La solidaridad del pueblo Mexicano se hace presente

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CIUDAD DE MÉXICO.- La foto se repitió en varios puntos de la ciudad: hombres, jóvenes y mujeres con sus puños en alto. Es un gesto para pedir silencio, para que la falta de ruido permite escuchar si aun hay vida debajo de tanto destrozo, mientras la cifra total de muertos por el terremoto de 7,1 grados en la escala Richter de ayer crecía a 217.

Gran parte de los ciudadanos no durmieron, temerosos de una fuerte réplica y pendientes de los rescates en la cuarentena de edificios colapsados en Ciudad de México , de las construcciones que resultaron seriamente dañadas, de los varios tramos de carreteras rotos.

Socorristas, más de tres mil militares y cientos de ciudadanos que dejaron todo y salieron a brindar ayuda llevan adelante las tareas para rescatar a todas las personas que se pueda. En las calles, en los restos de edificios que colapsaron, en los refugios para llevar un poco de calma a los miles de afectados por el terremoto de 7,1 grados que golpeó a México .

Además, comienza a llegar el refuerzo internacional. Una delegación de 18 rescatistas de Topos Chile, una agrupación de civiles, que trabaja gratuitamente, nacida en México tras el terremoto de 1985, viaja con dos perros entrenados y material especializado para buscar personas atrapadas debajo de escombros.

Asimismo, el ejército de Israel dijo que enviará una delegación de 70 miembros para apoyar con los esfuerzos de rescate. El equipo será formado por unos 25 ingenieros que ayudarán a revisar y evaluar los daños y determinar si los edificios son seguros. El equipo también incluirá profesionales de búsqueda y rescate, así como un equipo para apoyo médico y logístico.

Carlos Mendoza, de 30 años, ayudó a remover escombros y auxiliar en el rescate de víctimas en uno de los edificios caídos en la colonia Roma. Cubierto de polvo, dijo que llevaba tres horas trabajando y había logrado sacar a dos personas vivas del derrumbe. «Al ver esto, venimos a ayudar. Está fea, muy fea… Es muy triste, alarmante».

«A mí se me abrió la pared de mi departamento, muchos están destruidos. Aguantó el terremoto del 85 y el de hace unos días», dice Guadalupe García de 68 años, residente y administradora de un edificio cuya pared frontal se vino abajo.

«En medio de toda esta tragedia, es bueno ver que los mexicanos nos levantamos y nos mostramos solidarios», dijo Ángelo Martín, de 34 años, que con saco y camisa cargaba un par de botellas de varios litros de agua. «Es importante ayudar. Eso nos da esperanza».

«No hubo ninguna alerta. La alarma sísmica sonó después de que todo tembló y es irónico porque momentos antes había sonado para el simulacro», comentó una joven de 20 años que acababa de armar su puesto de venta de fruta cuando empezó el temblor.

Los barrios más afectados por el terremoto de 7,1 en la escala de Richter que ayer pasado el mediodía sacudió el país se encuentran sin energía eléctrica, interrumpida por las autoridades para evitar posibles explosiones ya que se reportaban fugas de gas natural, que corre en tuberías subterráneas.

Además, se habilitaron centros y refugios en varias zonas para quienes se han quedado sin un techo o tienen miedo de quedarse en sus casas por tener algún daño.