Lo que siempre han dicho los habitantes de la sierra, que están indefensos a merced de los grupos criminales en pugna, ayer lo confirmó el jefe de policía Oscar Aparicio, tras la batalla en Uruachi donde participaron alrededor de cien sicarios del mal, dándose a placer durante medio día, sin que policía o Ejército llegaran al teatro de guerra.
Con tal mandar hacia el Gobierno Federal la responsabilidad de la violencia en la entidad, Aparicio reveló que pidieron auxilio a las fuerzas armadas, pero la comandancia se negó alegando que carecía de elementos suficientes, por lo tanto permanecerían en los cuarteles. Otra vez, la culpa es del Ejercito, por no apoyar.
Grave que un jefe de cuerpos civiles exhiba de omiso al Ejército. Se sabe que la descoordinación es común entre las diferentes fuerzas ocupadas en contener a los grupos criminales, pero esas declaraciones quedaban reservadas a nivel de conversaciones privadas, no se habían visto en público, lo que sin duda es muestra de un peligroso nivel irritación entre la Fiscalía General, de donde depende Aparicio, y la comandancia local del Ejército.
Los comentarios del jefe policiaco no fueron producto de un exabrupto o desesperación, también Álvaro Serrano, director general de operativos de la Comisión Estatal de seguridad, confirmó que no pudieron intervenir por falta de elementos en aquella zona y que no pudieron armar una coordinación efectiva con el Ejército.
Esa es la realidad, hoy reconocida por los propios jefes policiacos; la sierra es territorio de carteles, las matanzas se siguen unas a otras y nunca está la policía para intervenir, dejando a los habitantes de la región en la absoluta indefensión ¿O es que la estrategia es, precisamente, dejarlos que se maten solos y el que prevalezca se quede con la plaza? Es pregunta.
Interesante la reunión que provocó Teokali Hidalgo, presidenta del PRI municipal, el sábado pasado. Sentó en la misma mesa a expresidentes municipales y expresidentes del comité, en un ejercicio que resulta por lo menos alentador para un PRI deprimido y sin mayores expectativas de éxito para las elecciones próximas.
Reyes Baeza, el priista de más alto rango en Chihuahua, fue uno de los mas entusiastas, está muy activo en la política doméstica pues sabe que pronto necesitará de operadores pequeños, medianos y grandes para enfrentar la elección por el senado. La quiere por lista, pero si lo mandan a tierra se le hará un nudo en la garganta y no podrá negarse.
También estuvo Omar Bazán, concentrado en revitalizar al partido y lo ha logrado en la medida de lo posible, pues llegar a los comités municipales y ver que carecen hasta para el pago de los servicios básicos no es sencillo. Pero ahí está el buen Omar, intentando despertar una militancia dolida por los excesos del sexenio pasado.
Marco Adán fue otra de las figuras preponderantes en la reunión, le atribuyen la paternidad de Teokali Hidalgo, de modo que su presencia era absolutamente necesaria. Un mensaje de “agrupemos ahora antes de que sea demasiado tarde” es el que dejó el expresidente municipal.
Tiene razón, si los capitanes del priismo no establecen acuerdos macizos hoy, al momento en que distribuyan las candidaturas podría generarse otra desbandada con rumbo a Morena, siempre son más los marginados que los beneficiados con huesos, especialmente ahora que son escasos los que llevan carnita garantizada.
Patricio Martínez el gran ausente, su estrategia para llegar a la presidencia municipal es hacerse el interesante, por lo tanto se hace del rogar. Si en verdad le interesa la candidatura debe cuidar no tirar tanto de la liga, pues eso de que no conteste ni el teléfono cuando lo invitan a reuniones como las del sábado, empieza a incomodar en el PRI.
Patricio es una de las propuesta de Graciela Ortiz para la presidente, piensan que con él recuperan la alcaldía. Puede, es un hombre inteligente que sabe hacer campaña, solo faltaría ver sus negativos, en la política mexicana nadie cruza el pantano de una gubernatura y sale sin manchar su plumaje. Esa sería la debilidad del senador.. o su ventaja, pero para eso se inventaron las encuestas, medirse no estaría mal.
Sólo para dar una idea de los apuros financieros del PRI, el único acuerdo importante para Teokali fue que Reyes, Marco y otros hayan aceptado encabezar un pase general de charola entre “amigos”, a efecto de conseguir una mesada que al menos permita pagar los recibos, la nómina de los empleados infaltables y el café de la presidenta. Así están hoy, tras la abundancia de la corrupción las miserias.
Estimulado por lo peor de Balleza, léase del duartismo, como Joel Sandoval, Karina Velázquez y otros del clan que no pueden salir a las calles sin un catálogo de amparos, Marco Araujo se mueve mal y a destiempo en pos de la Secretaría General del sindicato de Salud.
Debería ser menos impetuoso, pues también tiene sus guardaditos que lo hacen parte del organigrama delincuencial que tiene Javier Corral bajo la almohada. El doctor ocupó la titularidad del Instituto Municipal de Pensiones en la época de Javier Garfio, tiempo en el que hubo señalamientos públicos sobre malos manejos en medicinas, uno de los negocios favoritos del sexenio pasado.
Estas reminiscencias del duartismo lo tomaron por candidato en razón de que fue el médico de cabecera de Bertha Gómez, esposa del hoy gobernador en fuga, y sueñan en quedarse con ese sindicato. Acción desesperada de quienes tuvieron todo y hoy se quedaron con las manos vacías.
A propósito de Garfio, algo sucedió en los últimos días para que sus abogados, que perdieron cuanto amparo presentaron, se hayan desistido de los últimos dos, y enfrentar a la brevedad el juicio oral.
Quizás tengan la esperanza de ganar, deberían ser desconfiados, Garfio está detenido a falta del “As de Oros”, por un exceso de poder del gobernador Corral. Sería un golpe tremendo para el ego del mandatario perder ese juicio y dejarlo en libertad. Ese caso no es legal, sino político.
