El coordinador de la precampaña

* Reyes intentando construir la unidad

* Baja el duartismo ¿Sube la Merodio?

* Hilarante puntada de Chuy Velázquez

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Gustavo Madero está convertido en coordinador, a tiempo completo, de la precampaña de Javier Corral a la Presidencia de la República. Ocupa su tiempo en los vaivenes internos del partido tejiendo y destejiendo acuerdos, formula declaraciones políticas en cuanto medio nacional le abre espacios. Su arena es el 2018.

No ven –Madero y Corral- condiciones objetivas para competir, saben que sus posibilidades son equivalentes a cero, pero aceleran el activismo pensando en dos tiempos: en lo inmediato buscan colgarse de los acuerdos generales para la candidatura del PAN, donde quiera que ésta caiga, y a posterior que le sirva cual minúsculo ensayo hacia el 2024, donde tienen puesta su mirada.

Están en su derecho de hacer política de partido, de aspirar a lo más alto del poder en el país, pero en el caso específico de Gustavo su activismo además de inmoral linda en el peculado electora. Está siendo pagado por los chihuahuenses para realizar un trabajo específico en la administración estatal, sin embargo ocupa el tiempo en actividades de partido y promocionando al gobernador.

Distraer viáticos, disponer de vehículos, ocupar empleados de gobierno en tareas de partido es un delito, uno que los voceros del PAN suelen denunciar con enjundia cuando son oposición ¿O el señor coordinador del gabinete pretende simular, en su descargo, que viaja con recursos propios, que no dispone de vehículos de gobierno, que sus colaboradores están fuera de la nómina estatal y que horarios en gobierno son de nueve a tres en semana inglesa? Ajá.

Quizás ni se tome la molestia de pensar en esos detallitos nimios. Que más da, pueden hacer lo que les venga en gana, están perdonados, son las buenas familias.

Ante la inminente convocatoria para elegir al presidente del CDE del PRI y la rebelión cada vez más alzada, Reyes Baeza empezó a operar directamente, intentando construir una planilla de unidad “en la que no falte nadie”.

El domingo pasado se reunió, en la Cebolla Roja, con el grupo de alzados a cuya cabeza están Marco Adán Quezada, Alejandro Domínguez, Heliodoro Araiza, Miguel González, Eloy García Tarín y Teporaca Romero. Todos operadores experimentados.

No han podido hacerlos entrar al redil y no será sencillo que lo hagan, son los “maras salvatruchas” del PRI, han llevado su movimiento de rebeldía demasiado lejos para arriar banderas y asumir una actitud de “si señor, lo que usted mande”.

Pero esa primer reunión es por lo menos interesante, Reyes no había estado con ellos, a lo más trataba de sensibilizarlos por separado citándolos en la ciudad de México, cabildear a través de Memo Márquez o de Mario Tarango, sin que ninguno de los dos lagartones lograse avances significativos en cuanto a pacificarlos.

Quizás llegó también el momento de que el delegado de rudas maneras, sobreviviente milagroso de un atentado en su natal Colima, adopte actitudes menos oscas. Moreno Peña necesita entender que nunca será igual que la insurgencia siga deliberando al interior del PRI, que declarada fuera del partido. Por más que quisieran reducir su influencia, el hueco en Chihuahua sería de regular hacia arriba, si deciden abandonar.

El ambiente está caliente, de la reunión con Reyes en la Cebolla Roja, los rebeldes se dejaron fotografiar en público con Lilia Merodio, en el Sheraton. La senadora pretende capitalizar ese movimiento en su favor, pensando en que a base de gritos y aspavientos conseguirá la presidencia del CDE.

Los duartistas que despedazaron el partido están de salida ¿En su lugar llegará la senadora Merodio a la dirigencia? Nada más eso falta para que el PRI de plano caiga al barranco pantanoso del que jamás volvería a salir. Quienes conocen a Lilia aseguran que es “un César Duarte en femenino”.

Tampoco es para tanto, a diferencia de los “maras” Lilia tiene la rienda muy corta, en cuanto le hable Joel Ayala o Emilio Gamboa, antiguo protector de Duarte, no tendrá más que tragar saliva y recular. Le conocen bien sus mañas.

El PRI está frente a uno de sus momentos importantes, necesita tomar con seriedad el relevo de presidente, llevar a los hechos lo que siempre dice de palabra; la inclusión y el respeto de los liderazgos. Es la mejor fórmula para conseguir un pacto de unidad que por lo menos tenga viabilidad hasta las elecciones del 2018.

Probablemente esa elección sea una de sus últimas oportunidades para seguir conservando viabilidad política. Su credibilidad está por los suelos, la sangría de militantes permanece y el enemigo común sigue creciendo.

Chuy Velázquez, heredero de Mario Almada en la pantalla grande, no tuvo ningún problema cuando le pidieron del PRI que hiciese una asamblea estatal, como parte de los preparativos al gran encuentro nacional que realizará éste partido en agosto próximo.

Desde luego, señor presidente ¿Cuántos delegados efectivos necesito convocar? Cien son más que suficientes, mi líder. Habría respondido Memo Dowell. Si señor, el sábado sin falta.

Y lo hizo, del archivo recupero viejas fotos de reuniones pasadas para demostrar que celebró la asamblea, pero con tan mala suerte que Dowell, quién no conocía ningún inmueble del PRI antes de venir a Chihuahua, presumió la reunión y subió la foto a las redes del partido.

Trágame tierra, se trataba de imágenes tomadas durante la precampaña de César Duarte, cuando todavía existía el viejo auditorio de la CNC en la colonia Dale, el mismo inmueble que hace poco más de un año remodelaron par albergar las oficinas del CDE.

En lugar de amonestarlo o hacer mofa sobre la ocurrencia, el PRI debería colgar una medalla sobre el pecho del buen Chuy. Cualquiera sabe que una asamblea nacional del PRI es sólo para que la militancia levante el dedo sobre lo que acordó la cúpula, en este caso las reglas internas para elegir candidato a la Presidencia de la República.

Previsiblemente necesitan eliminar candados, a efecto de que las cartas en la baraja de Peña no se reduzcan a causa de los estatutos. Con los candados actuales quedan fuera Narro, Meade y Nuño.

Bien por el líder agrario, ninguna necesidad tiene de tomarse la molestia a sabiendas de que la imposición llegará en su momento y todos votarán a mano alzada, aprobando cuanta propuesta pase los cedazos del CEN.