*Vilipendiada hasta prostituirla

* Lucha, extendido y pegajoso tufo

*Sotelo Mesta prendido con alfileres

*Necesario un paso hacia la cordura

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Joaquín Sotelo supo hacerla, recuperó un viejo número de la revista oficial del Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de México y armó la de Dios es Padre. Un reportaje firmado por Dora Villalobos cuando ejercía como jefa de prensa del Tribunal local, contenía con nombres y apellidos la lista de los jueces elegidos, semanas antes de que concluyese el proceso de selección.

La madre de todas las pruebas para evidenciar, de una vez por todas, públicas sospechas sobre un complot en el seno de la Justicia; la cuestionada elección de 54 jueces. Trágame tierra, el consejero incómodo de la Judicatura dejaba en manos del Pleno y del Consejo la descarga de la prueba, forzándolos a explicar porqué Dora conocía los nombres de los jueces antes de que fuese elegidos.

Sotelo Mesta encontró la pepita y la ofreció en subasta, ahí está para los interesados en comprarla. En el camino volteó de cabeza al Poder Judicial de Chihuahua, quedaron contra la pared obligados a ofrecer razones creíbles o verse presa del escarnio público y en antesala de ser presentados en juicio. Los juzgadores sometidos a juicio. Si, la justicia de cabeza.

Al sentir de cerca el disparo, Pablo Héctor González se movió pronto y consiguió la respuesta deseada. Alejandro Posada Urtusuastegui, encargado del despacho de la Dirección General del Instituto de Estudios Judiciales, proporcionó detalles firmados aclarando que la primer versión del trabajo que contenía los nombres cuestionados fue recibida  por los editores el diez de agosto  y la definitiva un mes después. La imprenta recibió todos los materiales el ocho de noviembre, para pruebas de color. La revista consigna que ese número, el sexto, terminó de imprimirse en junio del 2018, fecha muy anterior. Pequeño detalle.

En revistas semestrales es común que las fechas tengan poca importancia, dejan la leyenda para situarla en el tiempo –del mes A al mes B- por que no esperan enfrentar una situación donde todo un Poder Judicial queda cuestionado y sometido al escarnio, acusados de “cargar” la elección de jueces.

El verdadero problema no está en la contradicción de fechas, radica en que los últimos gobernadores han denigrado la Justicia hasta el punto de prostituirla, deshonrarla, envilecerla. No es una frase estridente con fines de enfatizar el atropello, César Duarte y Javier Corral, la llevaron hasta el límite superior de la degradación.

De César Duarte ya sabemos, lo escribí hasta el cansancio. Sometió el Poder Judicial con la famosa “oxigenación” sin más propósito que dejar una buena cantidad de magistrados amigos que le abriesen una vereda hacia la impunidad. Y si quieren regresamos hasta Reyes Baeza, cuando autorizó una retorcida ley para dejar en la presidencia a Fito Acosta, teniendo magistrados amigos de donde escoger.

Volver sobre ellos me llevaría diez mil caracteres más, sin contar los espacios, y otras tres horas. Sólo baste decir que desde la oxigenación Duartista hasta hoy han pasado siete años y en ese tiempo se han sucedido seis presidentes del Tribunal –Ramírez Benítez, Vázquez Quintero, Salcido, Sepúlveda, Jiménez Castro y Pablo González- y la Corte ha resuelto tres controversias constitucionales, sin contar los innumerables recursos legales interpuestos, donde todavía hoy un magistrado –Jorge Ramírez- enfrenta un juicio de procedencia. El de Chihuahua es un Tribunal en perpetua Litis contra sí mismo.

Sin embargo ninguno de esos seis presidentes, ni todos juntos, han tenido la mitad del poder que Javier Corral entregó a Luz Estela Castro. Permitió que obrase como absoluta, su presencia en la Judicatura fue tan ruin que, a cuatro meses de su partida, sus hediondos efluvios siguen impregnando oficinas, pasillos y rincones de la justicia en Chihuahua.

Ella sembró las sospechas que hoy cuestionan la designación de jueces. Sotelo Mesta lo que hace es machacar sin pausa, pero las dudas sobre la legalidad del proceso las dejó Luz Estela como herencia maldita. Nada tiene que ver una confusión de fechas con la forma desaseada como la señora manejo el proceso de selección.

Es muy penoso que el Pleno del Tribunal y la Consejería y el Poder Judicial en su conjunto sigan cargando con el desprestigio que les dejó la consejera Castro e insolente que Javier Corral mantenga la vista hacia otra dirección, simulando que la justicia está en su lugar. Es como el pedo en la sala, todos lo huelen pero nadie se atreve a mencionarlo y menos los que aliviaron sus intestinos.

El episodio de la revista es una oportunidad espléndida para que los principales actores del Poder Judicial –presidente, magistrados, consejeros, jueces, altos funcionarios- hagan una pausa y reflexionen sobre el desastre prevaleciente en la noble institución.Pongan fin a los oprobios, siete años son muchos. Que no los defina esa era de litigios contaminados de politiquería. No tienen por que ver lastrado su prestigio a causa de una mujer ambiciosa y mezquina, ni quedar atrapados entre las fobias de dos empoderados rencorosos. Más que un Tribunal, en esos siete años la Ciudad Judicial asemeja el campo donde los sicarios del mal resuelven sus vendettas. 
Conduélanse de la institución que representan. Piensen en que mañana serán juzgados desprovistos de poder. Véanse reflejados en el espejo de los que ayer se fueron. Vamos, den un primer paso hacia la cordura.