*¿Hemos perdido a Javier?

* Redefiniendo prioridades

* El Hollywood de Yalitza

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Hace tiempo un amigo, discreto observador de la política doméstica, preveía que Javier Corral dejaría inconcluso el mandato de cinco años, no por presiones sociales ni convulsiones políticas, basaba su atrevida conclusión en que entregaría el gobierno para involucrarse en el proyecto presidencial y en que, a su ver, no sabe terminar los trabajos. Empieza con enjundia pero al rato pierde interés y abandona.

Entonces me pareció una observación apresurada y de cierto modo locuaz, carente de lógica política y sentido práctico ¿Para qué alguien dejaría el poder que representa un gobierno estatal si puede tomarlo de su plataforma de campaña?.

Hoy empiezo a pensar que aquella especulación tiene pertinencia, Javier Corral está cada vez más involucrado en su precampaña por la presidencia que en los asuntos de Chihuahua ¿Lo hemos perdido? Responda usted, mientras Chihuahua sigue sufriendo mil carencias y la inseguridad crece, el señor gobernador activa la versión II del Grupo Chihuahua, intentando ponerse a la cabeza de la oposición al nuevo régimen.

En la redefinición de prioridades a mitad del camino olvidó, incluso, la campaña justiciera contra la corrupción duartista, los maxijuicios, único interés en los primeros dos años de su administración. En cuanto se percató que los tiempos no le dan para encarcelar a Duarte, un juicio de extradición tarda entre dos y cinco años, optó por concentrarse en la campaña contra López Obrador.

Su movimiento es inteligente pero a destiempo y con una falla de origen. Inteligente por la rentabilidad política de hacer contrapeso al gran Tlatoani; a destiempo por que se aventura cuando faltando dos años y medio para cerrar su mandato y justo cuando López Obrador está más fuerte. La falla de origen radica en distanciarse de los grupos políticos y de poder en Chihuahua.

A Javier puede irle bien, o mal, en esa aventura, pero Chihuahua sufrirá las consecuencias de sus impulsos presidencialistas. No hay forma de que consiga conciliar sus proyecto presidencial con los intereses de la comunidad, mientras más activo se muestre en su papel de campeón opositor, más castigo recibirá el estado del gobierno Federal.

Enrique Alfaro entiende muy bien dualidad irreconciliable, porque se desmarcó del grupo opositor en el que se ha recargado Javier Corral. Su mensaje fue muy claro, puede válidamente ser interpretado de la siguiente manera:  A mi no me involucren en sus asuntos, dijo a los opositores, yo estoy ocupado al cien en gobernar Jalisco y lo haré coordinado con el presidente López Obrador.

Es la respuesta obvia de un gobernante que mira primero por su entidad y después por su ambiciones políticas. Sabe que no es buen negocio pelearse con doña Federación y que transitar cual candil de la calle y oscuridad de su casa suele cobrar altas facturas. Esa parte no la entiende nuestro gobernador o como he dicho en otras entregas, si la entiende peor tantito, demuestra que la entidad le importa tres cacahuates.

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Juré por mis muertos más frescos que si Yalitza Aparicio ganaba el Oscar, no vería los premios en los próximos cinco años. Apuesta osada pero sin mayor trascendencia si pensamos en que son sólo una vez al año. Que más da.

No deseo, desde luego, mal a la nobel actriz ni me mueven tabús de raza, la respeto y en cierta forma admiro su valentía, no es fácil transitar por los reflectores de la frivolidad sin estar preparada y ella lo hace con dignidad. Hasta parece disfrutarla, así la pongan de blanca y acinturada en portadas como la de Hola.

Sucede que me repugnan las costumbres y clichés de hollywood. Es vil tomar a gente como  Yalitza, a la que ven como exótica mexicana, como símbolo de pluralidad y aceptación universal, de la misma manera en que tomaron a los negros en los tempranos ochentas y a los latinos después.

Esa parte del espectáculo me parece inmoral y repugnante, elevan a las personas en un santiamén a la más alto de la popularidad para dejarlas caer como desechos humanos, sólo por enviar un mensaje de incluyentes y buena onda. La academia pretende, de esa manera, borrar su fama de hipócritas clasistas

Veo a Yalitza como un boom publicitario repentino y fugaz, e imagino -ojalá esté equivocado- que sufrirá para mantener su carrera en ascenso y si las personas puestas en situaciones así no sabe lidiar con el fracaso, las caídas suelen ser traumáticas, devastadoras. Sobran ejemplos de actores y deportistas de gran fama momentánea que han destrozado sus vidas.

Por lo mismo me dio gusto que no haya ganado, mientras más las elevan más fuerte es la caída.

En cuanto a Cuaron bien por él, es un director consagrado, dos oscares y el reconocimiento de actores históricos muy pocos. Como a muchos mexicanos, es la opinión que escucho con frecuencia, Roma me pareció una película sosa, plana, sin más contenido visual que la reproducción perfecta de la época en aquellos alocados y convulsos años setentas.

Hubiese sido una locura que ganara el Oscar a la mejor película habiendo tantas de calidad, pero se llevó el titulo de mejor película extranjera y Alfonso Cuaron al de mejor director y y el de fotografía, galardones que lo consolidan como uno de los mejores directores del momento. Es un consagrado, supongo que desborda felicidada, a ver cuando le consigue otro papelito, aunque sea secundaria a Yalitza.

Vista en retrospectiva, lo mejor de los premios estuvo al inicio, cuando las presentadoras anunciaron que, precisamente, no habría un presentador oficial, no entrenaría premios durante comerciales y MÉXICO NO PAGARÍA POR EL MURO.

Pongo en mayúsculas es parte por tratarse de una critica abierta y mordaz contra el dictador que tienen por presidente del Imperio, es populista brabucón que contribuye al esparcimiento del odio racial en todo el mundo.

Para mi esa fue la parte mexicana de los oscares, el reproche oficial de la Academia a la felonía de su impresentable presidente. Por los motivos que hayan sido, lo importante es saber que hay oposición a las políticas avasallantes de un Trump cada vez más desesperado por garantizar la reelección.