*¿A quién sirve Loera?

* Tena y Peniche, tocados por el crimen

* El desplegado de la fractura

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Un hecho de sangre desbordó las más variadas pasiones políticas entre los representantes de la CT en Chihuahua, abriendo una pregunta impertinente que jamás imaginé plantearla: ¿A quién sirve el delegado Juan Carlos Loera, al presidente López Obrador o al gobernador Corral?

En cualquier otro contexto sería de obvia respuesta y hasta considerada de mala fe, en el presente tenemos que tomarla por obligada, oportuna y pertinente. Usualmente los hombres de la política juegan al gatopardismo, intentando quedar bien con todos, pero hay momentos en que las definiciones son obligadas y entonces no tienen más que tomar partido, pues a los tibios les va peor.

El presente es uno de esos momentos en la vida doméstica del nuevo régimen. Loera no lo entendió, de haberlo leído correctamente hubiese puesto a un lado sus diferencias con Carlos Tena y encabezado la oposición de Morena contra el gobernador que juró ser primer opositor al presidente.

Bertha Luján, una de las chihuahuenses más cercanas al presidente, firmó junto al senador Pérez Cuéllar, los diputados federales de Morena por Chihuahua, algunos diputados locales, regidores y síndicos, un desplegado exigiendo atención inmediata de Corral a la crisis de violencia que terminó por asesinar a Peñaflores. Y el representante del gran Tlatoani en Chihuahua? Ausente.

Trágame tierra, lo sorprendieron batido en sus minúsculas rencillas personales contra el presidente municipal, desatento a los cambios de humor presidencial con relación al gobernador “opositor”, al creador del estribillo “Yosiquierocontrapesos”, al que en conferencia matutina llamó “ternurita” y “conservador disfrazado de liberal”, las dos ofensas mayores en la CT.

Loera se ha puesto en la tablita y no lo digo yo, ayer la “RedeAMLOChihuahua” hizo circular un tweet ofensivo contra el tibio delegado: “Este hombre que se la pasa ebrio toda la semana se llama Juan Carlos Loera y trabaja con el gobernador Javier Corral. ¡Ha traicionado a López Obrador! Ayer lo dijo el dirigente estatal de Morena”. Hasta aquí el mensajito en redes que cierra con una foto de Juan Carlos.

Mensajes así, destilando hiel, son los que circulan en las redes de la nueva generación de políticos empoderados con Morena, y encima coinciden con la presencia en Chihuahua de Ariadna Montiel, subsecretaria de Bienestar Social y una de las mujeres en las que más confía López Obrador. Vino de avanzada para la visita de mañana en la plaza.

Los registros establecen que Montiel opinó a favor del nombramiento de Loera y fue una de sus protectoras durante la transición, hasta que le perdió la confianza. Imagine el berrinche al conocer de manera directa la tibieza de Loera, que decide retraerse en la crisis de seguridad y niega su firma a un desplegado cuyo fin es dejar en el “opositor” al presidente la responsabilidad política de la violencia.

Ay nanita, los días de Juan Carlos podrían estar contados.

¿En cuanto al asesinato en sí mismo? Pues nada, ahogado en politiquerías y sospechosas detenciones de presuntos culpables. Lo habitual en éstas tiempos, la política tocada, hasta la médula, por el crimen organizado.

Si Peniche y Tena quieren decir verdad, necesitan empezar explicando a los chihuahuenses con que grupo hicieron compromiso, por que obviamente no es el mismo. Lo demás es bla, bla, bla y más bla, bla, bla.