.

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No se vio Alex LeBaron y ciertamente tampoco su esposa Brenda Ríos, en la marcha y manifestación de sus parientes, por los secuestrados. Claro que no, sabe que los criminales secuestran al país entero en complicidad con López Obrador y él ya se subió al oportunismo de Morena, ni que fuera un tarugo. Es la falta de congruencia, ven que el país camina hacia el abismo y la vulgar ambición política los hace cómplices.