*Elba frotándose las manos

* Avítia y Rosy ¿… Y ahora qué?

* Maru al coro azul contra AMLO

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A nueve días de asumir el poder, Andrés Manuel López Obrador descargó el primer gran golpe contra el sindicalismo asociado al gobierno que muere. Lo hizo sin manotear, terso, acolchonado y suavecito.

Le bastaron un par de comentarios públicos para explicar y dictar línea sobre como deben ser las votaciones sindicales en la Cuarta Transformación y una reunión entre viejos conocidos en su casa de transición, para derrocar a Juan Díaz, debilitado presidente nacional del SNTE.

Con Díaz fuera de combate la pregunta es si Elba Esther Gordillo tiene suficiente empaque para quedarse con la dirigencia, lo que traducido a términos del régimen de voluntad única significa si consiguió el aval del gran Tlatoani, para inscribirse en la elección extraordinaria.

Desde el momento en que Marcelo Ebrard llevó el incómodo encuentro entre Elba Y Díaz a la casa de transición, la elección del SNTE se convirtió en tema de Estado. La definición de quién será el próximo dirigente ya fue tomada en esa misma casa, los maestros solo serán dócil instrumento para validarla.

¿Es Elba o cualquiera de los dirigentes magisteriales inscritos en Morena? Eso lo conoceremos una vez que se registre la planilla única, receptora del voto “universal, secreto y directo”, como instruyó López Obrador. Imagine esa votación como si fuese la encuesta del Aeropuerto solo que acotada a los maestros activos.

Lo que en todo caso vale la pena mencionar, es si el impulso será contra los lideres sindicales leales al agónico sistema en el SNTE o se extenderá a otros grandes sindicatos como Pemex y la CFE.

En asuntos domésticos quedó abierta una pregunta ¿Si la suerte del principal la corren los accesorios, como enseñan los maestros en derecho civil, Rosy Hernández de la Octava y Heber Avitia de la 42 dejarán también las dirigencias seccionales?.

No necesariamente a la de ya, pero ambos harían bien en comunicarse de inmediato –si por alguna razón no lo hicieron ayer- con el depuesto dirigente y preguntar por los términos de la claudicación ¿honrosa o deshonrosa? ¿salen y se llevan lo robado o se quedan y prometen portarse bien? Son preguntas elementales cuya respuesta les urge.

Necesitan certeza de su destino inmediato, primero por que han quedado desprotegidos en el CEN y segundo por los acomedidos del Nuevo Amanecer, no sea que les pase lo mismos que a Alejandro Villarreal, al que lo traen infartado entre que sale y regresa a San Guillermo. Es de utilidad, en estos momentos aciagos, recordar que el mal nunca llega solo.

Maru Campos ingresó ayer, probablemente forzada por su partido, al circuito de panistas encumbrados que disparan contra los modos de López Obrador. La política del perdón y olvido “es una cachetada para Chihuahua”, dijo en comentarios sueltos.

Como cualquier político con aspiraciones y proyecto de gobierno, la señora presidenta quisiese transitar por la orillita para no salpicar, como recomendaba el filósofo de Rubio, Artemio Iglesias. Sin embargo en tiempos de radicalizaciones ideológicas resulta imposible mantenerse fuera de controversia. O  repicar las campanas y marcha en la procesión, pasivos no.

Por ejemplo, Javier Corral puntualiza –a tono con su instrumento de difusión- cada vez más la distancia con el nuevo gobierno –nuevo reeeegimen, reeeegimen, lo ha repetido mil veces el mesías-. Ayer recurrió a la dialéctica socrática y declaró que no sabe que nacerá, el uno de diciembre, si algo bueno o muy malo para el país.

¿No sabe o no quiere saber? Lo que nacerá el próximo uno de diciembre es un régimen donde las instituciones nacionales quedarán sujetas a la voluntad del “pueblo bueno y sabio”, que a través de encuestas gobernará el país teniendo al presidente “obediente y humilde” como interprete y ejecutor único de su designio.

No debemos extrañarnos, las trompetillas provocadoras de Javier Corral contra AMLO son parte de su formación política y su tranquilidad espiritual, las necesita para dormir sereno y sentirse realizado y vivo cada mañana, al despertar.

A menos que recule, lo que me parece improbable, el choque entre estado y federación permanecerá vigente la segunda parte de su mandato. Es lo que hay.