*Salud, Serna camina sin cuarta

* La humillación premeditada

* El nuevo partido hegemónico

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La elección en el sindicato de Salud se puso inmejorable para que repita Pablo Serna, líder actual. Desde que los trabajadores descubrieron que Rigoberto Machado se oculta tras Adalberto de los Ríos, candidato de la planilla Verde, le pintaron cuernos y aceleraron el proselitismo a favor de Serna.

De por si la traían muy cuesta arriba, pues más difícil se les puso en cuanto supieron que de los Ríos se prestó a los perversos juegos de Machado, uno de los exdirigentes más odiado de los últimos tiempos, famoso por vender a contento plazas, cobrarlas y no entregar la base, además malversar fondos y apoyos a los trabajadores. Aun que le parezca increíble, el gran corrupto pretende regresar a la dirigencia sindical en la persona de Adalberto.

De qué tamaño será su desprestigio al interior del sindicato que prefirió mantenerse en la clandestinidad, a pesar del enorme interés que tiene de regresar. Sabe que la sola mención de su nombre resta cualquier intención de votos a su candidato. Que regrese, claman los trabajadores… lo que se llevó. Ninguno es tarugo, saben que un voto para Adalberto de los Ríos es un voto para Rodrigo Machado.

Así que Pablo Serna ni siquiera tendrá que despeinarse o meter segunda para garantizar el éxito, con Machado expuesto no hay forma de que la planilla Verde consiga más que los votos de sus integrantes.

En cuanto a la planilla Morada, de Verónica Castañeda, ni de qué preocuparse, hizo mucho con alcanzar el registro. Lo más inteligente hubiese sido desistir en cuanto el Dr. Araujo reculó, pero lideres menores de Morena la engañaron y ahora no sabe ni cómo concluir la campaña. Cada viajecito cuesta y de Morena no ha recibido ni un centavo.

Esos son los candidatos que pretenden derrocar a un dirigente macizo que supo tejer con trabajadores y patrones como Pablo Serna. Esa elección es la crónica de una victoria anunciada. El doce de marzo se conocerá el resultado y a nadie le extrañe que Serna gane hasta por tres a uno.

Los gobernadores se pasan de “institucionales” y se ven a sí mismos cual machos mexicanos que todo aguantan a pie firme. O de plano les gusta sufrir, recibiendo burlas en su propia cara. Ya les dijo López Obrador que puede visitarlos en privado para evitar abucheos, sin embargo los señores siguen poniendo su cara de castigados en los mítines de la pos-campaña.

Que fastidio, voluntariamente caminan hacia la rechifla del coro morenista y, resignados, esperan la omilía del perdón y respeto al enemigo caído. Dura es la política con el gran Tlatoani revestido de magnanime contenedor de injurias y perdonador de vidas descarriadas.

Ayer después de la obligada rechifla al gobernador de Colima, José Ignacio Peralta, López Obrador hizo un ejercicio para demostrar que el pueblo bueno sabe respetar. A su estilo resolvió en diez segundos: Levanten la mano los que no respeten al gobernador, nadie la levanto; levante la mano el que si respete al gobernado, todos a una. Ahí está, el pueblo sabio es además bueno. Si, cuando ya se habían cansado de injuriar a Peralta.

¡Que manera de humillarlos! ¡Que ganas de ponerse de tapete!.

Hay otras noticias que a los integrantes de las estructuras partidistas dolerá más que una patada en los “destos”. Ayer Tatiana Clouthier y Mario Delgado propusieron reformar la ley electora para reducir el cincuenta por ciento de las aportaciones públicas a los partidos políticos.

Excelente medida si el propósito fuese de austeridad, pero en el fondo se trata de convertir a Morena en el nuevo partido hegemónico del país, lo que durante décadas fue el viejo PRI.

Mientras los partidos de oposición, si logran prevalecer, sufrirán por el drástico recorte, pues además limitarán la aportación privada, Morena dispondrá de cientos, miles de millones de pesos en forma de programas sociales. Para los que tenían dudas, vayan perfilando el concepto de democracia en la 4T. Bienvenida la equidad.