*Maestros, acuerdos de saliva

* ¿Alguien ha visto a Cuarón?

* El peso de gobierno sobre Leyva

* La “independiente” subordinada

* Apuros de Pinedo en el Congreso

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Acuerdos de saliva sin más fin que las partes ganen tiempo, firmaron ayer Ever Avitia y Joel Gallegos, tras las manifestaciones que dejaron fuera de aulas a miles de alumnos inscritos en el sistema estatal. Una frágil tregua en lo que regresan de vacaciones.

Los dirigentes de la sección 42 se definen como “no contestatarios”, con todo lo de ayer fue sólo el inicio de un conflicto que volverá más fuerte de vacaciones. La promesa de que el 30 de abril pagarán los salarios pendientes y antes de que termine el mes formarán una comisión para discutir los otros temas no destraba nada.

El sindicato no se engaña con la instalación de una mesa o la enésima promesa de salario, incumplida mil veces, y el gobierno sabe que mientras continúen reteniendo los salarios los maestros volverán a las calles. Nada digno de comentar en cuento al fondo del problema.

Dato aparte, este si, la ausencia de Pablo Cuarón en la mesa donde firmaron la precaria minuta, pues siendo Secretario de Educación se ausenta en los momentos álgidos, dando a entender que perdió interlocución con el magisterio, condición fatal hasta para un funcionario del Nuevo Amanecer.

Recibió a los maestros el primero en la línea estatal de apagafuegos, Joel Gallegos, director de Gobernación. Quizás Cuarón llegó tarde o no pudo asistir a la reunión por que tenía junta ejecutiva en Hágalo. Ser el ferretero del sexenio tiene su precio.

El otro dato interesante es que el sindicato sigue teniendo control de la mayoría de los maestros. En redes hubo entusiasmo desbordado por la manifestación, lo que obviamente envía mensajes hacia el uno de julio.

El paro demostró que muchos maestros están informes con el Nuevo Amanecer, pues desatendieron los esfuerzos oficiales por detenerlo. Primera llamada, si el movimiento tiene motivaciones electorales, lo cual es probable, crecerá con independencia de los acuerdos que firmen. Aguas, es otra posibilidad.

Cuando circuló el oficio de Alejandro de la Rocha, dirigido al juez de distrito que resolvió el amparo a favor de Rodolfo Leyva, firmando el desistimiento –como tercero interesado- de su facultad legal para el recurso de revisión, se daba por resuelto el conflicto en el Instituto de Transparencia.

Muchos dieron por hecho, boquiabiertos, que Javier Corral había bajado las manos, despresurizando el conflicto que paralizaba los trabajos en el Instituto de Transparencia. Inocentes, contra Leyva va toda la fuerza del gobierno; horas después sesionó el Consejo del organismo y con cuatro votos, entre ellos el de Alejandro de la Rocha, autorizó presentar la revisión.

El batidero es doble, pues trascendió también que el mismo 15 de marzo De la Rocha firmo el desistimiento, pero en calidad de presidente del organismo. Es decir aceptó por escrito y ante el juez que se allanaría a la sentencia, renunciando al derecho de promover otro recurso, también en calidad de presidente, no sólo como tercero interesado.

Ahora hay un oficio del presidente del Ichitaip y del tercero interesado, en este caso encarnados en la misma persona, desistiéndose y otro donde el Consejo se inconforma con la sentencia y pide la revisión.

Es un pasó más allá del ridículo ¿Cuál oficio tendrá el juez en cuenta? Abusados señores consejeros, si el juez decide tomar el primero y no reinstalan a Rodolfo Leyva antes del viernes a la media noche, entrarán en desacato y hablamos de cárcel. Esos numeritos dan pena ajena.

Si el juez hace bueno el recurso del Consejo irán a otra etapa de litigio, donde la apuesta de Corral es que Anaya gane la presidencia, esperanzado en que la “interpretación” de la justicia federal sea favorable a sus intereses. Siempre la política, todo se reduce a quién tenga el poder, no a quién asista la razón legal.

Punto aparte el triste y poco convincente papelito el de la consejera Alma Rosa Armendáriz, en la sesión de ayer. Durante los meses, semanas y días que lleva el conflicto ha permanecido en silencio mientras Leyva espeta que los consejeros obedecen a las órdenes de Corral, pero tras la entrevista con César Jáuregui se ofendió con Leyva por los mismos comentarios, pidiendo respeto a su independencia de criterio.

Por favor señora consejera, de pronto resulta que es una “independiente” que voluntariamente sigue los dictados de Palacio, subordinándose por gusto no por obligación. El silencio era menos indigno.

Un poco de respeto a los chihuahuenses, no se chupan el dedo. Cualquiera sabe que en ese organismo, como sucedió con los anteriores gobernadores, todos los consejeros –ahora excluido Leyva- están a las ordenes del tlatoani en turno. No se engañen ni quieran engañar a la gente, la suya es una burda farsa que sólo denigra la autonomía de un Instituto que nació alienado al Poder.

Apuros sin vaso de agua pasó Antonio Pinedo, Coordinador de Comunicación Social del Gobierno Estatal, durante la comparecencia en el Congreso. Los diputados de oposición lo cuestionaron sobre los gastos excesivos en la oficina a su cargo y la onerosa inversión en los “medios de estado”.

No pudo responder a satisfacción. Jamás podrá por la razón de que en pleno siglo XXI, avanzados los primeros 18 años, es imposible justificar la existencia de “medios de estado”, al servicio de un gobernante que se asume democrático y menos si pregonan austeridad y falta de dinero para programas importantes y obra pública.

Cien millones de pesos, seguramente se incrementará, costarán al contribuyente los nuevos medios –periódico, canal de TV y estaciones de radio- cuyo propósito obvio es mitificar la imagen de Javier Corral, monopolizar la opinión pública y doblar a la prensa independiente.

No hay argumento que valga para justificar el brutal paso atrás en la libertad de expresión. Sin embargo ahí están, Cambio 16 –semanario impreso- es una realidad y según los datos de Pinedo, anualmente exige una inversión de 16 millones de pesos en gastos de impresión y circulación, sin contar nómina que debe ser otro tanto.

Para no faltar a la verdad habría que descontar, a esos 16 millones, el vuelto de la papelera Chihuahua, donde reciben mensualmente el 90 por ciento del tiraje. Es un vuelto nada despreciable que termina en las manos de sabe quién.

Son estilos, al señor gobernador no le gusta lo que ve en los medios críticos, así que decide armar su propia batería de autoelogio. Bienvenidos a la democracia y la modernidad administrativa.