*Para el rajados no hay ley: Artemio

* Delicias ahogado entre dos soberbias

*La Guardia Nacional debe salir. ¡Ya!

* Reyes ni al baile fue y salió pisoteado

* Oportunismo criminal de Lozoya

* Patricio Martínez, purificado

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La historia se remonta a una tertulia entre “amigos demócratas”, celebrada cuando las heridas del 2006 seguían abiertas. Javier Corral, haciendo ronda con sus cuates de izquierda, habría reconocido el fraude ante López Obrador. Tienes que declararlo, Javier, tu eres un demócrata, habría exigido el supuesto defraudado. Javier nunca hizo la declaración y aquella negativa persistente enfrió la relación que los dos maduraban.

Pongámos la anécdota entre los tantos trascendidos, ellos saben. Pero cierta o no, lo que al paso del tiempo hemos visto entre el gobernador Javier Corral y el Presidente López Obrador, es la relación de dos soberbias ensanchadas que se atraen tímidamente y se repelen con brusquedad. Del episodio bochornoso de las rayadas que Javier horneó en casa para satisfacer el paladar de López Obrador, llegamos a la confrontación pública sin antecedente en la relación histórica Chihuahua-Federación.

El mayor insulto que puede recibir Javier Corral se lo dijo López Obrador la mañana de ayer, desde el sagrado púlpito donde gobierna al país. Hizo una descontextualizada relatoría de los gobernadores de Chihuahua, desde Fernando Baeza hasta el actual, para terminar igualando a Corral con Duarte: “… y después de Reyes Baeza entró el señor que está en Estados Unidos, César Duarte, y después el que está actualmente, Corral, pero hay una asociación entre ellos, no hay ninguna diferencia, engañaron al pueblo”.

Trágame tierra, calienta más que lo asocien con el vulgar ladrón que una mentada de madre bien pintada. Lo ha combatido durante seis años y de pronto el Sumo Tlatoani pontifica con que son iguales. Horas después Javier dijo que López Obrador es el primero en manosear el movimiento e ironizó con que reclama en púbico por que no puede comunicarse con él, ni haciendo señales de humo.

Ambos se sienten engañados, ambos se dicen traicionados y lo más seguro es que ambos tengan la razón. Los acuerdos establecidos, cualquiera quera que hayan sido, quedaron despedazados allá y acá; López Obrador responsabiliza a Javier de las incursiones de Madero y Mata partidizando el movimiento de los agricultores; Javier a López Obrador de ser el primero en contaminarlo con declaraciones matutinas de politiquería.

Se traicionaron uno al otro y en medio de sus soberbias ensanchadas quedó colgada la exigencia de los agricultores, clamando por que no se lleven el agua. Para el rajado no hay ley, decía Artemio Iglesias, ahora el problema no está en la Boquilla, se trasladó a la relación “odio-amor” entre gobernador y presidente. Lo que vimos ayer fue actuando a López Obrador como López Obrador y a Javier Corral reaccionando como Javier Corral.

¿Qué culpa tienen los agricultores de sus egos exaltados? Ninguna, ellos lo único que deseaban era certidumbre de agua para el próximo ciclo agrícola y ninguno de los dos pueden garantizarla. Lo que buscan desde el martes en la noche es justicia para la mujer muerta y sus huérfanos. Presidente y gobernador hicieron escalar el rencor regional al punto de que mañana pudiesen suceder enfrentamientos mayores, si la tensión permanece al máximo.

Nunca es tarde para que prevalezca la cordura, alguien debe dar el primer paso y poner un mínimo de sensatez, darse cuenta de la crispación social e intentar distenderla. Puede empezar bajándole de tono a sus declaraciones, mostrar empatía con los agricultores y sus familias y humanidad con los deudos de la mujer asesinada.

El asunto ahora es que no regresará la paz a la región, mientras permanezca la Guardia Nacional. En esa parte Javier tiene razón, los hombres uniformados son el símbolo de la represión, los enfrentaron durante semanas hasta que sobrevino la tragedia, lo que tantos preveíamos, verlos circular en sus calles se tomo como agravio ¿Quieren más muertas antes de dar un paso hacia atrás?. Alimentando el odio es lo único que conseguirán. Cordura, señores, cordura.

Rompeolas

La perversa irresponsabilidad de López Obrador no tiene límite. Con tal de negar legitimidad y desvirtuar al movimiento, golpea a los exgobernadores sólo por que Fernando Baeza decidió hacer presencia en una asamblea. De ahí se agarró para hablar del fraude patriótico, de la complicidad Salinas-Barrio, igualar a Cesar Duarte con Javier Corral y hasta mandó un incómodo mensaje a Reyes, que ni al baile fue pero salió pisoteado. Lo he dicho muchas veces, López Obrador es más vil y perverso de lo que se imaginan sus adversarios.

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El oportunismo de Lozoya, edil de Parral, raya en lo criminal. El pasto está para que enciendan un cerillo y arda parejo, con peligro de más muertes, y el inculto Lozoya llevando gente de Parral para “fortalecer” el movimiento de los agricultores, sin más propósito que sacar raja política. Eso habla de su enorme irresponsabilidad ¿Cómo aspira a ser tomado en serio para gobernador, comportándose como un cholo de la política?. Bien lo han dicho, es otro duartito.

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Hay ventajas en identificarse con el Gran Tlatoani y su partido. En la mañanera de ayer López Obrador tuvo para todos los exgobernadores, pero a Patricio Martínez lo puso en el cajón de los purificados. Mencionó la frase redentora, “él no era igual, y al instante quedó desasociado del PRIAN. Desde ayer está listo para ser candidato a presidente municipal, bienvenido a Morena.