Glen Powell con los pies bien puestos sobre la tierra

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Aunque en Estados Unidos ya conocían a Glen Powell por la serie Scream Queens, la fama voló por los aires cuando acompañó a Tom Cruise y Miles Teller en Top Gun Maverick. Y mientras confirmaron un tercer episodio de la historia, después de haber recaudado más de 200 millones de dólares con la comedia romántica Anyone But You, espera el estreno de Twisters. Pero antes, llega con Cómplices del engaño (Hit Man), justo cuando también lo reconocieron en Texas, imprimiendo su nombre en el Paseo de la Fama de la ciudad que lo vio nacer.

¿A nivel personal notas el crecimiento profesional y la fama de protagonizar tres producciones de cine diferentes en un mismo año?

Ir al cine siempre fue la salida preferida en mi familia. Cuando las luces se apagan, se siente lo mismo hoy, cuando te ves con el de al lado con una mirada de anticipación donde sabes que puede pasar cualquier cosa. Y si hay algo que quise hacer en mi vida, es hacer cine. Yo empecé en este trabajo cuando apenas tenía 10 años y recién ahora después de los 30, parece ser que me va bastante bien.

¿Te das cuenta que Top Gun Maverick fue justamente la película que consiguió que la gente volviera a una sala de cine, después de haberse acostumbrado tanto al streaming durante la pandemia?

Era hora de volver al cine. Top Gun Maverick había que verla en cine. Es una producción que tardó diez años en estrenarse y siempre contó con todos los factores para verla en el cine. Era una experiencia para compartir.

 

Entre tanta fama, cómo logras mantener los pies sobre la tierra?

Tengo un buen sistema de apoyo en casa. Y cualquiera que me conoce, tiene que saber que amo tres cosas: mi familia, mis amigos y el cine. Pero nada mantiene más los pies sobre la tierra que una producción de bajo presupuesto y una agenda apretada como tuvimos con Cómplices del engaño. Y estoy orgulloso de haber podido filmarla en forma independiente para lograr el cine que queríamos hacer, algo original que no figure en ningún género. No entra en ninguna caja, en un lugar como Texas donde se siente que marchas al compas de tu propio tambor, confiando en mis propios instintos.

 

Tal cual como él mismo explica, es muy difícil definir el género de Cómplices… Podríamos decir que es una comedia, pero también es un thriller y hasta una historia romántica donde Glen Powell se luce interpretando un falso asesino a sueldo que en cierta forma también es un actor, transformándose físicamente para aparentar ser otra persona. Y en el lado romántico también nos llega al corazón, porque lo acompaña nada menos que Adria Arjona, la hija de Ricardo Arjona, quien además es la actual pareja de Jason Mamoa.

 

¿Qué nos puedes contar sobre Adria, que interpreta a la mujer fatal en Cómplices?

Ella era bastante importante porque al no seguir ningún género en particular tratamos de buscar la expectativa del romance. Su personaje podía tomar dos caminos, buscando lo esperado, con el camino fácil, hasta que llegó Adria y en los ensayos nos dimos cuenta lo inteligente que es. Ella le agregó todo el misterio a la historia, con tanta humanidad y autenticidad en cada momento que aparece. Y lo mejor es que fue ella quien trajo las buenas ideas.

 

¿Es verdad que escribiste la adaptación del guion además de protagonizarla?

Sí. Había sido justo durante la pandemia cuando apareció un artículo publicado en el Texas Monthly con el titulo “Hit Man por Skip Hollingworth” y enseguida me di cuenta que tenía en frente un personaje perfecto para el cine. Si te fijas en la vida real de Gary Johnson, él era un profesor de psicología que por la noche paseaba por el departamento de policía, tenía equipo de video, era budista. Era un personaje increíble aunque yo tampoco sabía dónde podía llegar a desarrollar la historia. Sólo tenía esta persona fascinante que llamaban el Laurence Olivier asesino a sueldo falso porque en vez de ser el típico asesino a sueldo que trata de matar al marido, la esposa o un socio, él creaba la fantasía de lo que podía ser un falso asesino a sueldo llevándolo a otro nivel, con disfraces y todo tipo de cosas. La idea era fascinante y enseguida llamé a (el director) Richard Linklater para decirle que leyera el artículo. Lo gracioso es que enseguida me dijo “No creo que realmente funcione para el cine”.

 

¿Y cómo es que cambió de idea?

Le insistí diciendo que estábamos en la pandemia, que no teníamos nada más para hacer. Y nos pusimos a trabajar en el tema todos los días, por un tiempo. Pasábamos horas y horas conversando hasta que le dije “¿Por qué tenemos que centrarnos en los verdaderos hechos?” Y a partir de ahí florecieron las mejores ideas.

 

¿Cómo cuáles?

Obviamente hablamos de la vida real de Gary Johnson, pero hay cierto momento en que Gary se sentó con una mujer donde en vez de mandarla a la cárcel como hizo con todos los demás… ella lo había contratado para matar al esposo o al menos conseguir que ella lo matara. Pero él no creyó que ella fuera posible de algo así y la convenció de no hacerlo. Había sido la única vez que hizo algo así. Y esa relación terminó siendo el hilo que aprovechamos, preguntándonos si él siguió como el falso asesino a sueldo, analizando el lado humano de este hombre detrás de una mascara y el cuerpo de otra persona que representa todo el peligro, donde pueda encontrar la versión tridimensional de su vida.

 

¿Tampoco es la primera vez que trabajas con Linklater?

Nos conocemos desde que yo era adolescente y hace diez años me contrató en la primera prueba de audición de Everybody Wants Some, aunque no me llamó por un mes para decírmelo (risas). Y fue muy divertido volver a trabajar juntos esta vez, donde nuestras conversaciones se convirtieron en páginas maravillosas del guion. Tenemos una amistad que va perfecta con el trabajo, sin ningún tipo de esfuerzo. Como director también es mágico, porque no ataca la historia, deja que se revele sola. Y cuando elige un actor también les permite participar del proceso donde él lo da todo. Me encantaría seguir escribiendo incluso con él, hasta que se nos congelen los dedos en el teclado.

 

Con una producción de Netflix que se puede ver en cine o en casa, sin revelar el misterio… hay una escena en particular donde la gente en el cine aplaude…

Cuando escribimos esa escena, con Rick sabíamos que necesitábamos ubicar a Gary en un lugar imposible, como en un buen thriller, escribiendo al personaje en un rincón, tratando de buscarle la salida. Y creo que buscamos diferentes opciones que pudieran funcionar, hasta que encontramos la mejor versión de la parte de la historia que te hace vibrar. Es una escena de reconciliación, donde los dos se acaban de pelear, están volviendo juntos, pero los dos ya tienen una vida diferente. Y la reconciliación es diferente porque en el centro está el lenguaje del amor, sólo como un deseo sumado a las diferentes capas que tienen los personajes que lo hacen más complicados. Pero también permite que el espectador vuelva a enamorarse de la razón por la cual ellos se enamoraron al principio.