Jason Lezak; el relevo dorado

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El mayor reto que el destino puso frente a Michael Phelps en su osada meta de conquistar ocho medallas de oro en Beijing 2008 fue magistralmente sorteado por Jason Lezak.

El veterano nadador californiano dejó los roles secundarios para hacerse del protagonismo del relevo 4X100 estilo libre en el Cubo de Agua. Se sacudió las amargas decepciones de una plata y un bronce en esta prueba en Sídney 2000 y Atenas 2004 con el relevo más veloz en la historia, con el que remontó para vencer a los favoritos franceses. Despejó el escollo para que Phelps siguiera un largo camino en la colecta de sus ocho títulos.

Cuando Phelps diseñó el plan de ir por el asalto del récord de siete oros de Mark Spitz de Múnich 1972, el relevo 4X100 estilo libre era el que más dudas generó. Francia contaba con el poseedor del récord mundial Alain Bernard y con otro de los mejores en la distancia, Frédérick Bousquet. Estados Unidos tenía a Phelps y a un puñado de aguerridos gregarios.

Bernard aseguró días antes que “machacarían” al relevo estadunidense, lo que elevó el orgullo de sus rivales. Lezak había formado parte de los relevos dorados en los 4X100 combinado en Sídney y Atenas, sin embargo la fortuna no lo había acompañado en los relevos estilo libre. Él cerraría con Bernard el último relevo en Beijing.

Los esfuerzos de Phelps, Garrett Weber-Gale y Cullen Jones dejaron a Estados Unidos en la segunda posición a medio segundo de los franceses. Bernard podía hacer buenas sus palabras con el último relevo y así parecía ser hasta que llegaron los últimos 50 metros.

Con más de medio cuerpo de desventaja, el estadunidense de 33 años mostró el colmillo acercándose a la ola que dejaba Bernard con sus poderosas brazadas y con ellas hacía que su esfuerzo no fuera tan exigente, aguardando el momento para atacar en los metros finales.

Lezak jamás había bajado de 47.20 segundos hasta esa ocasión en la que terminó con un crono de 46.06, el relevo más rápido de todos los tiempos. En esa carrera los franceses Bousquet (46.63) y Bernard (46.73) también habían logrado sus mejores registros, siendo los únicos en bajar los 46.80. Al final Estados Unidos terminó con marca de 3:08.24, ocho centésimas por encima de los galos.

El esfuerzo de Lezak fue descomunal, como lo fue el grito de euforia de Phelps cuando en la pantalla apareció Estados Unidos en el primer lugar y Francia segundo. Bernard quedó petrificado sujetado de la orilla cubierto en llanto.

Francia había sido machacada por un veterano cuyo esfuerzo le llevó al cuello su primer oro en los relevos 4X100 estilo libre y lanzó a Phelps para que siguiera su camino hacia la inmortalidad con esas ocho preseas doradas que terminaría por conquistar en la capital china.

El poseído nado de Lezak siempre será recordado por los frutos que cosechó. Un par de días después fue tercero en la prueba individual de 100 metros con una marca de 47.67. Bernard se colgó su primer oro olímpico con un crono de 47.21.