*¿Alguien ha visto a Cabada?

* Maru batea como llegan

* El penco quiere ser caballo

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En tiempos de juntar varas, como los que corren en la agenda política del estado, cuando los aspirantes al gobierno deberían hacer acopio de cualquier recurso que les permita avanzar o represente una ventaja competitiva en la elección 2021, Armando Cabada luce ausente, diríase que perdido en la politiquería que resta seriedad a su proyecto, o francamente distraído.

Siendo el presidente municipal de la ciudad más poblada del estado, 35 o 40 por ciento del padrón estatal, y la de mayor movimiento económico, ha sido incapaz de hacer sentir su presencia con autoridad en la escena política estatal, marginando sus posibilidades de galvanizar un equipo competitivo en torno a su persona.

Da la impresión de que su objetivo es que Morena u otro partido, quizás Redes Sociales Progresistas de Elba Esther, miren hacia su dirección y, por descarte, postulen su candidatura, facilitándole el camino al gobierno. Ajá.

Las comparaciones son odiosas y tratándose de políticos que aspiran al mismo cargo además mentecatas, pero mientras Cabada permanece distraído en construir a la antigüita, Maru Campos no desaprovecha ninguna oportunidad para hacerse notar, afianzando su imagen de “candidata a vencer” en el proceso por venir.

En una de las encuestas más recientes que miden a los alcaldes del país, de las muchas que suelen levantar diversas consultorías, la alcaldesa del PAN aparece como la primera en honestidad y la cuarta en la calificación general, con porcentajes altísimos de aceptación.

Presurosos, sus apoyadores y funcionarios hacen sonar los tambores presumiendo las altas notas de la alcaldesa y ella ni se despeina, deja pasar la noticia como si le fuese ajena, siendo que en privado la festeja con entusiasmo. Es la segunda encuesta consecutiva que pone a Maru por las nubes.

Hasta el impresentable Alfredo Lozoya, este parralito que tanto se parece a César Duarte en sus maneras y modos de hacer política –quizás sea cuestión de origen-, hizo ver que sabe invertir bien los recursos de precampaña. En la misma encuesta aparece como el edil mejor calificado del país.

Con una alcaldía limitada y sin proyección suficiente para competir en condiciones de éxito, como la de Parral, Lozoya pudo colocarse en la cima de dicha encuesta, haciendo sonar su botecito chilero, como si fuese matraca de campaña estatal. Es un penco de pobre estampa que se ve a sí mismo como Cuarto de Milla.

Cualquier otro presidente municipal de Ciudad Juárez con oficio político y conocimiento de la entidad, ponga por ejemplo al Teto Murguía, a estas fechas traería una revolución en toda la entidad, asegurando que lo pretendían Morena, el PRI, los empresarios, Elba Esther y que sólo era cuestión de que llegaran los tiempos para conformar una coalición que lo llevase a la gubernatura, sin opositores. El blof clásico de los juaritos que a teto se la da tan bien y Cabada no encuentra de que forma hacerlo creíble.

En cambio el edil fronterizo se concentra en si mismo, esperando que la política se acomode a sus intereses y, por obra de magia, venga López obrador a pedirle que sea candidato de Morena o los inscritos en la tercera vía, donde también está el “penco” le rueguen para que encabece el proyecto.La estrategia de jugar a la antigua, pensando que los acuerdos políticos lo colocaran en la silla de Palacio, es la menos pertinente en las condiciones actuales, la forma de hacer política ha cambiado y no parecen advertirlo. Sin embargo, por lo visto, no conocen otra. Es hasta donde les alcanza.