*Morena necesita guajes para nadar

*¿Chihuahua para el “conservadurismo”?

* Mario Delgado no encuentra su lugar

* Duarte “chicanea” su extradición

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El partidazo del gobierno, Morena, muestra debilidades obvias en Chihuahua y no está interesado en disimularlas. Faltando cinco meses para la elección buscan candidatos externos para las mejores posiciones y entre ellos hacen de tripa corazón a fin de no sacarse los ojos, en cuanto se topan.

Con la designación de Juan Carlos Loera como su candidato al gobierno del estado, quedó expuesta la insuficiencia de cuadros propios que le permitan competir con posibilidades de éxito en todos los frentes. La precariedad electoral de su candidato al gobierno los obliga a explorar fuera de su partido. Les falta tiempo para consolidar una clase política como la del viejo PRI.

En Ciudad Juárez, su bastión regional más importante, no tendrán más que aceptar la postulación de Armando Cabada a uno de los cuatro distritos federales, siendo que hace tres años les robó la elección a presidente municipal. Cabada deberá cohabitar con su mayor enemigo, Javier González Mocken, quien sería postulado a la alcaldía.

Cuando supo que el candidato sería Loera, la primer reacción de González Mocken fue acercarse a Movimiento Ciudadano, no quería nada con él. Sin embargo lo tranquilizó Arianda Montiel, de facto coordinadora general y asesora mayor del aspirante a la gubernatura, de modo que se le hizo un nudo en la garganta y se tragó el berrinche. Para complicar el cuadro, de último momento emerge Gabriel Flores, disputándole la posición.

En la capital estaba -¿o está?- muy avanzada la negociación con Marco Adán Quezada, pero hasta ayer no había certeza de que hubiese aceptado. Se ha dicho que también se entrevistó con la Montiel y el delegado estatal y que ayer se habría reunido con Mario Delgado en Ciudad Juárez. Marco sería la opción número uno, pero en la misma baila traen a Carlos Borruel, Juan Blanco y, de no haber más, hasta Fermín Ordoñez.

En Cuauhtémoc pretenden replicar el mismo escenario de Chihuahua pero con Lupita Pérez de candidata a la Presidencia Municipal. También con ella el delegado han tenido acercamientos discretos, sin que hasta la fecha se conozcan los resultados del cabildeo. Lupita pone sus condiciones.

La estrategia es generarle condiciones electorales competitivas a un candidato que ha sido mal recibido dentro y fuera del partido, como Juan Carlos Loera. Bien pensado, Si tienen un candidato al gobierno con marcados asterisco de reprobación y carecen de cuadros propios, buscar alternativas externas que catalicen la campaña es necesario. Razonamiento simple y pertinente; lo importante es la gubernatura.

De acuerdo, sin embargo al verse relegados de las posiciones más importantes, los rabiosamente morenos están rechinando los dientes de coraje y no hay forma de hacerlos entender. Con toda razón se preguntan ¿Qué no ganamos en la elección del 2018?. Al desplazarlos reactivan la siempre perniciosa grilla interna y esos cuates están hechos en la oposición contestataria. Para eso son muy buenos.

La otra, en ese variopinto mosaico electoral que intenta consolidar el delegado de Morena, es la dificultad de coordinar las campañas de gobernador, presidentes municipales y diputados federales. Es complejo, cada uno verá pos su interés particular y Loera carece de oficio, estatura y carácter que le permita armonizarlos.

Veremos que sucede en los próximos días, pero desde el dedazo a favor de Loera cada movimiento de Morena demuestra que necesita guajes para nadar. Aún consiguiendo los prospectos externos su camino es cuesta arriba, máxime si –como parece- el PAN consigue avenirse. ¿Será que López Obrador entregó Chihuahua al “conservadurismo terrasista”, como suele llamar a la entidad? Es pregunta.

Rompeolas

Mario Delgado no encuentra su lugar en Chihuahua. Vino de botepronto, cumplió con Juan Carlos Loera, habló de oficio contra Javier Corral y cebolleó a Cabada. Después en corto platicó con tres o cuatro aspirantes a cargos menores y se fue sin dejar amarrado absolutamente nada. Ya hizo su trabajo, lo veremos de nuevo en dos o tres meses, Chihuahua es uno de los estados que menos le importan a Morena, está comprobado.

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César Duarte chicanea al más alto nivel su extradición. Ahora salió con el absurdo de que teme por su vida. Ajá, si pudiese venir sin problemas legales hace años que estaba acá, pero insiste en negarle el gusto a su odiado enemigo. Quizás se salga con la suya, Javier Corral lleva toda la administración que ya mero, ya mero y el “as de oros” nada más no llega. La última versión del año pasado fue que, a más tardar, estaría en San Guillermo para los Reyes Magos. Bien, ayer amplió el plazo hasta dejarlo en “este año”. O sea para abril o para mayo, lo que es igual a sabe Dios cuando.