Los dirigentes formales y fácticos de Acción Nacional están frente a una de las decisiones más importantes de la presente campaña, de la forma en que la destraban dependen en buena medida sus posibilidades de éxito, sabiendo que frente a ellos está un oponente formidable y marrullero.
La feroz confrontación por la gubernatura podría permear hacia alcaldías, diputaciones y demás candidaturas menores, si cancelan la negociación política y dan paso a elecciones primarias en cada posición. Imagine el estruendoso desbarajuste, sería un escenario casi suicida, la opción donde todos pierden.
Los grupos habitualmente más duros, es decir los que crecieron en la aritmética del padrón, exigen a la dirigencia estatal que abra de par en par la decisión a la militancia, apoyados en el lugar común de los “rabiosamente democráticos”. Mientras en Morena cada decisión parte del gran Tlatoani, en el PAN invocan el romanticismo de la democracia. Están ciegos o su ambición los nubla.
En la hipótesis de consultar a la militancia para cada cargo subyace un argumento mentiroso y falaz; el que gana, gana todo. Falso, en política como en la vida, cuando se gana no se gana todo y cuando se pierde no se pierde para siempre. Póngala también al revés y mantiene vigencia; cuando se pierde no se pierde todo, y cuando se gana no se gana para siempre. Absoluto sentido común.
Pero hay más y Maru Campos lo expuso muy bien en el discurso de su registro: “necesito a todos los panistas”, dijo, y yo agrego que todos los panistas necesitan de ella, en la presente elección. Sustituyamos a Maru por PAN y verán la pertinencia de su frase: El PAN necesita a todos los panistas y todos los panistas al PAN. Es de tal obviedad que parece redundante.
Si quieren trasladar el desencuentro por la gubernatura hacia todos los liderazgos que disputan espacios menores, el camino es abrir cada elección de alcaldes, diputados, síndicos, regidores a los militantes. Si quieren acotarla, necesitan dar espacio a la negociación, tomar en cuenta el peso político de los aspirantes y valorar sus capacidades competitivas electoralmente. No van a un día de campo, como hace tres años.
Encuentro tan estúpida la discusión que hasta dudas tengo de que, en realidad, sea el tema principal de la próxima Comisión Permanente. Una de las definiciones de inteligencia política, es “sacar provecho de las adversidades y convertirlas en fortalezas”. Quienes toman las decisiones en el PAN están frente a la oportunidad de convertir el choque en las alturas –Corra-Madero VS Maru-Santones- en ventaja.
Tejan con sensatez abajo y podrán detener el avanzado proceso de escisión que socaba la posibilidad de triunfo en la gubernatura y cargos más importantes; ábranse a los militantes y catalizan los desencuentros, generando condiciones de absoluto fracaso.
Dudo que se tomen en serio eso de rabiosamente democráticos, como decía Maquío, pero en caso de que sinceramente lo crean, les vendría bien adquirir consciencia de que hacia afuera se ven más rabiosos y menos democráticos. Si yendo unidos les resultará difícil hasta conservar la capital, partidos en dos caminan al barranco.
Rompeolas
Fuentes parralitas reportaron que Alfredo Lozoya quiere mamar y dar pataditas. ¿Porqué? Aseguran que entre sus planes está competir por la gubernatura, al tiempo que colocarse en un lugar privilegiado de la lista a diputados federales pluris. Bendito bribón, no lo dudaría, a menos que, como aseguran abogados bien formados, la ley prohíba esa doble postulación. ¿Así espera Lozoya que lo tomen en serio sus posibles aliados? Por eso no avanzan.
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El aparato de Comunicación Social de Armando Cabada ha hecho circular la versión de que está en la pelea por la candidatura de Morena. Falso y mil veces falso, no está y nunca estuvo, si acaso le alcanza para una diputación federal y eso siempre que ponga todos los recursos humanos del municipio en las campañas de Morena. Su incursión es de risa; la versión de que puede llegar ridícula. En cuestión de horas sabemos, pero los informados en México saben que va Rafa Espino o, por asuntos de género, una mujer. No le den vueltas, Cabada y Loera ya no juegan para la grande.
