Morbosa sentencia de Sepúlveda

* Villegas desparramando basura

* Atropello de la Jueza Hernández

* Abandonada la Policía de Juárez

0
1

Al mundillo de la litis y la chicana le causa morbo la sentencia que dicte Gabriel Sepúlveda, mayor representante del duartismo en el Supremo Tribunal de Justicia, con relación a la siete empresas constructoras que demandaron al Estado por impago de 350 millones de pesos.

El morbo es porque los demandantes son constructores desplazados de las obras de la Ciudad Judicial. Entraron desde que empezaron los trabajos pero en cuanto Everardo Medina tomó el control, los hizo a un lado al punto de que varios cayeron en quiebra.

Los asuntos están en la sala de Sepúlveda, si falla contra los constructores estaría apoyando al gobierno de Corral, que lo retiró por las malas de la presidencia del STJE, pues lo estaría liberando del pago; si resuelve contra el gobierno, es decir sentenciarlo a pagar, estaría dando la razón a los empresarios afectados por los excesos y corruptelas de Everardo Medina al que consideran socio de César Duarte.

Gabriel Sepúlveda no tiene los alcances para una sentencia salomónica que deje satisfechas a las  dos partes, tampoco hay antecedentes de que resuelva en acatamiento a las leyes, de las que tiene limitado conocimiento, según sus detractores ¿Cómo resolverá? Es lo que provoca el morbo entre los tinterillos, quienes extrañamente no han visto otra opción, el infalible diez por ciento, que también Sepúlveda conoce bien.

Deberían resolver en apego a derecho, está claro que no todos los proveedores o contratistas de gobierno eran parte de la corrupción. Se sabe que las siete empresas demandantes fueron víctimas de la voracidad de Everardo Medina, quién según diversas fuentes exigía su respectiva mochada para que Hacienda liberarse sus estimaciones.

En todo caso, si el Nuevo Amanecer busca gato encerrado, que oriente sus investigaciones hacia Medina. Los rumores de que infló precios y además entregó el trabajo de pésima calidad, están muy extendidos entre los empresarios de la construcción.

Los más atrevidos aseguran que el edificio está mal desde sus cimientos y la estructuras, motivo por el cual Miguel Salcido se negó a recibirlo, sabiendo que en represalia caería sobre él la ira del entonces gobernador, como efectivamente cayó obligándolo a jubilarse prematuramente.

Esa demanda, que supuestamente está por ser dictaminada, podría destapar un pesado baúl de corrupción, en cuyo fondo encontrarían a Everardo Medina y a muchos otros amigos de César Duarte.

Las leyendas urbanas hablan de moches que harían pasar a Gustavo Madero como simple aprendiz, lo cual es mucho decir, entreverados con obras de tercera pero cobradas a precio de lujo.

Puestas las coordenadas de GPS en la Ciudad Judicial, otro comentario antes de que su edificio colapse. Desesperado el revire de Gerardo Villegas, a través de su abogado, en la audiencia de vinculación a proceso por el caso de la fantasma Kepler, celebrada ayer.

Intenta limpiarse mandando la basura –desfalco por 120 millones de pesos- hacia Jaime Herrera, con la fácil de que él –Villegas- sólo recibía ordenes y siendo Herrera el superior inmediato, en consecuencia también es el culpable de todo lo que le imputan.

La estrategia es tardía, tiene casi dos meses detenido y hasta ahora se le ocurre voltear hacia el jefe institucional. Difícil que Peniche, Maclovio Murillo y menos los jueces de consigna compren sus dichos.

Es más que todo un intento de zafarse, dejando en Herrera la responsabilidad de los desfalcos. Dos razones restan credibilidad: la primera es que Jaime Herrera tenía fricciones con Duarte mucho antes de que concluyese gobierno, se habían perdido la confianza por las declaraciones del gobernador a un programa de TV, sobre el caso de Unión Progreso, y segundo, todos en la pasada administración sabían que los operadores del gobernador en la Secretaría de Hacienda eran precisamente Villegas y Tarín.

Recuerden que Villegas ocupó el cargo del malogrado Carlos Hermosillo, en la dirección general de egresos, cuando lo dejó para ir a la diputación, siendo Hermosillo prototipo de los excesos y atracos de la pasada administración.

Pero en fin, el perdido va por todas y en los maxijuicios Villegas es uno de los más comprometidos.

Por último en el tema. Mucha prepotencia de la jueza de control María Guadalupe Hernández, la que conoce el caso de Villegas. A la señora se le ocurrió dejar fuera de la audiencia a los representantes de los medios, sólo por que puede. Cerró la puerta y háganle como quieran, violando el “Privilegio de Asistencia”, que tienen los medios.

Despedaza la transparencia, dejando a los reporteros en la indefensión, pues no saben ante quién elevar la queja; al presidente Julio César Jiménez Castro no le interesan esos “detalles”, la Secretaria General y todo poderosa en el Supremo, Norma Angélica Godínez sólo obedece a Corral, y Paco Molina, el famoso incorruptible que también se maneja como si tuviese línea directa con Dios.

Por eso el Tribunal está como está, son muchos los jefes y además el Pleno partido entre los magistrados oxigenadores de Duarte y los magistrados “novo amanecidos” de Corral. Benditas instituciones, viva la democracia; viva la autonomía.

Un crimen que los policías de Ciudad Juárez trabajen sin Seguro de Vida, imposible pedirles que se apliquen en su arriesgado quehacer, si además sus salarios son deplorables y van con pistola .38 sabiendo que los reciben con AK-47.

Uno de los regidores independientes busca la forma de crear un fideicomiso para el seguro, mismo que implicaría restarles parte de su escuálido salario. Es de sentido común, compromiso con la seguridad y acto de humanidad atenderlos en ese derecho básico para su profesión, sin obligarlos a sacar ni un centavo de su bolsa.

Armando Cabada tiene la obligación de invertir en las garantías y prerrogativas de la policía, se trata del primer frente contra el crimen al que mandan desguarecido y luego se quejan de que no hacen bien su trabajo, de que a todo llegan tarde o que son empleados del mal.

No es que se justifique, pero traerlos en esas condiciones cualquiera sale corriendo en los momentos de peligro o bien arriesga su pellejo por algo que le deje dinero. No sean crueles con la tropa, ténganle consideraciones mínimas.