El Amanecer del Universal

0
1

Para ser críticos de un gobierno; para sumarse a las expresiones de repudio social contra la corrupción, el abuso del poder o la ineficiencia de los servidores públicos, se necesita autenticidad, verticalidad y auténtico espíritu de servicio, legítimo afán de mejorar las cosas. Por eso, los chihuahuenses no debemos tolerar ni aceptar expresiones viscerales de cualquier medio de comunicación, cuya única intención sea destruir mediante la descalificación de la persona, institución o forma de gobierno.

Lo escribo así para esbozar el patético papel que el diario El Universal me parece que está jugando, un medio de comunicación que por sus alcances periodísticos lo menos que esperaba era seriedad y objetividad en el manejo de la información pero que, al contrario, se ha evidenciado como un medio de comunicación al servicio de intereses políticos viscerales, al desarrollar una campaña de franco ataque contra el Gobierno de Chihuahua; léase también en contra de los chihuahuenses que depositamos nuestro voto de confianza para que Javier Corral y su equipo de colaboradores nos gobernara.

Quizá al medio impreso le cueste trabajo entender que la frivolidad de sus notas y sus fuentes, son un insulto para la inteligencia de miles de chihuahuenses que sí reconocemos los enormes esfuerzos que están realizando para recuperar las finanzas del Estado y lo que significa para Chihuahua el regreso de un modelo de gobierno al servicio de la comunidad. Un modelo de gobierno ajeno a la complicidad y el contubernio con intereses perversos.

Por supuesto no generalizo mis expresiones, porque después de 35 años de relación afectiva con un gran número de representantes de los medios de comunicación, no me es difícil identificar a la gran mayoría de ellos, los profesionales, los que están orgullosos de su desempeño como periodistas y de la valiosa aportación que día a día le hacen a la sociedad en la entrega de información oportuna.

Pero de ahí, a que un medio de comunicación de proyección nacional, de la noche a la mañana y sin una excusa mínimamente creíble se convierta en feroz crítico del Estado y los servidores públicos, hay mucha distancia de por medio, como para recorrerla sin que se agote la confianza y credibilidad.

¿En dónde andaban los corresponsales de El Universal cuando el bribón y su pandilla se embolsaban el patrimonio de los chihuahuenses con toda desfachatez, al ritmo del Noa Noa y de la cantaleta de que en Chihuahua no pasaba nada o la violencia que siempre fue eventual y cada homicidio un caso aislado?

Durante el sexenio anterior no recuerdo que el Universal publicara en su primera plana una sola fotografía o nota del ex gobernador, paseando fanfarronamente por las ferias populares sus caballos y yeguas purasangre, ni que se atrevieran a realizar la mínima revisión a la bitácora de las aeronaves estatales, para percatarse de los lujos y derroches que la familia ballezana se dio el gusto de turistear por todo el país y los Estados Unidos, a costa de nuestros bolsillos.

No estaban ahí sus enviados especiales por una simple razón. Los enviados especiales en el sexenio anterior fueron los vendedores de publicidad y los contadores de la empresa periodística. No se necesitaron enviados especiales para tramitar las pólizas de pago, por supuesto con un contenido confidencial.

Por eso creo en la prensa local, en la valiosa aportación que los periodistas locales le pueden entregar a Chihuahua para el desarrollo de una sociedad bien formada e informada. En la formación de escenarios positivos y constructivos para el crecimiento de nuestra población, en igualdad de oportunidades, de confianzas y credibilidades.

Creo en la prensa local, en toda aquella cuyo objetivo final es entregar a los ciudadanos la verdad que tanta falta les hace.

[email protected]