Cuando un gesto llegó al corazón: oro compartido en los Olímpicos de Tokio

0
3

Cuando decidieron compartir la medalla de oro del salto de altura en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 2021, el qatarí Mutaz Essa Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi marcaron la historia olímpica, un capítulo que «no se repetirá jamás», valora el primero.

El domingo 1 de agosto de 2021, en una emocionante final, Barshim y Tamberi superaron cada barrera en su primer intento hasta los 2.37 m, y tras haber fallado en el asalto a los 2.39 m tenían que elegir: luchar por el oro o compartirlo.

«Nos dimos la vuelta y ya no había nadie más, fue emocionante. Era un empate. Pregunté si podíamos compartir y la respuesta fue ‘Sí, es posible’ y eso es todo. Ni siquiera lo hablamos. Miré a Gianmarco a los ojos, el me miró, nos abrazamos y el resto es historia«, cuenta Barshim.

Aquella medalla de oro compartida emocionó al mundo entero, todavía en plena pandemia.

Barshim, que tiene hoy 32 años, dice sentirse «afortunado» de haber compartido el oro con su «amigo» Tamberi, de 31 años, porque «competimos desde 2010 y alcanzamos a la vez el nivel profesional».

«Estoy feliz de que eso llegara al corazón de tantas personas» pero «para ser honesto, no se repetirá nunca más. Ese momento, no lo compartiremos nunca más. Fue único».

«Somos deportistas, profesionales, queremos siempre ser los mejores, tenemos ese fuego que nos anima: ‘Quiero ganarte y tú quieres ganarme’«, explica Barshim.

En el pasado Mundial de Budapest obtuvo el bronce con una barra de 2.33 m mientras que Tamberi se hizo con el oro al superar los 2.36 m.

Barshim valora además, que la decisión inédita y controvertida de World Athletics (la Federación Internacional de Atletismo) de entregar primas económicas a los medallistas de oro (50 mil dólares, 47 mil euros) a partir de los Juegos Olímpicos 2024, no permitirá revivir lo ocurrido en Tokio.

«Ya sean 50 o 500 ¡No lo compartiremos, de ninguna manera!», bromea. De manera más seria, reconoce que «para los atletas, es una motivación». «Trabajan duro y ese tipo de primas son muy importantes. Los montantes en el atletismo no son comparables a los del futbol o el basquetbol. Es un buen comienzo».

El atleta hace especial hincapié en la incertidumbre y en la amenaza constante que suponen las lesiones en sus carreras.

«En 2018, me lesioné en el tobillo izquierdo, rotura de los dos ligamentos. Atravesé un periodo muy oscuro, mental y físicamente. En un instante eres el mejor y al siguiente estás saliendo del quirófano. Mi amigo Gianmarco sufrió una lesión parecida en 2016, justo antes de los Juegos de Rio, lo que le impidió participar».

Este año olímpico, Barshim ha iniciado su temporada al aire libre con un segundo puesto en la reunión de la Liga de Diamante de Xianem (China) y estará el sábado en Suzhou en la segunda etapa china del circuito de élite antes de la de Doha, el 10 de mayo.

«Después tomaré un poco de descanso y espero estar al máximo en los Juegos Olímpicos» de París (26 de julio al 11 de agosto), confiesa Barshim, impaciente también de reencontrarse con los estadios llenos, después de las puertas cerradas en Tokio debido al Covid. «Me gusta la adrenalina provocada por las masas, los aplausos, los gritos».

Gianmarco Tamberi vivirá también esos momentos, y será uno de los abanderados de la delegación italiana en la ceremonia de apertura de los Juegos de París.