Haz cambios; la segunda carta

* Ismael, último freno de Madero

* La Coneja quiere absolución total

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Todos conocen la historia de las tres cartas, herencia de cada un presidente al sucesor -¿Las recibiría AMLO de Peña? Y de recibirlas las dejó en el cajón del escritorio o las puso en el sanitario, para una emergencia?-. Javier Corral las sigue por nota; en los primeros dos años del gobierno responsabilizó de todos los males a César Duarte, recomendación de la primera misiva, y a la mitad del camino atendió el consejo de la segunda e hizo cambios en el gabinete.

Gustavo Madero y Rocío Reza quedan fuera de ésta dinámica, ellos dejaron el gabinete por movimientos electorales concebidos desde que inició la administración. En cambio los de César Jáuregui y Estefany Olmos, la secretaria querida –no lleva ninguna segunda interpretación, por favor- encajan perfectamente en esa recomendación socarrona atribuida al viejo priismo.

Corral se expresas de Estefany como de pocos funcionarios, siempre ponderando su capacidad y talento. La tenía o tiene en alta estima pero la dejo ir ¿Por qué? En los trascendidos de Palacio aseguran que dejó la Función Pública para ser madre, que de pronto le llegó el instinto materno y sintió que perdía tiempo ¿Usted da por buena la versión? Yo tampoco, teniendo un trabajo de lunes a viernes y de nueve a tres se me hace muy ojón para ser paloma. El hecho es que la señora ya no está y Corral perdió una colaboradora importante.

La renuncia de César Jáuregui no por esperada deja de ser importante. Su salida se manejaba de meses atrás presumiblemente por razones de incompatibilidad con los modos de Corral –nunca se entendieron de bien a bien- y desde que le pusieron de coadjutor a Luis Fernando Mesta todos en Palacio sabían que era cuestión de tiempo para que dejase el cargo.

En menos de un mes perdió Corral otro colaborador valioso e inteligente del que no supo aprovechar sus cualidades, si acaso se involucró en la defensa de las controversias constitucionales, litigando por lo bajo en la Corte, y hasta donde Maclovio Murillo y Jorge Espino le permitieron intervenir en los maxijuicios de la corrupción. Teniendo para más no lo dejó actuar.

Antes dejó ir a Memo Luján, uno de los mayores santones del PAN y respaldo político de Corral durante décadas. Memo renunció en protesta, se ha dicho al interior del PAN, por la forma en que Javier Corral ponderaba a desprestigiados personajes de la izquierda, en detrimento de panistas valiosos.

¿Quién sigue? Se habla de Víctor Quintana, otro incómodo del gabinete al que sus viejos amigos de la izquierda intentan hacer regresar a Morena. De meses atrás da la impresión que Víctor hace lo imposible por que le pidan la oficina, así que apúntelo y haga sus apuestas, de que sale pronto no hay duda, lo que no sabemos es cuando.

Un apunte en cuanto a Luis Fernando Mesta: de él no hay dudas sobre su capacidad jurídica, buenos tratos y condiciones para ejercer el cargo. En su caso las dudas serían de lealtad, quienes lo conocen aseguran que su corazón pertenece a Gustavo Madero, lo que dejaría al ambicioso senador como el otro hombre fuerte del gobierno, rivalizando sólo con Ismael Rodríguez, quién se ha convertido en la voz sensata del quinquenio. Ojalá no se le vaya al gobernador, deja la oficina y esa administración colapsa, es de los pocos que no temen al trabajo y saben tomar decisiones. 

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Son tan ridículas las victorias jurídicas de la Fiscalía -¿O debemos decir del Supremo Tribunal, por aquello de los jueces de consigna?- en el caso de Alejandro Gutiérrez, que trascienden a la opinión pública como derrotas ostentosas.

Por la irrisoria suma de un millón setecientos mil pesos –para La Coneja es un cambiecillo- pedían darle nueve años de prisión y los jueces, con enorme esfuerzo, lograron condenarlo a tres y eso dividiendo votos, mismos que llevará en libertad. Pero la coneja busca absolución total, así que recurrirá a la Justicia Federal, donde las ha ganado todas.

Son consecuencias de la obstinación, como no ha podido detener a Duarte ni a “justiciables” de alto perfil, el gobernador hace hasta lo imposible por mantener la vigencia mediática de su campaña justiciera, retorciendo la ley contra Gutiérrez. Aguas, todos los abusos se revierten, el poder es temporal y recuerden que los verdugos de hoy serán las víctimas de mañana.