CDJ, la vergüenza es para siempre

* El top cinco del batidero acuático

* Everardo Medina a punto de infarto

* Abrieron los Centros de Salud ¿…Y?

0
1

Se los dije, por algo no quise recibir el edificio, debió musitar para sí Miguel Salcido, al conocer los desperfectos en el complejo de edificios identificados en la pasada administración como “Centro De Justicia”, para dar relevancia a las iniciales CDJ.

¿Las recuerdan? Antes eran motivo de disputa entre los secretarios del gabinete estatal para ver quién las ponía más grandes y vistosas, lo mismo que el “Chihuahua Vive”. El orgullo duró unos cuantos años pero la vergüenza es para siempre, si es que tienen, de lo cual existen serias dudas.

Fallas graves en el sistema hidráulico reventó una tubería de dos pulgadas de alta presión y causó daños severos en el Auditorio, al punto de quedar inservible, inutilizó la Actuaria y trastornó la energía eléctrica en el ala sur. Ayer los elevadores en ese sector no funcionaron.

De no ser tan grave, el percance movería a risa. Desde que empezó la construcción hubo expresiones de que lo peor del duartismo, incluido el ex gobernador, veía en el enorme proyecto una oportunidad inmejorable para el negocio fácil. Y lo aprovecharon sin pausa ni recato, según leyendas urbanas.

Hoy las quejas sobre deficiencias son muchas; han caído ventanales, el sistema de energía eléctrica falla con frecuencia, los pisos son de tercera, la de ayer es la segunda fuga importante de agua. Hay incluso quienes afirman que los cimientos no son los adecuados para una construcción de ese tamaño, asentada sobre el inestable lecho de un río.

Los desperfectos en cadena dan razón a los peritos que observaron, desde un principio, las deficiencias y denunciaron lo que a su juicio era un atraco a los contribuyentes de Chihuahua, alimentando la idea de que el CDJ –Centro De Justicia- era un gigantesco monumento a la corrupción.

El “vulgar ladrón” y su pandilla, como identifica Javier Corral al ex gobernador en fuga y a varios de sus colaboradores, hicieron su tiradero para llenarse los bolsillos, subrayado el hecho cuantas veces quieran en el nuevo amanecer y además dándolo por bueno sin que ninguno haya sido juzgado por esa causa. Como se ha dicho, es la voz popular.

Va, entonces, otra vez: El “vulgar ladrón” y su pandilla, como identifica Javier Corral al gobernador en fuga, hicieron su tiradero para llenarse los bolsillos, pero hay responsables actuales de lo sucedido ayer.

El mantenimiento del inmueble ya no corresponde a los duartistos, ahora es responsabilidad del Consejo de la Judicatura y por tanto de Luz Estela Castro, quién se conduce como absoluta, exigiendo cuentas a magistrados, jueces y demás personal.

Sabían de las deficiencias ¿Porqué no estar pendientes de atenderlas, en especial las áreas más criticas o expuestas a fallas, de modo que no sigan causando más desastres?.

En la parte del mantenimiento también debe quedar abierta una investigación, pues se dice que hace poco hubo cambio de jefe en el área. Ahí están las consecuencias de tomar a la ligera su responsabilidad o descargar en automático las culpas hacia el pasado, desentendiéndose de sus obligaciones.

Probablemente presenten denuncias judiciales o ya estén en curso, alguien debe pagar por ese desperfecto que seguramente costará millones en reparaciones. Está bien, vayan sobre los responsables de las deficiencias, pero a la vez tienen la obligación de proteger el inmueble, estar pendiente de su mantenimiento y solventar –en la medida de lo posible- las fallas.

Por Dios, ¡Ya está ahí, ahora cuídenlo! Así como disponen de los vastos recursos y manejan a su interés a jueces y magistrados, ocúpense también del edificio ¿O es que la responsabilidad es sólo cuando se trata de usar el poder y de las tareas glamurosas?

La Ciudad Judicial sigue siendo un manojo de problemas, además de las deficiencias en su construcción arrastra una demanda legal de las empresas que representa Jorge Valles, cinco en total que reclaman adeudos por 350 millones de pesos.

Los abogados en esa cobranza son dos exprocuradores de la República, Arturo Chávez Chávez y Antonio Lozano Gracia, ambos del PAN. Se dice que en ese litigio tomó parte César “exbueno” Jáuregui, antes de ser nombrado secretario general de gobierno ¿Cobrará la parte de su comisión, una vez resuelto el problema?. Bueno el negocito.

Por donde la vean, esa herencia maldita es una pesadilla, por lo mismo hay que ponerle nombre y apellido al “top cinco” de los responsables: El as de oros en primer lugar; Everardo Medina, primo del “ex”, en segundo; el difunto Carlos Hermosillo, quién presumiblemente pasaba la maleta para recaudar el respectivo 20 por ciento, recuerde que no se conformaban con el diezmo; Gabriel Sepúlveda, quien lo recibió y supuestamente habría hecho negocio, y Lalo Esperón, desde la Secretaría de Obra Pública necesariamente avaló con su firma el despilfarro.

Sólo como información anecdótica. Antes de la inundación preparaban una ceremonia con el fin de honrar a Rafael Lozoya Varela, uno de los viejos y destacados magistrados, poniéndole su nombre al auditorio.

Antes no se reventó la manguera durante la ceremonia, imagine a Lucha, Jimenez Castro, el resto de los consejeros y magistrados escurriendo agua mientras intentaban ponerse a salvo, y el maestro de ceremonias los conminaba guardar compostura, explicándoles –desesperado- que se trata de un hecho aislado, pues no estamos en tiempos de lluvia. Más seriedad, por favor.

César Jáuregui confirmó que los 18 centros de salud en la región serrana tienen abiertas sus puertas. Seguro, pero están cerrados a la consulta y atención médica, pues los pasantes y muchos doctores siguen negados a prestar el servicio en condiciones tan inseguras.

Que ganan con abrirlos si no hay ni siquiera enfermeras que hagan curaciones. Los tarahumaras como quiera están muy hechos a las yerbas y remedios naturistas, ellos mismos curan sus males o bien deciden no enfermarse, para qué hacerlo si les falta medicina. Por lo mismo nunca tienen frío, no lo necesitan si tampoco tienen chamarra.

Pero los chabochis están urgidos de la atención, ellos si extrañan la medicina occidental. La Secretaría de Salud debería hacer un esfuerzo por atenderlos y si faltan médicos que Ernesto Ávila ponga el ejemplo, es médico militar por que temería a los sicarios del mal. Un buen líder sabe que si la palabra mueve, el ejemplo arrastra.