*La dignidad de Víctor Lazo

* Duarte ¿Asesor de Lozoya?

* Desaira Corral a ganaderos

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Si en Palacio tuviesen una pizca de interés por lo que sucede en hospitales y clínicas a cargo de la Secretaría de Salud, la tragedia del pésimo servicio por carencias que alcanzan niveles de indolencia, al menos habrían arqueado las cejas con la renuncia de Víctor Lazo, hasta ayer uno de los administrativos de mayor rango en la dependencia.

Sinceramente dudo que Corral, Ismael, búlico, Rodríguez o Luis Fernando Mesta, los tres más influyentes en la plantilla administrativa, entiendan los motivos de la súbita renuncia de un panista desde la cuna y amigo del gobernador, o era lo que suponía.

La renuncia de Lazo no fue a petición del secretario Jesús Enrique Grajeda, ni por otro funcionario de altos vuelos, tampoco producto de grillas palaciegas o legitimo interés personal para ocupar otro cargo. Nada, entregó los bártulos por decisión propia y, según amigos, salió con la frustración de su vida.

Esa frustración que llegó hasta la impotencia, imagino al tipo queriendo hacer algo estando con las manos atadas, tiene que ver con el desastre en el servicio que ofrece la Secretaría en sus clínicas y hospitales. En Palacio cierran los ojos al desolado clima prevaleciente en el sector, donde médicos, enfermeras y demás personal de salud trabajan en las condiciones similares a las empobrecidas capitales africanas, sin exagerar.

Lo que se viene diciendo desde los primeros meses de la presente administración, cuando Ernesto Ávila era titular, es un espantosa realidad: faltan medicinas e instrumental médico, los aparatos más elementales descompuestos, camas sin colchones, vehículos de trabajo y ambulancias desechadas en corralones o paradas por falta de combustible. Es una calamidad en aumento.

Desesperados como Lazo, el personal se tira de los pelos al no encontrar respuesta a sus peticiones, mientras ven morir pacientes por falta de atención. Y “los jefes” en la suya; Grajeda deambula sin tomar una decisión esperando que den las tres para ir a casa, Fuentes Vélez soluciona todo con el estribillo de que no hay dinero, Corral decidió voltear a otro lado para no ver la emergencia, a Ismael Rodríguez, único que parece medio preocupado por la deplorable situación, nadie le hace caso. Hay que joderse.

No puedo sino felicitar a Víctor Lazo, es difícil renunciar a un salario seguro cuando no hay otro en puerta, ni la promesa del mismo. Bien, pues Víctor lo hizo, harto y enfadado de ver la indolencia sin que las autoridades superiores se den por enteradas.

Como estará la crisis que hasta Pablito Serna, líder del sindicato, mantiene colgadas mantas en diversos centros, exigiendo apoyos para el personal de salud, de modo que puedan mejorar el servicio. Pareciese broma macabra. No, todos los días mueren chihuahuenses por las omisiones de quienes gobiernan.

Rompeolas

En Parral aseguran, ponga usted que los malquerientes de Lozoya, que su asesor jefe en la desaforada precampaña para gobernador, es nada menos que César Duarte. ¿Tanto así? Es lo que dicen y no me extrañaría, el “caballo” es un Duarte en miniatura: intenta estar en dos lugares a la vez, presume sin rubor que le sobran los millones y blofeando con que trae más adeptos de los que ha conseguido. Si Duarte no lo asesora, por lo que hace pareciese que si.

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Javier Corral desairó, otra vez, a los ganaderos, no estuvo en la cabalgata de Expogan. Por más que Lalo Prieto y su equipo se bajan los pantalones y, manteniendo el paso, caminan de reversa, el gobernador sigue sin voltearlos a ver. Tampoco es la gran cosa, mientras hagan negocios millonarios parasitando a la noble organización, lo que haga o deje de hacer Corral los tiene sin cuidado.