El sistema de salud colapsa

* Corral obnibulado con maxijuicios

* Otra vez el “que se maten solos”

* Javier Garfio, preso político

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 Hace unos días denuncié los problemas del profesor Alfonso Guaderrama, para ser atendido por un especialista del corazón en Pensiones Civiles del Estado. Le han pospuesto la cita cuatro veces alargando la consulta en casi medio año. Los problemas de la señora Norma  Esther Reyes Elorriaga son diferentes, pero igualmente de angustia y desesperación.

Ella es una mujer pensionada con un hijo que sufre esquizofrenia, motivo por el cual acude con frecuencia a Pensiones. Como toda madre atiende a si hijo de la mejor manera que le resulta posible, pero en los últimos meses solo ha recibido vales en la farmacia de Pensiones, para ser surtidos en la Botica Central.

La señora paga taxi para ir a la consulta y recibir el medicamente, pero ahora que la envían a otra farmacia debe pagar el doble por el carro de alquiler. Y hasta ahí  estaba resignada, se trata de su hijo, sólo que últimamente ni en la Botica Central le surten el medicamento, enviándola de regrese a Pensiones para reiniciar el peregrinar.

Así como la señora Reyes y el maestro Guadarrama, que tienen el valor civil de hacer la denuncia de su caso con su nombre y apellido, hay miles de derechohabientes de Pensiones que ven la manera en que la institución degrada su servicio de salud, sin que las autoridades, Tito Herrera principalmente, se den por enterados.

No se trata de poner en mal a nadie, es gente de carne y hueso la que sufre por las decisiones desacertadas o ineficiencia de quienes gobiernan en la institución. Escúchenlos y resuelvan, si quieren háganlo hasta para que la gente apruebe los gobiernos del PAN, pero háganlo.

Pensiones no es la única institución médica del gobierno estatal que colapsa. El personal médico del Hospital Central, perteneciente a la Secretaría de Salud, tiene dificultades incluso para conseguir materiales de curación. Muchas veces sufren hasta para tener jeringas, dicho por las mismas enfermeras.

En cuanto a ineficiencia el Central es regla, en Jiménez el Ichisal perdió el crédito en la farmacia “San José”, por que dejaron de pagarles desde que llegó el nuevo gobierno. Si piensan que había tranza y por eso no pagan que se arreglen con el proveedor, pero no dejen se surtir los medicamentos a la gente.

Su insensibilidad indigna, los nuevos empoderados –ya no tan nuevos- actúan como si se tratase de un producto superfluo del que la gente puede prescindir. Por Dios, es la salud de los chihuahuenses más necesitados. Ocúpense, también para eso son gobierno.

Sin embargo es poco probable que se concentren en los verdaderos problemas de la gente, Javier Corral sigue obnibulado con los maxijucios de la corrupción, como si en ello le fuese el destino de su carrera política o dependiera el éxito de su administración.

Si, pero no. Se ha dicho mil veces en este espacio y seguirán diciéndose otras mil, de ser necesario, que hace muy bien con llevar ante la justicia a quienes en el pasado desfalcaron a Chihuahua, empezando por el exgobernador César Duarte y cualquier otro pillo que lo acompañó en el saqueo.

Esta muy bien, sólo que ahí no empieza ni termina la tarea de gobierno, es sólo una parte del trabajo en la enorme tarea que adquieren al recibir el voto. Ahí están los botones de muestra en el sistema de salud, otro gran reto es la inseguridad cada vez más amenazante y osada.

Ahora el escandalo está centrado en Cuauhtémoc y la región, donde las balaceras diarias forzaron un virtual toque de queda en la ciudad, nadie sale de noche, son comunidades fantasmas que viven atemorizadas ¿Alguna palabra de aliento para ellos? Ninguna, para el capitán del Nuevo Amanecer es como si no existieran.

Cuauhtémoc es la emergencia, pero el problema está en toda la entidad. Hace años que no hablan de extorsionadores en Juárez y el fin de semana pasado los comerciantes de un mercado atraparon a tres que pedían cuota.

Ese fenómeno causó tantos estragos en la ciudad, que todavía hoy no acaba de recuperarse. Y parece una maldición, cuando los juarenses toman nuevamente el ritmo de crecimiento, otra vez los grupos criminales emergen para detenerlos.

La extorsión en Chihuahua era un tema del que no querían hablar los comerciantes organizados, pero cada vez reciben mayor presión de sus afiliados, pues el nefasto delito sigue presente, así traten de ocultarlo.

Lo anterior sucede por que las bandillas criminales sienten libertad de actuar, sabiendo que no habrá respuesta gubernamental. Es la impunidad que los estimula y alienta en su acción delictiva. Saben que no los detendrán.

De la misma manera en que los sicarios del mal extorsionan a comerciantes, ingresan a la casa de un particular y frente a su familia asesinan al padre, ejecutan en concurridos cruceros y restaurantes. No hay necesidad de recuperar otra vez la enorme y atroz lista de muertos.

Frente a esa realidad que pasma, el gobernador Corral sale con la excusa que antes condenó, justificando toda muerte en la clásica de que se trata de personas que forman parte de los grupos criminales.

Así empezaron en la guerra de Calderón contra el narcotráfico, diciendo que se mataban entre ellos, hasta que la violencia escaló a grados en donde la vida de cualquier persona valía literalmente dos mil pesos ¿Quieren regresar a esos años negros?

Con su displicente explicación libra de responsabilidad al Fiscal Peniche, quién retoma la cantaleta como si de esa manera quedara todo resuelto. Se matan entre ellos, cual problema. Vayan a vivir una noche de balazos en Cuauhtémoc y sientan el miedo de las personas al saber que en cualquier momento pueden irrumpir en su casa.

Y la cereza del negro pastel, el asalto a una joyería en el centro comercial que, se supone, es el más seguro de la ciudad. Pánico, temor generalizado de los presentes al momento del atraco, pues además estuvo acompañado de disparos. Hasta con esas, bandas especializadas de asaltantes obrando a sus anchas en la ciudad.

Otro agravante que no reconoce el gobierno de Corral. Utiliza la campaña contra la corrupción con fines de promoción personal y agenda política, llevando las investigaciones en acomodo a los tiempos electorales.

Que lo hizo también el PRI, si, César Duarte en su feroz persecución contra Marco Adán Quezada, pero no por que sus adversarios lo hiciesen antes, quiere decir que es políticamente correcto, por no decir moral. Lo anterior demuestra que para el PAN la moral es lo mismo que para el PRI, un árbol que da moras.

El ejemplo más claro de esa persecución es Javier Garfio. Lo mantienen detenido contra toda legalidad sólo por ser el duartista de más alto rango y ante la imposibilidad de llevar a César Duarte ante los tribunales, engordan su caldo con el exedil. No es correcto.