*PRI, autodestrucción

* Patricio se hace notar

* Omar rasca donde huele

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Es ejemplar la forma en que el PRI avanza camino a la destrucción; derrotados, sin presidente ni gobernador que los meta en cintura, con las bolsas vacías y arrastrando una loza de corrupción que los inhabilita para futuras contiendas, se despedazan unos a otros con la misma convicción que cuando peleaban por el poder.

¿A que vino Claudia Ruiz Massieu? A exhibir esa fractura múltiple entre los liderazgos políticos y confirmar que cancelan sus perspectivas futuras. El priismo de Chihuahua está devastado, sin más fuerza que la mínima para mantener el insulto entre su militancia y dirigentes, los poquísimos que siguen files.

Tiene razón Patricio Martínez, siempre agudo. Cuando le preguntaron por su inasistencia a la reunión con la presidenta nacional respondió que no asiste a “palenques clandestinos”.

Exelente definición para el encuentro de “reflexión” con la militancia que presidió Massieu. La esperada reunión no fue más que un vulgar palenque, sin reglas ni tiempo que los regule. Reclamaciones, rencores desahogados y bravatas insultantes dominaron el escenario.

Y cuando el presidente local, Omar Bazán, abre la confrontación, es que el partido está por entrar a su etapa más oscura, la de una militancia anhelante de venganzas, pendenciera que, incapaz de ver hacia el futuro y recoger sus muertos para seguir adelante, profundiza sus disputas hasta llevarlas a pleitos de lavandería. A eso llegó el antes institucional PRI. Si, da pena ajena verlos batirse a contento en el lodo, como si fuese poca la batida que le dieron sus adversarios en las pasadas elecciones.

El grupo de Reyes Baeza intenta, por diversos medios, relevar a Omar Bazán del cargo, deponer su presidencia pretendiendo recuperar la presidencia. El suyo es un objetivo de corta visión, quedarse con los despojos del partido hoy no sirve sino para embolsarse las prerrogativas y hacer que mandan en dos o tres alcaldías rurales.

¿A eso aspiran? ¿Para eso la quieren? Seguramente dirán que no, que se trata de restituir la grandeza del partido y ganar la próxima elección, recuperar la credibilidad perdida.

Se engañan a ellos mismos, el PRI alcanzará niveles de partido nano en las próximas elecciones locales, salvo que suceda un milagro y en política los milagros no existen. Si conserva algunas alcaldías y dos de las cuatro –en teoría son cuatro- diputaciones que tiene deberá darse por bien servido.

Los que resistieron su paso a Morena hoy no tienen más futuro político que el de comprometerse con la sociedad, tomar sus causas más sentidas y encabezarlas sin mezquindades. El PAN se colocó como el opositor al nuevo régimen, su vocación histórica, y Morena construye una plataforma clientelar que le permita eternizarse ¿Dónde entran los priistas en el nuevo escenario? Su triste realidad es que sólo encuentran cabida en la mecedora.