*Disociados de la realidad

* Álvarez Monge, autoengaño

* Colapsa operación justicia

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Es frecuente que los hombres del poder se disocien de la realidad o, buscando aceptación social, pretendan construir el mundo ideal por ellos imaginados. A Duarte le sucedió en las elecciones federales, cuando el PRI ganó ocho de nuevo distritos, resultado que obnubiló su mente e hizo que el gobernador se asumiese invencible. El desenlace de su confusión ya la conocemos.

Oficiantes y acólitos del Nuevo Amanecer hoy también muestran signos inequívocos de confusión. La seguridad está desbordada y ellos concentrados en actividades lúdicas hacen selfies muertos de risa y convierten las calles de la ciudad en carnaval, mientras preparan el paseo dominical. Disfrutan su paso por el poder, ajenos del deterioro social que sufre la entidad y el descrédito del gobierno.

En cualquier otro momento esa carrera, “Unidos con Valor” le llamaron, sería otra actividad dominical para el desestrés del gobernador, bienvenida y troten despreocupados hasta el cansancio. En medio de asesinatos, secuestros, desapariciones y creciendo la guerra entre grupos delictivos, es una insensatez.

Fernando Álvarez Monge, cercano de Corral y coordinador de la bancada del PAN en el Congreso local, mostró mejor que todos el estado de confusión prevaleciente en los panistas del poder: “que el gobernador salga a correr a las calles es signo de que la seguridad está controlada”, dijo.

Exactamente, es lo que ellos ven, les parece adecuado “ganar las calles a la violencia” y lo festejan alegres por que “es su verdad”. Que le digan eso a las viudas de los últimos muertitos, a sus hijos o padres; a quienes tienen seres queridos secuestrados o desaparecidos. No sean frívolos, les vendría bien aceptar una realidad que no es la que ustedes ven.

Es una pena que los corruptos se salgan con la suya, pero a todas luces consiguen burlar la ley e instalarse en la comodidad de la impunidad. La liberación, con reservas de ley, de Alejandro Gutiérrez es un ejemplo doble de la forma en que los gobiernos manipulan la justicia por intereses personales.

Peña Nieto estira por un lado intentando sacarlo a cualquier precio; desde el otro extremo Corral tuerce la ley para mantenerlo detenido. Desde luego que iba a poder más el presidente que el gobernador, jugar a las patadas con sansón nunca ha sido aconsejable.

En esa liberación se observa el colapso de la “Operación Justicia para Chihuahua” y asoma un prematuro fracaso de la presente administración estatal. Tres años son buenos para recomponer, sin embargo pintan mal, no se ve de que manera pudiese reencausarlos a su favor.

Es sencillo, colapsa la estrategia de gobierno por que no pudieron mantener detenido –después de hacer mil chicanas y más- a su acusado emblema de la corrupción.

Y fracasa precisamente por que Javier Corral basó el éxito de su administración en detener a César Duarte, el exgobernador en fuga. En esa tarea centró toda su atención desde el primer día del gobierno pero han pasado casi dos años y en lugar de ver al “as de oros” cerca de la penitenciaria estatal, con la liberación de la coneja Duarte se aleja de prisión.

Sin embargo hay noticias positivas, el señor gobernador sigue dando buenos números en la carrera, hizo poco más de cincuenta minutos en los diez kilómetros, tiempo envidiable para alguien cuya responsabilidad es gobernar y por tanto está muy alejado de las marcas élites. Aplausos, su condición es inmejorable, vengan más carreras que hay piernas y pulmones para correrlas todas.