*Incongruencias de Corral

* Tena, lo hacen candidateable

* Taibo puesto de cantinero

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Dentro y fuera de Chihuahua el gobernador Javier corral exige trato justo de la federación, hacía abajo –las alcaldías- asume actitudes de dictador. El caso de Carlos Tena, alcalde de Cuauhtémoc, es un ejemplo de intolerancia y abuso contra la disidencia política.

Oscar Aparicio, jefe de la policía estatal, actúa necesariamente por ordenes del mandatario estatal. Ningún jefe de policía o Fiscal toma una decisión de tal gravedad sin recibir autorización u orden expresa del superior.

El pretexto de que portaban armas sin permiso, además de ridículo es cínico. Si realizasen una revisión rigurosa en mandos y agentes de todas las policías municipales de la entidad sobrarían irregularidades de papeleo ¿Por qué sólo ir contra los de Cuauhtémoc? La respuesta es sencilla, la insubordinación de Tena al tlatoani doméstico.

El asunto es de la mayor importancia en la presente coyuntura, Javier no puede ir predicando por todo el país sobre tratos injustos de la federación hacia Chihuahua, si en casa autoriza medidas extremas –encarcelamientos- contra opositores políticos.

La acción tendrá consecuencias negativas contra el mandatario; además de abusar al presidente municipal más importante de Morena en la entidad, lo hace sin justificación creíble.

No hay forma de que gane esa disputa, en todo caso está construyendo una figura política de alcances estatales que podría, eventualmente, convertirse en posible candidato a gobernador. A Juan Carlos y Cruz, ahora sumen a Tena. Corral lo hace famoso a nivel nacional.

Lo anterior demuestra que ha decidido romper, o por lo menos tensar más la relación con el nuevo régimen. Malo para Chihuahua, los dos años con Peña fueron para olvidar, igual pinta la segunda parte con López Obrador.

No será el gobernador quién sufra las consecuencias, el es feliz yendo de foro en foro con el ensayado estribillo del federalismo, los chihuahuenses pagarán por los exabruptos, pues con la guerra declarada viviremos otros dos años de cero desarrollo.

Taibo se percató, en menos de 24 horas, que no es el único intelectual de México que maneja con sobriedad e ingenio el lenguaje, varios lo han despedazado sin perder el estilo ni recurrir a vulgaridades. Tampoco el único que llama las cosas por su nombre; a los vulgares hay que llamarles vulgares; a los soberbios, soberbios; a los cínicos, cínicos; a los engreídos, engreídos.

Si tuviese la congruencia de la que presume, o con la que se presenta ante sus lectores, al ver la ola de criticas de las que se hizo merecedor por sus vulgaridades, ya hubiese retirado su pretensión de dirigir el Fondo Monetario Internacional. Difícil, su proyecto de adoctrinamiento ideológico es más importante que la brizna de vergüenza que pudiese acompañarlo.

Pero ya supo la diferencia entre cantinero y borracho. Acostumbrado a la crítica, en la que siempre llamó a las cosas por su nombre, hoy vive la experiencia de moverse tras la barra. Querían ser gobierno, ya son gobierno, pronto encontrarán su lugar.

Lo que vivieron ayer los vecinos de colonia Granjas, intensa balacera entre policías y sicarios extendida durante media hora, es la reiteración violenta de que la seguridad está colapsada en Chihuahua. Una banda criminal desafía, osada, a los cuerpos de seguridad en la capital del estado sin que hagan presencia las fuerzas federales y la municipal permanezca replegada. Descoordinación total.

El asesinato de un turista norteamericano, a finales de octubre en Urique, generó una serie de titulares alarmantes, todos reseñando la impunidad con que actúan los barones del mal en la sierra. A ese mismo ciudadano extranjero, o cualquier otro, pudo matarlo un aprendiz de sicario en la colonia de Chihuahua que usted elija e igual prevalece la impunidad. Entre Chihuahua capital y Urique no hay diferencia; los criminales mandan.

De la periferia –sierra, Namiquipa, Rubio, Jiménez- la violencia generada por grupos armados al servicio de carteles en pugna llegó hasta la capital. La reacción de la gente es de temor y azoro, imagine la angustia sufrida por los vecinos de las Granjas al escuchar los disparos durante 30 minutos. Pecho tierra, a recordar oraciones y jaculatorias aprendidas durante el catecismo.

Como dije, la osadía con que actúan los criminales es consecuencia de la descoordinación entre niveles de gobierno, ven la debilidad y atacan. El primer responsable, quiérase o no, se llama Javier Corral ¿Cómo esperar que las fuerzas federales coordinen su estrategia con el estado, si el señor gobernador quiere meter a la cárcel al presidente de la república y a varios de sus secretarios? Imposible.

¿Mejoraría la seguridad, en estados y municipios, una vez que asuma López Obrador? Me quedo con la visión de Ana María Salazar, probablemente la mexicana más capacitada en temas de seguridad, reseñada en su columna de ayer en el Financiero:

“En materia de seguridad, no esperen apoyo o ayuda por parte de la federación”. “Probablemente la situación de seguridad empeore en los siguientes dos años”. “En los siguientes meses no habrá quién les tome las llamas –a los alcaldes- en el gobierno federal”. Les hablan, señores gobernadores, señores alcaldes.