Un primer debate de acusaciones recíprocas de corrupción entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, con Máynez en medio como feliz dispensador de invocaciones puntillosas, dándose vuelo con el pasado y el presente.
Calientito para ser el primero de tres, aunque por momentos de protagonismo por parte de los conductores. Si tuviese que decir quien lo ganó diría que Xóchitl, empezó titubeante pero supo llevar el debate hacia donde le convenía; la confrontación directa con la candidata oficial.
Si hay dudas sobre quien lo ganó, el perdedor fue muy claro y no es otro más que López Obrador. A lo largo de todo el debate quedó demostrado que su gobierno está reprobado en materia de salud y transparencia, las mismas preguntas del público así lo demuestran. Dejaron ver un déficit indiscutido en las áreas de discusión que Sheinbaum no pudo atajar. La evidencia del fracaso es tan palpable que le resulta imposible defenderlo en una confrontación equitativa.
Refrescante la confrontación de las dos principales contendientes, donde Xóchitl sacó la mejor parte una vez que llevó a la candidata del oficialismo al terreno que le convenía; la confrontación directa. Ahí Claudia no tuvo más que arrugar la nariz.
Sintiéndose acosada entró al golpeteo porque ignorar las menciones del Rebsamen, de familiares en los Panamá Papers y la Línea Doce del metro la hubiese unido. Si de por si salió muy zarandeada, el silencio hubiese sido para ellas catastrófico.
Pero teniendo argumentos de sobra contra los resultados objetivos del gobierno, a Xóchitl le faltó incidir con mayor fuerza donde duele, pues aunque mencionó a los niños con cáncer, al abandono de las madres por cerrar las guarderías, la corrupción de los juniors y otras más, no pudo rematar en redondo, siendo que siempre ganó en la bolsa de tiempo.
El comentario completo queda para mañana, dejo este adelanto con la certeza de que los debates posteriores serán más calientes y, cuando hablen de seguridad, será más complejo para Claudia Sheibaum hacer una defensa de la criminal política de abrazos y no balzos que postula López Obrador, consciente de que el país se tiñe de rojo sangre. Mañana el análisis reposado.
