Si por Javier Corra fuese, su compadre, antiguo cómplice de correrías alocadas y ex mejor amigo, Cruz Pérez Cuéllar, sería el último en sucederlo. Antes muerto que verlo rendir protesta de gobernador y, paradojas de ésta relación anticlimática, a la vez quisiese en su ser interno que Morena lo elija de candidato. ¿Porqué? Estando Cruz en la boleta Javier recibe el pretexto que está buscando para involucrarse de lleno en la elección, colocando en el centro de la campaña la corrupción duartista, su tema favorito, como hace cinco años.
Está sinceramente convencido que Cruz fue uno de los mayores beneficiarios de la oposición en el dispendio de César Duarte y para demostrarlo pasó de las palabras a los hechos, solicitando a la Cámara de Diputados el desafuero del senador. No prejuzgo a Cruz, ni mucho menos lo enjuicio, pero imagine si, con afán de rijosidad callejera, Morena pone su nombre en las boletas. La decisión le vendría como anillo al dedo, éste si, a Javier Corral. Es de lo que pide su “korima”.
Ya escucho su narrativa en medios nacionales, apalancado en la “Operación Justicia para Chihuahua: “Con la candidatura de Pérez Cuéllar, Morena y López Obrador no sólo han demostrado que los principios de no robar, no mentir y no traicionar que tanto pregonan, son una vil farsa, también pretenden tomarnos el pelo y burlarse de los mexicanos, presentando de candidatos reblanqueados por fuera a verdaderos pillos.”
Y luego desgranaría donde sabe que duele: “Cruz es traidor por que traicionó al PAN y a los chihuahuenses, yendo de partido en partido sin ninguna convicción; Cruz es un ratero por que se hizo cómplice del vulgar ladrón en el saqueo a las finanzas de Chihuahua, tengo un arsenal de pruebas para demostrarlo; Cruz miente por que pretende engañar a los chihuahuenses con hipocresía y cinismo de quién miente sabiendo que miente y además lo hace mirando a los ojos”.
Esas y cuantas más ocurrencias le vengan a la mente soltaría sin rubor, endosando de pasada el descrédito a López Obrador, con referencia al hermano Pío, a la prima Felipa, y a las fichitas que van construyendo su historial oscuro en el gobierno de la cuatrote. Es la oportunidad que busca el gobernador, pues como el Presidente, también encuentra imposible abstenerse de participar en el proceso electoral, siendo que tienen la obligación de guardar silencio y dejar la responsabilidad electoral en los candidatos.
Ambos serán parte definitiva en el juego electoral y, en el caso de Javier, más si por alguna razón desconocida, Morena postula al senador de candidato al gobierno estatal. Recuerden, Corral quiere ser candidato a la Presidencia y su boleto es la campaña anticorrupción. No haya compadre que no haga daño, la relación Corral-Cruz es un excelente ejemplo del viejo dicho.
Rompeolas
Según fuentes de Morena en Ciudad Juárez, la presentación de Armando Cabada como aspirante a candidato por Morena, el sábado pasado, tiene que ver con una extraña alianza con Juan Carlos Loera, otro prospecto al mismo cargo, sugerida por Arianda Montiel, su asesora política y mayor apoyadora. ¿Cuál sería el objetivo? De acuerdo a las mismas fuentes, no estarían pensado en la gubernatura, sino en la Presidencia Municipal. Quieren presionar desde adentro para que Loera se quede con la alcaldía, donde González Mocken está muy avanzado, y Cabada sea admitido como candidato a diputado federal, garantizando su paso automático hacia la impunidad. Quien iba a decirlo, el edil del municipio más poblado y con mayor presupuesto de la entidad –casi el doble que Chihuahua, capital-, reducido a vulgar palero de un impresentable como Juan Carlos Loera. La política decadente los hace y ellos se juntan.
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Han empezado a surgir versiones, hasta hoy tímidas, de que los grupos en el PAN habrían llegado a un momento de tregua fáctica, esperando resolver por la vía política sus desencuentros. ¿Será? Es una explicación pertinente a la especie de calma chicha que se vive al interior de ese partido, desde los episodios de alta tensión vividos en días pasados. Sería la mejor solución para el PAN, si tienen capacidad de avenirse políticamente serán competitivos, si consuman la ruptura abren el paso a Morena ¿Algún extraño ablandó el corazón rugoso del vengativo gobernador? Difícil pero no imposible, si pierde el PAN pierde también Corral, no hay duda.
