*¿Quién gobierna en Chihuahua? Parte I

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Quiero iniciar el año con una pregunta provocadora: ¿Quién gobernó Chihuahua los últimos dos años, Javier Corral o la sombra de César Duarte?. Abro así por que uno de mis deseos para éste 2019 –los personales quedan en el corazón- es que el gobernador Corral recobre la cordura y asuma sus compromisos con Chihuahua.

Descontextualizada, la pregunta admitiría el calificativo de mentecata y ruin, sin embargo tiene pertinencia. Desde que Corral se instaló en Palacio las políticas públicas del gobierno, su agenda y ocupación, ha girado en torno a César Duarte. Pretendiendo encarcelarlo desatendió sus deberes como titular del Ejecutivo Estatal. Marchas, mítines, foros, trotes festivos, diatribas y exabruptos desafiantes marcaron la mitad de su gobierno sin abonar al desarrollo estatal. Cero obra pública, servicios de salud colapsados, finanzas deprimidas, despidos de personal injustificados y, a la par, abultamiento de la nómina creando nuevas secretarías, sometimiento del Supremo Tribunal, atropello de la Auditoria Superior…

No acredita ningún examen desapasionado, el suyo ha sido un gobierno de fiascos, caprichos, que actúa bajo el impulso de la venganza contra el gran corrupto y corruptor al que despectivamente llama “vulgar ladrón”. En esa pasión desaforada arrastra consigo a Chihuahua, dando además excusas para que los abogados del “fugado” invoquen el recurso de violación al debido proceso en el expediente de la defensa. Su deseo por exhibirlo como el gran ladrón ha sido, sin saberlo, argumento contra la extradición.

Toda su carrera política la hizo crecer apoyado en la oposición y el insultó fácil contra el adversario de su propio partido o del gobierno, alcanzó el pináculo de la carrera legislativa teorizando sobre el deber ser sin mayor compromiso que el de pasar lista de presentes entre las cámaras. Hoy que tiene la más alta responsabilidad ejecutiva muestra, con su desenfoque, una tara que lo inhabilita para el cargo: No sabe gobernar. Ignora que su conducta, dichos y hechos, impactan en la entidad, que hoy se trata de actuar, hacer, moverse, mejorar su entorno.

Jamás puse mi nombre entre los aplaudidores de Duarte y, sin falsa modestia, puedo afirmar que he sido uno de sus críticos más constantes. Como a muchos ciudadanos me encantaría verlo detenido, saber que pagó por el saqueo a Chihuahua. Pero con el desánimo del ciudadano impotente me pregunto: ¿Quién hace más daño a Chihuahua, Duarte con la corrupción extendida y cínica o Corral en su obsesiva inacción desdoblada en parálisis de gobierno?.

¿Se habrá percatado que perdió la mitad de su administración buscando ese fantasma elusivo que, supongo, convierte sus dulces sueños en atormentadoras pesadillas? ¿Tendrá idea que su desgobierno va con cargo a la cuenta electoral del PAN? Y si la tiene ¿Le importa? ¿Se habrá enterado que gobernar es poner las instituciones y los vastos recursos estatales en movimiento, asumir riesgos y tomar decisiones para seguir desarrollándonos como sociedad?.

César Duarte construyó su monumento a la corrupción, así llaman a la Ciudad Judicial. Y si, sobran elementos para suponer –nada ha sido demostrado en tribunales hasta hoy- que robó a manos llenas junto con sus compinches investidos de autoridad. Bien, a ese monumento no le hizo ningún asco Luz Estela Castro, una de las más severas criticando el pasado, como ninguno de los nuevos magistrados, jueces y funcionarios nombrados en la presente administración. Y no le hacen ascos por que ahí está, es la sede del Poder judicial, la gente pasa y puede verla, en sus despachos se resuelven todos los días asuntos de la mayor prioridad para los interesados. Existe.

¿Dónde está el monumento de Corral a la honestidad y eficiencia? ¿Qué construirá para que los chihuahuenses de mañana, orgullosos, digan esa carretera, ese edificio, ese hospital, ese puente, lo hizo el gobernador Corral?.

Es mi primer día de trabajo, después de un riguroso Guadalupe-Reyes –hacía años que no dejaba tanto tiempo de escribir- y en las frías montañas de Ruidoso prefiero la chimenea en vez de la computadora, su calorcito y olor a encino quemándose va muy bien acompañada con queso Chihuahua y jamón serrano mojados con vino del que embotella Don Eloy.

A mis amigos y lectores envío los mejores deseos, esperando que el 2019 los haya encontrado con salud, paz interior y mil proyectos por cumplir. Felicidades y éxito.