*¿En qué libreta escribe Corral?

* Gustavo haciéndola de Madero

0
2

Sin proponérselo, los independientes han puesto la pregunta sobre la mesa: ¿En qué libreta escribe Javier Corral su diario sobre la sucesión? Su compromiso es obvio, trabaja en favor de Gustavo Madero y no repara en sutilezas haciendo sentir sus preferencias. En esa parte es sincero como niño antes de perder la inocencia, en cada reunión que considera importante deja explícito su interés.

Hace cuatro años discutían junto a Jaime García Chávez quién iría de candidato, aprovechando la plataforma de Unión Ciudadana. Haciéndose del rogar e inseguros por que veían, equivocadamente, condiciones adversas, en algún momento de aquel proceso ambos dieron un paso de costado anunciando que no les interesaba. En el fondo los dos fingían, pues daban su mano derecha por la silla de Duarte, como lo demostraría después Javier, al tomar el desafío. A la vuelta del quinquenio no haría sino regresar el favor. Es congruente.

Su dilema está en la debilidad electoral de Gustavo, político hosco de modales rupestres con fama de corrupto -la sombra de los moches lo seguirá de por vida- incapaz de una sonrisa espontanea y cargado de oscuros intereses económicos. ¿Cómo limpiarle el rostro, maquillarlo y enseñarle buenos modales a fin de darle viabilidad electoral? Imposible tratándose de un hombre en la mitad del sexto piso cuyo engreimiento impide una valoración objetiva de sus limitantes para un registro social aceptable.

Con un candidato impopular y desacreditado, el deterioro de un gobierno distraído e ineficiente y la presencia amenazante de Morena, muy en el fondo Javier sabe que necesita generar condiciones electorales favorables a su proyecto. En ésta parte entran las figuras ciudadanas interesadas en competir sin partido, con los que tiene frecuentes acercamientos impropios. Es un político que debe toda su carrera a las cúpulas del PAN, hacerlas menos en el pináculo de su carrera lo describe como ingrato.

Pasar por malagradecido lo tiene sin cuidado, por eso lo veo imaginando un proyecto personal donde el PAN sea solo una variable, el instrumento que postule a Gustavo Madero de candidato a gobernador, “concediendo” al grupo de Maru Campos las alcaldías de Chihuahua, Delicias y otras posiciones interesantes y a los independientes distribuidos a modo en su mayor influencia electoral.

Desde luego hilo sobre especulaciones y si usted quiere inspirado en política ficción, pero los funcionarios informados de gobierno y el primer círculo del PAN saben que Javier ha esbozado en diversos foros privados la idea de una PAN fortalecido con figuras de la sociedad civil, es decir un partido abierto e incluyente cuyos liderazgos sean capaces de contener sus habituales ascos a los candidatos externos o alianzas que consideran vergonzosas. El ordinario aguanten por el bien general, sean generosos.

Son muchos los motivos para suponer que camina en esa dirección, sabe que contra Morena y la plataforma electoral aceitada en los programas asistenciales, cientos de miles de millones de pesos, necesitan oponer un conjunto de alianzas pragmáticas así sean de corto plazo, efectistas sin más objetivo que detener el avance de la izquierda en el norte. Pues hay otra, también es cada vez más claro que ha sustituido sus principios progresistas para regresar al origen panista contra el populismo de izquierda.

Su análisis general es correcto, cualquier observador de la política medianamente informado puede ver que si las fuerzas opuestas a Morena siguen dispersas y chocando entre sí, el próximo gobernador de Chihuahua será quien postule López Obrador, llámese Rafa Espino, Bertha Luján, Cruz Pérez Cuéllar, Juan Carlos Loera, el burro Chon, juanita o Juanito.

La utopía suprema del “Líder Amadísimo” es instaurar la Cuarta República y para darle vigencia histórica necesita colonizar el Norte. Fracasa y su anhelo de salir en los libros de historia como otro Benito Juárez, Lázaro Cárdenas o Hidalgo se verá esfumado. Verse al lado de los héroes históricos de la patria lo hace capaz de cualquier locura. Hasta con Dios osa compararse, vean el tamaño de sus desvaríos.

El ideal político de Javier tiene tres obstáculos, el primero está en la debilidad electoral de Gustavo Madero, hay políticos a los que no se les dan las cámaras ni la calle, Gustavo es uno de esos; habla y se come las palabras, lo entrevistan y hace rabieta con preguntas incomodas, lo sientan a negociar y quiere llevarse hasta la mesa. Es Gustavo en oficio de Gustavo. Aparte los antecedentes de corrupción.

El otro está en el legítimo interés de los independientes, también se han visto de gobernadores ¿Que ofrecerles para bajarlos de la carrera e incorporarlos al proyecto de Gustavo? Pensará que prometiendo impunidad de salida a los alcaldes y candidaturas atractivas a quienes considere valgan la pena. Puede, esta parte necesita un análisis particular, me recuerda la fallida estrategia de Duarte. Habrá tiempo de analizarlo.

El tercero y probablemente más complejo, está en su partido. Para todos los efectos electorales, Maru Campos es mejor candidata que Gustavo ¿Cómo justificar su decisión de ignorarla, si realmente pretenden ofrecer el frente más sólido contra el avance de Morena? Me parecen muy bien las alianzas, diría Maru, pero vamos midiéndonos Gustavo y yo a ver quién reúne las condiciones más competitivas. Desde luego Javier es un factor en la elección, pero como se desenvuelve el proceso nada nos dice que sea el más importante. Sigue pensando que puede influir sobre todos y, cuando menos piense, la política lo rebasará. Sufre la locura, en su caso prematura, de todo gobernador al final de su sexenio, suelen perder el sentido común y desubicarse.