*Maxi-juicios Versión 2.0

* Cabada falto de ideas

* Ensilla Maru al Caballo

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Admira la tozudez de Javier Corral, su persistencia y determinación por terminar lo empezado, estirando hasta el límite los recursos humanos y materiales del estado. Orondo, la coneja se pasea por las calles de Chihuahua y Duarte cuando no disfruta del clima caribeño de Miami recibe atención médica en Houston, no pudo contra ellos teniendo el Poder Judicial a su disposición pero se declara listo para ir contra Enrique Peña Nieto, redefinido como objetivo estelar en su campaña justiciera.
Es el gobernador vertical incapaz de soportar la corrupción… en los enemigos, litigante sin espacio al acuerdo, cruzado severísimo contra los cínicos y corruptos que saquearon al país, causa y reto legal a la Suprema Corte de Justicia que los protege ¿Quién mejor que Corral para Fiscal General de la Cuarta Transformación? López obrador desaprovecha sus talentos y su fervor justiciero.
Lo propongo para el cargo y pido, humildemente, al gran Tlatoani se digne ordenar una encuestas extraordinaria que permita encumbrarlo: habló el pueblo sabio, Corral será Fiscal. Que orgullo sería para Chihuahua, desde Oscar Flores no tenemos una representación federal de tal prestancia.
Si, es oficial, el señor gobernador confirmó ayer lo que muchos sospechamos: la segunda parte del gobierno será ocupada en seguir a Peña Nieto hasta ponerlo en prisión, derrotando a la mafia de Atlacomulco que arropa el ministro Medina Mora.
De ser necesario exhibir la complicidad de jueces, magistrados y ministros hay que exhibirla, son los maxi-juicios versión 2.0, remasterizados, tirando a lo más alto entre los vulgares ladrones, llevada la justicia hasta sus últimas consecuencias, dejarla en las penúltimas.
Por la Patria saqueada, por los infelices sin esperanza que solo ven como engordan los gobernantes corruptos, por el amanecer de la Cuarta Transformación y la transformación de cuarta en el despertar del nuevo amanecer. Por México y su gente. Va por ti, aldeano irredento.
Todo estaría muy bien, sino fuese aspiración idealista, los deseos de un soñador y Chihuahua estuviese a salvo de las consecuencias llegadas con la desidia y la desatención de sus deberes, de problemas multiplicados y gobierno ausente. Sólo me queda desearle éxito, está decidido, que le vaya bien.
Armando Cabada es un político precario, más que ideas las suyas son ocurrencias y en algunos casos alcanzan categoría de sandeces. Desesperado por hacerse notar fuera de Juárez, se para frente a los diputados federales y presenta su proyecto de ingresos, como si de algo sirviera hace el recorrido con su carpetita bajo el sobaco y pide que hagan las gestiones financieras por él.
Está bien, representa a la hermana república de Juárez, pero tenga un mínimo de sentido común y habilidad política para hacer campaña, muestre personalidad. En cuanto dejó la oficina de los diputados morenos, éstos se volvieron muertos de risa preguntando y tu nieve de vainilla o chocolate.
Cabada quiere congraciarse con López Obrador, ser candidato de Morena a la gubernatura y está en su derecho, pero el camino hacia la reconciliación con el gran Tlatoani es largo y ni operadores avezados como Víctor Valencia podrán acortarlo. Dejó pasar la oportunidad de aliarse en las pasadas elecciones, en las que siguen la tarifa del partido creció exponencialmente y la rechifla de aquel sábado, cuando vino López Obrador a Chihuahua, describe un escenario adverso para el independiente.
Otro que se encuerda sólo es Alfredo Lozoya, motejado el Caballo. Alguien, soñador y entusiasta, lo convenció de que puede ser gobernador y se la pasa viajando entre México y Chihuahua con tal de fortalecer su proyecto. La posibilidades del Lozoya son equivalentes a cero, pero se contenta relinchando fuera de su potrero.
Sin embargo encontró en Chihuahua quién le haga testera y es nada menos que la panista mejor posicionada. Maru Campos necesita elevar la mira de sus adversarios, ensillando al caballo no hace sino darle vuelo para que trote desinhibido en la capital. Ubíquese, alcaldesa, ese penco no saltaría las trancas ni poniéndole un banquito.