*Chihuahua en código rojo

* La maldición del golf

* Una coneja saltarina

* Horas tensas para Lucha

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Podrían citarse mil ocurrencias, a modo de broma, sobre los atentados del sábado contra escoltas del gobernador Javier Corral, pero sería tomar con irresponsabilidad la peor crisis de seguridad pública que ha vivido la ciudad, desde aquellas jornadas de sangre con Patricia González en la Procuraduría.

Es trágico reconocer una contrariedad: “estábamos mejor cuando estábamos peor”. Hoy los sicarios del mal tomaron por blanco a las mayores figuras del gobierno, el Fiscal César Augusto Peniche y el Gobernador Javier Corral. A ese punto de osadía desafiante han llegado.

Es obvio que un poderoso grupo criminal retó al gobierno estatal, la oscura interacción entre las fuerzas legales –está claro que también hay ilegales- y  los criminales está trastocada. Es la segunda llamada en menos de una semana ¿Quién firma el acuse de recibo?

Hacer interpretaciones sobre las entrañas del mal carece de sentido, la gente no tiene interés en saber lo que sucede “entre ellos”, sólo añora la paz robada desde que se instaló el gobierno del Nuevo Amanecer. Ningún observador objetivo puede negar que “Chihuahua se descompuso muchísimo” en éste gobierno.

Tampoco quiere explicaciones superficiales como esas de que son hechos aislados –tienen razón, los escoltas del Fiscal están aislados de los escoltas del gobernador, y la policía de la sociedad. Claramente son aislados, en esa parte no mienten- o muletillas ordinarias, las patrañas habituales de que las balas no iban dirigidas a los escoltas que las recibieron.

La gente quiere paz y no le importa saber cómo ni a qué precio, si para conseguirla negocian o no, los tiene sin cuidado. No obstante, de pronto en Chihuahua los conceptos “acuerdo” o “negociación” se volvieron tabú: “nosotros jamás negociaremos con los criminales, eso lo hacía Duarte”, dicen los voceros del estado.

Si el precio es la tranquilidad ¡negocien! Acuerden como lo hacen todos los gobiernos en el mundo, desde la China comunista hasta el Imperio del norte. Todos, documentado está, establecen acuerdos con los grupos criminales. Pero en el gobierno de Corral son muy dignos, jamás lo harían.

Eso de que los ataques son por que no negocian o la reacción del crimen por el combate frontal, es una cantaleta sin credibilidad. Por favor, han llegado hasta el gobernador, hasta el Fiscal ¿Qué más quieren para tomar en serio el problema?

Les estamos ganando, dicen, ahora hay un combate frontal y decidido, por eso la reacción violenta ¿!Esperan acabar con el crimen¡? Benditos, están como el boxeador cuyos golpes del adversario desfiguraron su rostro. Vamos bien, lo anima su entrenado, tu rival ya no aguanta los puños, los trae muy hinchados.”

Quizás deberían pensar un poco en la gente, en la zozobra e inquietud que vive, el pendiente de los padres de familia cuando sus hijos salen de noche, las preocupaciones del sector restaurantero por otra temporada de vacío, los comerciantes esperando, atemorizados, el día que llegarán a pedirles cuota.

Como dijo Federico Mares, emulando a Martí: si no pueden, renuncien. Ojalá puedan, no es cosa de atizar o cargar contra nadie por gusto, la seguridad de Chihuahua se les va de las manos y, ciertamente, no atinan de que modo recuperarla.

Para colmo la maldición del golf. Parece broma pesada pero cada que suceden hechos alarmantes en Chihuahua, Javier Corral está Jugando Golf. Durante la balacera de Rubio que dejó decenas de muertos –hablaban de 70- jugaba en Mazatlán, sólo por recordar otro ejemplo.

Es bochornoso, debería serlo para un mandatario comprometido con la gente, verse en un video donde sus escoltas lo sacan apresurados del campo de golf, para resguardarlo de los criminales.

Otra vez siiiiiii, tiene derecho a jugar, a lo que no tiene derecho es a descuidar la seguridad ni los asuntos sustantivos de gobierno, supeditándolos a las actividades lúdicas de su preferencia. Por eso dicen que es un gobernador de nueve a tres, de lunes a viernes y puentes largos. El mismo Corral da pie a los comentarios.

Percátense de lo sucedido, pongan a un lado las fobias políticas o personales y concéntrense en la crisis de seguridad. Si no lo hacen por Chihuahua, háganlo al menos por su integridad física. Muestren un mínimo de compromiso, de sentido común. Ahora mismo no hay más emergencia que la seguridad, ya toca los talones del mandatario.

En medio de la escalada violenta, el gobierno está concentrado en una férrea disputa contra la justicia federal –o si les parece mejor, contra Peña Nieto, suponiendo que hasta ese nivel esté la confrontación- por Alejandro Gutiérrez, la coneja productiva.

Lo que era predecible, un Tribunal Colegiado en la ciudad de México solicitó al juez local de control el expediente de Gutiérrez, así como los de Tarín y Villegas, para ser juzgados en el fuero federal.

El gobierno estatal resiste la entrega y el Secretario General, César Jáuregui envía un reto a la Justicia Federal, diciendo que sus argumentos para llevarse a los detenidos es de risa.

Son expresiones rupturistas, desafiantes que necesariamente provocarán reacciones en contra. Es sólo cuestión de tiempo para que la Coneja brinque a un penal federal o alguien en Chihuahua entrará en desacato. Abusados, tensan mucho la liga.

Por si fuese poco, sigue la controversia constitucional sobre el Consejo de la Judicatura. Tras la sentencia, que probablemente emita hoy la Corte, habrá tiempo para discutir los detalles, algunos de los cuales también mueven a risa, como los frustrados intentos de desistimiento de Jiménez Castro.

Lo concreto es que los pronósticos van en el sentido de otro golpanazo histórico, que recibirían sin haber acatado la primera sentencia, al trabarse en disputas internas por la presidencia. Pero ese también es otro tema.

Por lo pronto ayer debieron ser horas de angustia y desvelo para Luz Estela Castro, convertida en consejera incómoda y única posible víctima directa de la sentencia, si la votación de los ministros va en el mismo sentido que lo pide el ministro ponente; es decir que vuelvan al Consejo de siete integrantes, el de César Duarte.

Los días de Semana Santa y la Pascua quedaron atrás, pero los demonios siguen sueltos. Por el bien de Chihuahua que alguien con suficiente poder e influencia en el Nuevo Amanecer muestre más sentido común y menos hígados, en éstos días lo necesitan como nunca.