Rendido el Castillo de la Pureza

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La última resistencia contra López Obrador, el castillo de la pureza representado en los 37 empresarios más ricos del país, cayó el martes. En cuanto lo vieron cruzar el umbral del acho salón, los nuevos confesos hicieron profesión de fe y lo acogieron olvidando todo agravio pasado.

Nada importó que durante años haya ubicado, por su nombre y apellido, a varios del exclusivo club de millonarios entre los integrantes de la mafia del poder, ni que los llamase, en general, minoría rapaz que no quiere dejar de robar y que se siente dueña del pueblo. Los deshonestos, parte de la mafia del poder, que se niegan al cambio de régimen por que quieren seguir haciendo negocios al amparo del poder. Amor y paz, el Consejo Mexicano de Negocios rindió la plaza y tendió alfombra blanca para recibirlo.

Las ofensas de López Obrador contra quienes osan desafiar su camino al poder son legendarias, importantes periodistas han escrito columnas completas sólo recitando el catálogo de insultos. Entre todas, dedicó las más audaces a los empresarios acaudalados del país, los verdaderos dueños del pueblo, los mismos que el martes aplaudieron su proyecto de nación sin que haya modificado ni una coma.

Aislada la plaza no hubo resistencia e ingresó triunfante en medio de loas, como nuevo tlatoani: “Si usted es electo Presidente de la República, lo vamos a respetar y lo vamos a apoyar, porque todos los aquí reunidos queremos que le vaya bien a México. Usted quiere cambiar a México, si llega a ser presidente, queremos ayudarlo a cambiarlo con una visión de país compartida. Comencemos a construir un puente que cierre la distancia que hoy nos separa», dijo Alejandro Ramírez en representación de los acaudalados. Besos y abrazos, esperen la invitación a la toma de protesta… en el zócalo no en San Lázaro.

Le dieron trato de presidente electo y así lo ven, han perdido toda esperanza de que Anaya consiga remontar y quedaron alejados de Meade y Peña desde el primer debate. Ellos mismos cerraron opciones.

Lo más revelador tras ese discurso, donde los tímidos reproches fueron apenas obligados, es que asoma un temor irracional de los hombres más poderosos del país hacia el que juzgan futuro presidente. Mejor llevárnosla bien que hacerle frente, no sea que mañana nos expropie, concluyeron cuidando el bolsillo.

También ellos entendieron, tarde pero entendieron, el pacto entre López Obrador y Peña Nieto para inhabilitar a Ricardo Anaya. Ese pacto ruin es el mejor ejemplo de que en política no hay enemigos eternos ni alianzas permanentes, sólo prevalecen los intereses del momento.

Entrados en la recta final de las campañas, denunciar ese pacto se ha convertido en prioridad de Ricardo Anaya y sus voceros, entre ellos Javier Corral, uno de los más activos durante la semana pasada. Quieren convertir la verdad incómoda en votos, conscientes  de que Peña Nieto reduce a cenizas todo lo que toca.

En la columna del miércoles seis de junio decía que “están convencidos –en el Frente- de una verdad nefasta y al ver que tienen razón entran en pánico. Pasan los días y más claro queda el acuerdo, pacto de impunidad, entre Peña Nieto y López Obrador. En sus cálculos Anaya debería estar en el acuerdo, no el odiado común…  Ayer –martes cinco- Javier Corral twitteo: “Quienes descalifican la acusación de que López Obrador ya pactó con Enrique Peña Nieto, se preguntan cuál sería la contraprestación del presidente. El cerco mediático a Ricardo Anaya y el golpeteo permanente de las dos televisoras es parte del acuerdo. El tema de la Ibero el mejor ejemplo”.

La denuncia del pacto formaba parte de su discurso central desde los primeros días de la semana pasada, acelerando el activismo entre viernes y sábado, tras la filtración del video donde aparece Juan Barrientos, hermano de Manuel Barrientos, el empresario ligado a Ricardo Anaya en la sospechosa operación inmobiliaria que hizo colapsar el proyecto del queretano.

En ese video la persona identificada como Juan, habla con una supuesta empresaria argentina, a la que ofrece garantías de negocios, ya en plena campaña, si gana Ricardo Anaya, y describe como han trabajado juntos anteriormente con el candidato presidencial, que se acercó a ellos “por dinero”.

La filtración tensó la política nacional y los voceros de Anaya respondieron catalizando la denuncia del pacto maldito. El más concentrado en la denuncia es Javier Corral, no ha dejado de twittear: “Carajo ¡Ya era hora! De llamarle a las cosas por su nombre. EPN es responsable del régimen más corrupto y corruptor de los últimos cincuenta años, no puede ni debe quedar impune. Como tampoco debe llegar López Obrador que ya pactó, convertido en lo que tanto criticó: un ambicioso vulgar”, elevando el tono el viernes.

El oportunismo de Corral es admirable, sale a cuento con tal de fortalecer su condición de nuevo gran opositor al régimen, sin involucrarse más de lo justo con su cuestionado candidato. No desmiente las acusaciones de corrupción contra Anaya, ataca por igual a Peña y a López Obrador.

Desde muy temprano en el quinquenio del PAN advertí que Javier Corral prepara el camino y construye su propio escenario de líder opositor al régimen. Pretende ocupar el lugar que dejará López Obrador el dos de junio y al que abdicó semanas atrás, por sentirse presidente.

La estrategia de Javier es similar a la seguida en Chihuahua, llevándola del “vulgar ladrón” que merece la cárcel, como construyó su campaña del 2016, al “ambicioso vulgar” que pactó con el corrupto que “no puede ni debe quedar impune”. Ahí está la esencia de su nueva misión: de Duarte hacia Peña; de Peña hacia López Obrador; de López Obrador a los Pinos.

Hay una diferencia, desde un principio carga contra el probable presidente. No ha podido contra César Duarte, quién sigue feliz de la vida disfrutando los millones mal habidos, ¿Cómo podría contra Peña Nieto, si en el mismo paquete de corruptos puso a López Obrador? Imposible, los juntó haciéndolos sus enemigos. Tampoco está preocupado, más que justicia busca los reflectores nacionales que fortalezcan su liderazgo nacional.

La campaña está donde la quería tener Corral; radicalizada en el pacto ruin, el gobierno federal contra Anaya y la revaloración de meter en la cárcel a Peña, ejes del cerco declarativo pretendiendo rescatar a su candidato que marcha en picada.

Certera y pertinente la estratégica respuesta, en todo tienen razón: El gobierno de Peña es uno de los más corruptos de las últimas décadas, “sólo un ciego no ve el pacto Peña-AMLO”, como dijo Jesús Ortega, y la gente quiere ver a un poderoso en prisión, a cualquier precio. Está harta de la impunidad.

Hay un pero que les resta credibilidad, para convertir esas verdades en votos, el objetivo, su problema es el desprestigio del candidato  defendido. La otra verdad es que Ricardo Anaya es conocido por su proclividad al dinero de la corrupción, sus antecedentes y el intríngulis de la ruta seguida por el dinero de las bodegas no admite discusión; Anaya es corrupto. Y reforzado con la reciente filtración despeja toda duda. Es absurdo combatir la corrupción defendiendo a un corrupto, sólo por ser miembro de su partido.

¿Hacia donde podrán voltear los electores con éstos políticos rapaces que, cínicos y desvergonzados, se acusan unos a otros? No hay alternativa, en el último tramo de la campaña surge la inmundicia de sus actores. Es la desgracia del pueblo mexicano, sólo puede elegir entre el corrupto o el más corrupto; el deshonesto o el más deshonesto.

¿Y dónde quedó el populista al que se rindieron los millonarios? De los mismos, nadie rodeado de criminales, estafadores y ligueros apretando fajos de dinero puede afirmar que cruza el pantano sin mancharse las plumas.

Quisiera ser menos negativo y no puedo. Alguien que me despierte, por favor, y diga que la cuarta republica de la regeneración amorosa es un dulce amanecer donde toda corrupción e ineficiencia quedó atrás.

Que weba, no puedo ser como esos millonarios del castillo de la pureza, abrazando al que los insultó por décadas, sin que se haya retractado, tampoco soporto el cinismo de los corruptos.

Quedan pocos días para que sigan batiéndose y faltan menos para el mundial, en algo debe distraerse uno con tanto gañán hablando en nombre de la decencia. Para mostrar mi optimismo va el pronóstico del domingo que viene: México cuatro Alemania cero.