*Javier; obtusa e ingrata obstinación

* … No aprende maromas nuevas

* El penco que soñó con ser Pegaso

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Siempre he pensado que los gobernantes pierden el sentido común, en la parte final de su poder. Se distancian a tal punto de la gente que terminan confundidos entre ficción y realidad o, encerrados en sí mismos, convencidos de que no hay más verdad que la suya. Ejemplos de la sinrazón política sobran en la vida nacional y los desvaríos de caudillos alucinados se cuentan en casi todos los países. La historia nos ha dejado cada joyita. 

Rumiando de qué forma imponer a Gustavo Madero en la gubernatura, Javier Corral ideó una iniciativa de Reforma Electoral cuya sustancia son las llamadas elecciones primarias. Supone que así manipulará el proceso, las tentaciones de siempre; si carezco de control interno en el partido, saco la definición donde la nómina y el dinero me dan fortaleza. Ordinario, nada innovador.

No tenía que declarar el magistrado Luis Villegas, panista de corazón y en su momento asesor estrella de Javier en asuntos electorales, sobre la inconstitucionalidad de la Iniciativa legal, para percatarnos del hecho. Cualquier alumno de tercer año en la Facultad de Derecho sabe que las leyes no pueden ir contra la Constitución General de la República y las leyes generales, en el caso particular la Ley General de Partidos Políticos. Por obviedad no es ni siquiera discutible.

Una decisión así abre espacios para el litigio de las candidaturas, al favorecer la judicialización desde su primera etapa. Cualquier aspirante que se sienta perjudicado podría impugnarla y detener el proceso hasta que un juez resuelva sobre la legalidad del mismo. Estamos en presencia de una Iniciativa que genera incertidumbre jurídica, en vez de certeza.

Sin embargo dejemos los matices legales aparte, en nuestro querido México suele ser lo menos importante en la disputa por el poder. La contradicción mayor de la “Iniciativa Madero” está en otorgar ventajas a otros partidos –Morena específicamente- en perjuicio del PAN, bajo cuyas siglas Javier Corral llegó al poder. Aparte de obtusa es ingrata y desleal, va contra los intereses del partido que todo le dio.

Javier es testigo y víctima de otras primarias. Junto a Cruz Pérez Cuéllar, hoy senador por Morena y aspirante al gobierno, y a Carlos Borruel, protagonizó el bochornoso episodio del “batidero”, durante las internas que el PAN abrió a la sociedad en 2012, para elegir candidatos a senador. 

Cruz y Borruel se aliaron con el diablo para conseguir votos de priistas, perredistas y hasta de los muertos, manoseando la elección inescrupulosamente en perjuicio del mismo Javier y del Partido.

El resultado fue que el PAN perdió escandalosamente aquella elección, contra un PRI que empezaba a ser lastrado por la corrupción. Quizás Javier haya olvidado el batidero porque a la postre terminó de senador, mientras que Cruz renunció al PAN y Borruel entraba en decadencia política. 

Pero aquella senaduría la ganó en la mesa a intervención directa de Luis H. Álvarez, quien puso sobre el escritorio de Calderón su renuncia a la Comisión de Pueblos Indígenas. De otra forma en esa oportunidad jamás hubiese sido senador y en consecuencia tampoco gobernador.

Cuando su partido está urgido de unidad para contener el crecimiento de Morena, Javier propone una estrategia electoral que, además de inconstitucional, por experiencia sabe que provocada discordia entre los liderazgos del partido y fractura general de la marca ¿Por qué?.

Hay una explicación sencilla; quiere doblar a Maru Campos, electoralmente la mejor posicionada de su partido, e imponer a Gustavo Madero, un candidato gris, torvo e impopular que sólo no ganaría una elección ni en la primaria de sus hijos. Pues hay otro dato, colocó en la nómina del gobierno a Carlos Olson, responsabilizándolo de operar la Iniciativa. Por lo menos disimulen.

Javier Corral Lleva la obstinación al límite. No encuentro diferencia entre él y César Duarte. En esa parte son igual, dos caras de la misma moneda. Ya tendré oportunidad de hablar sobre el paralelismo de los enemigos irreconciliables, su conducta es aterradoramente semejante, quizás por eso se odian tanto.

Rompeolas

Cómo me divirtió el encuentro virtual entre Javier Corral y los exgobernadores. Aquel busca su lugar en la crisis pandémica y éstos que pagan por ser rentados. Se juntó Pancho con su Rosita. No me sorprende la vieja y obsoleta narrativa de tono plano y lugares comunes, hueca al interés del ciudadano desamparado y solo en la peor emergencia sanitaria y económica que ninguno de los cinco haya vivido; el habitual bla, bla, bla ¡que chihuahenses tan ejemplares somos!. Chango viejo no aprende maromas nuevas. Con que regresan el uno por ciento de lo robado llenan de alimento las bodegas del gobierno, saturan de medicinas contra el virus los almacenes y dotan de respiradores a hospitales públicos y privados. Aguanten la broma, el corrupto esta corriendo y ustedes en su momento de fama. A veces es bueno reírnos hasta de nosotros mismos.

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Alfredo Lozoya, edil de Parral conforme con su apodo de caballo, alcanzó niveles risibles de lo ridículo, haciéndose videítos en avionetas sin reparar en las semejanzas de su papel como alcalde alucinado y la imagen prototípica de los barones del mal. Su protagonismo lo pierde es insensato, sobreactúa pensando en que contribuye a sus aspiraciones políticas. Ingenuo, donde están las decisiones de Poder lo tienen por un penco que soñó en ser Pegaso y él feliz jugando a “My Little Pony”, imagina que surca los aires y salva a la humanidad. La fumigación aérea es inservible, si tuviese algún efecto contra el virus la armada de los Estados Unidos ya hubiese fumigado diez veces la ciudad de Nueva York. Pero en algo hay que gastar el dinero, cuando sobra.