*Alejandra, preludio de ruptura

* Víctor Quintana se proyecta al vacío

* Marzo negro para el Líder Amadísimo

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Lo que menos esperaba Alejandra de la Vega, era que el día del paro nacional de mujeres apareciese su nombre en la mayor vitrina del país, las mañaneras de AMLO, con observaciones de prepotencia y abusos. Quedó exhibida como propietaria de gasolineras donde los litros son incompletos y además se asume intocable, anatema tratándose de una empresaria de tradición casada con un multimillonario texano.

Vergüenza no es despachar litros de novecientos, sino que la hayan sorprendido. La exhibió Ricardo Sheffield, Procurador del Consumidor, y lo hizo ante López Obrador ¿Coincidencia o descuido? Ni uno ni otro, las comparecencias matutinas están muy bien arregladas y que hayan mencionado a la Secretaria de Desarrollo e Innovación del gobierno por su nombre, apellido y cargo, es que la quemada estuvo autorizada por el mismo presidente.

Por eso la iracunda reacción de Javier Corral, tomando el agravio como si fuese personal o bien asunto del gobierno estatal. Hasta propuso demandar al titular de Profeco, pues encuentra inadmisible que haga comentarios en ese sentido sin tener fundamentos.

Se engaña a sí mismo, era de dominio público que personal de la estación expendedora y el abogado que trabaja para la empresa maltrataron a los inspectores de Profeco, evitando que pusiesen los sellos y además lo hicieron con la prepotencia del abusón que pone por delante sus influencias: “que no saben de quién es la gasolinera”.

Seguramente esa conducta sobrada y prepotente fue lo que molestó al “Líder Amadísimo”, razón por la cual avaló la chamuscada como intentando sentar un precedente para demostrar que “nadie está por encima de la ley”, aparte de él, desde luego.

¿Estamos frente a una ruptura entre Javier Corral y López Obrador? Por las reacciones de uno y otro parecería que si, cosa de esperar a ver si de las palabras pasan a los hechos. Pero de que la relación se enfrió súbitamente no hay duda. Que lastima, el efecto de las rayas horneadas personalmente por el gobernador duró muy poco. Caprichosa es la política, más tratándose de dos personajes que se sienten bordados a mano.

Rompeolas

Víctor Quintana dejará hoy la Secretaría de Desarrollo Social, cargo con el que Javier Corral le pagó por la traición de Morena. Ya sabe pretende ser candidato a gobernador, siendo que incumple con la edad requerida para el cargo, tendrá 73 años al momento de la elección y la constitución acota la edad a 70. Es osado el buen Víctor, cuando pudo ser candidato, hace cuatro años, se vendió al PAN de Javier Corral por que no veía posibilidades de triunfo en Morena y ahora que las condiciones electorales han cambiado, pide su incorporación al partido del que nada quiso saber. El suyo es un salto al vacío y sin paracaídas, a la carrera por el gobierno llega tarde y por la puerta de atrás, su proyecto carece de viabilidad. Pero ahí está, nada tiene que perder y quien sabe si haciendo ruido logre insertarse otros seis años en el gobierno o se haga de alguna candidatura menor, lo que francamente también está difícil, el que es traidor una vez es traidor para siempre.

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La marcha fue impresionante, calcularon ochenta mil mujeres pero pudieron ser muchas más, las imágenes ahí están, y el paro se hizo sentir desde las primeras horas, las mujeres no se movieron; calles vacías, negocios cerrados, escuelas sin maestras ni alumnas, bancos a medio gas. La respuesta femenina a su eterna lucha de igualdad y, esta vez acentuado, contra los feminicidios, cumplió las expectativas. Las “Brujas del Mar”, como se denomina el colectivo que propuso “el nueve nadie se mueve” deben estar satisfechas, su ausencia se notó.

Los intentos por contaminar las manifestaciones se estrellaron contra la convicción colectiva y el sentido de identidad de las mujeres mexicanas, hartas de verse en condiciones desventajosas y sentirse víctimas de una cultura que las sitúa en segundo término y frecuentemente las convierte en víctimas mortales por razones de género.

Esos esfuerzos de boicotearlas llegaron organizadamente desde las áreas de influencia del Gobierno Federal, estimulados por el propio López Obrador desde el momento en que se apresuró a calificar el movimiento de conservador, su habitual narrativa provocadora. Pero no contaba con la fortaleza femenina ni la determinación de mujeres trabajadoras que no se dejaron amedrentar por su desdén ni por la indiferencia de patrones que amenazaron a muchas trabajadoras con despedirlas.

Frente a las amenazas la empatía femenina con el movimiento fue ejemplar, muchas estuvieron dispuestas a perder el trabajo o resignadas a que les descontaran el día. Son estimulantes las pequeñas victorias, como la de una joven arquitecta de nombre Isabel que se propuso faltar al trabajo contra la amenaza de que perdería el empleo y, al verla determinada, la empresa terminó dando el día, sin descuento, a todas las mujeres. Supongo que como esas luchas silenciosas hubo miles en todo el país.

Tengo la impresión de que estamos en la línea de tiempo que señala un antes y un después para el gobierno de Izquierda. Han manejado tan mal el movimiento que por vez primera el presidente se ha quedado sin respuestas, exhibiendo un discurso falso e inseguro que lo llevó al extremo de asumirse “humanista”, con tal de darle la vuelta a declararse “feminista”.

Desde un inicio interpretó mal esta parte de la lucha y así continuó, abonando al descrédito mantuvo su postura descalificadora, sin darse cuenta que había sido rebasado. Pudiéndose montar sobre el movimiento decidió combatirlo y ahora ha perdido credibilidad, dejó de ser el líder fuerte de voz única y razón incuestionada. Igual que su esposa, una mujer intelectual de izquierda cuyos movimientos femeninos les son cercanos, con el presente hizo el ridículo al apoyarlo en sus redes y recular una hora después a fin de estar en sintonía con el presidente ¿Con qué calidad puede Beatriz Gutiérrez elevar la voz para defender al gobierno de su marido, si le ha dado la espalda a las mujeres? Ella misma se desautorizó.

Encima, la señora formula otra crítica a las expresiones violentas –bomba molotov- como si hubiesen sido la esencia de la manifestación, siendo que la enorme mayoría de las mujeres marchó en perfecto orden y hoy lunes lo único que hicieron fue ausentarse para dejar el poderoso mensaje de su importancia en la vida del país. El gobierno del Líder Amadísimo necesita ajustarse a las nuevas circunstancias, modificar agenda y discurso a efecto de mostrar un mínimo de empatía con el feminismo. Un marzo negro para López Obrador, con las mujeres se ha topado. Si pudo recomponer el desastre de liberar a Ovidio Guzmán, con la mentira de que salvó vidas humanas, esta vez necesitará ser más creativo y sobre todo mostrar aunque sea un dejo de humildad para contener el descrédito. Tarea imposible, humildad es lo que menos tiene, seguirá dominado por la soberbia, recordemos su ejemplar terquedad.