*Narrativa y unidad, reto de Graciela

*Patricio desempolvó su chamarra colorada

*A mentadas, reciben a Loera en Delicias

*Con o sin crédito, la crisis es brutal

*Tiene razón Corral, todo es política

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Si fuese por oficio, experiencia, formación política, capacidad, Graciela Ortiz sería la candidata a derrotar. Funcionaria de primer nivel en tres administraciones: con Patricio, secretaria de educación y secretaria de desarrollo social; con Reyes, directora general de Pensiones Civiles; con César Duarte, secretaria general de gobierno. Diputada local, diputada federal, senadora de la República, presidenta del CDE, secretaria de Acción Electoral del CEN, secretaria general adjunta del CEN y quien sabe cuantos cargos partidistas más.

La mujer tiene una trayectoria política, ejecutiva, legislativa muy respetable. Pocos en Chihuahua, de cualquier partido político, pueden presumir sus credenciales. Confiable en el trato, hace valer su palabra dentro y fuera de su partido, respeta los acuerdos. No digo que esté sobrecalificada para ser gobernadora, nadie lo está, y tampoco que es la única, pero su experiencia habla por ella, ahí está.

Ayer que tomó protesta, escuché completo su discurso, confirmó su estatura política de mujer práctica formada en la institucionalidad del PRI: habló bien de los tres gobernadores –Baeza, Patricio, Reyes- e ignoró al innombrable, apeló al legado histórico de su partido, se solidarizó con los agricultores, por el agua que les robó Conagua. Es decir ponderó las fortalezas de un PRI que gobernó Chihuahua durante décadas.

Librito de la liturgia política en mano, lo conoce de memoria, al revés y al derecho. Su problema es el enorme descrédito en que cayó el PRI por la corrupción del pasado reciente, Duarte y Peña. Dejaron un legado de atrocidades, latrocinios, abusos que los hace impresentables y complica la viabilidad electoral de su partido.

Graciela va contra esa herencia maldita, especialmente la del último gobernador priista, cuyo abuso y corrupción enfadó a los chihuahuenses hasta el hartazgo. Convencer a los electores de que el suyo es otro PRI y volverlos a entusiasmar  para recuperar su confianza, será tarea difícil. La ofensa social es sólo comparable con el tamaño de los abusos.

No sé hasta donde está dispuesta a llegar con su narrativa de campaña, como dije, es una mujer formada en la institucionalidad priista, pero si quiere tener oportunidad de trascendencia electoral, necesita subrayar puntualmente su rechazo absoluto y cabal a la corrupción, ponerle nombre y apellido, reconocer los abusos y prometer que no volverán. Hacer el mea culpa partidista al que ningún candidato priista antes que ella se atrevió, consecuencia de lo cual su Partido continúa en el descrédito social.

Tocar las fibras sensibles de los electores inconformes con las fuerzas políticas protagónicas, PAN y Morena, es preciso. Hay muchos ciudadanos que no se resignan a sólo dos opciones. El río está revuelto, la política batida y los electores azorados observan como los del PAN se despedazan entre ellos, Morena postula al más incompetente y lejanamente a un tercero en el que pocos, contados, ven con relativa seriedad.

La oportunidad ahí está ¿Está decidida a tomarla o se instalará en la comodidad una plana campaña “muy a la priista?. Si decide tomar, además del mea culpa priista –es una especie de pecado original- necesitará desplegar un discurso regionalista de compromiso con Chihuahua, que incluya un rechazo absoluto al populismo delirante y confrontador de López Obrador y señalar objetivamente pero sin temor la incapacidad administrativa de Javier Corral, no supo gobernar, el estado se le fue entre las manos. Hablar para los electores, no para la desprestigiada clase política.

¿Tiene la audacia, la determinación y el coraje de tomarla? Ojalá, con el tradicional discurso priista su campaña sería un bla, bla, bla sin remitente, un discurso al vacío y su Partido continuaría en la tendencia negativa de las últimas elecciones. Ahora, si de eso se trata, de llevar las cosas tranquilas, pues políticamente también se vale. Ya veremos, la campaña no ha empezado. Éxito.

Rompeolas

Tras la efímera incursión de Patricio Martínez en Morena, es una de las muchas viudas de Rafa Espino, regresó con su chamarra roja a la toma de protesta de Graciela Ortiz, como precandidata del PRI al gobierno del estado. Traían su nombre como posible candidato de Morena a la presidencia municipal, ahora está de regreso en su viejo partido. Es la nueva normalidad política, el absoluto pragmatismo, Patricio es regla no excepción. Hoy acá, mañana allá, pasado quien sabe. Signos de los nuevos tiempos.

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Con mentadas, señalamientos de traidor, mentiroso, sinvergüenza, recibieron en Delicias a Juan Carlos Loera, precandidato de Morena a gobernador. Casi salió corriendo de una reunión que no pudo realizarse y fue lo mejor, la gente allá sigue sumamente molesta. Tienen razón, ahora mismo están intentando detener a los líderes del movimiento en defensa del agua, Chavita Alcántar uno de ellos, en el que Loera fue uno de los más activos contra los agricultores. Las mentadas le salieron baratas, se baja del auto y lo patean. Lo habíamos dicho, son muchos los lugares donde no podrá hacer ni campaña, menos cosechar votos. Y ahora quien lo defiende, como puede ganar un candidato tan repelente al los electores como Loera ¿por la gracias del mesi? Ajá.

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Muy mala señal que los diputados hayan negado el crédito -1,868 millones de pesos- al gobierno de Javier Corral. Ciertamente no resuelve más que lo inmediato, pero representaba un alivio para cerrar el quinquenio. Los mejores oficios de Fernando Álvarez Monge y de Jorge Issa fueron insuficientes contra la politiquería prevaleciente; los diputados de Morena y el PES votaron en línea contra la solicitud y también dos del PAN, Soto y González. La frustración de Javier es obvia, declaró que sin el crédito habría una profunda crisis económica. La verdad es que con crédito o sin crédito, el mayor problema del próximo gobernador, quien sea, será solucionar la crisis financiera, es brutal. Que hubo motivaciones políticas, dijo el gobernador, y responsabilizó a Mario Delgado. Tiene razón, ahora mismo todo está motivado por la política, en lo que debemos incluir el pleito con uñas, dientes, cuchillos, fileros entre panistas, teniendo a Corral y a Maru como protagonistas principales. Todo es política, hasta los atentos citatorios ministeriales.