Planilla oficial registró muertos

* La insurgencia contra el delegado

* Valencia a medio paso de Morena

* Conago de regalo para Mancera

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Contra presiones y malmodeos, la insurgencia del PRI mantuvo ayer su postura rebelde, poniendo en marcha una estrategia “espejo” para que su planilla sea medida con la misma vara que la oficial. En previsión de que la Comisión de Procesos Internos los descalifique, presentaron un escrito anticipado en el que piden equidad.

Con el cruce de información pronto se dieron cuenta que la estrategia jurídica era un error, pues descubrieron un batidero en la integración de la planilla oficial. Es de risa, los priistas no tienen remedio, desatendieron la paridad de género, el porcentaje de jóvenes y en la prisa por juntar los 1,200 nombres –entre propietarios y suplentes- registraron hasta muertos de diez años.

No es broma, entre los nombres de la planilla oficial apareció el de Jesús Levario, diputado local por Jiménez en los lejanos noventas, fallecido hace casi una década. Con respeto para los difuntos, poco faltó para que metieran también a Oscar Flores, Oscar Ornelas, Saúl González Herrera, Miguel Étzel.

La operación “archivo muerto”, en la que están incluidos nombres de las últimas diez diputaciones locales y federales, sería complemento de las cuotas otorgadas a los liderazgos reconocidos por la dirigencia nacional: Reyes Baeza y Patricio Martínez, Enrique Serrano –léase César Duarte- las senadoras Graciela Ortiz y Lilia Merodio, Teto Murguía, Alex Domínguez, antes del alzamiento, y una larga lista de pipitillas.

No saben otra, pedirles un ejercicio democrático sería tanto como suponer que un elefante en retiro aprenda suertes nuevas para complacer a públicos más exigentes de otros circos. Imposible.

En buen aprieto quedó el PRI local por ignorar el momento de inconformidad y hartazgo que priva en sus militantes –no se diga la sociedad en general- a causa del cinismo con que se conduce la dirigencia local tras la derrota, así como la tolerancia y complicidad con sus gobernantes corruptos, entre ellos César Duarte, de los dirigentes nacionales.

Con independencia de los muertos resucitados y el pisoteo de la convocatoria, impondrán su planilla al precio que sea, ya que ayer durante toda la tarde y entrada la noche limpiaban los expedientes –aguas, podrían  encontrar varios del PRD o Morena- para dotarlos de algún sustento legal que les permita invalidar a la planilla insurgente.

Una vez descalificados les dejan abiertos dos caminos; o toman la vía de la judicialización hasta llegar al Tribunal Electoral, o se victimizan diciendo que les cerraron los espacios de participación, enfilándose hacia los horizontes de Morena o la independencia.

En ningún caso el PRI tendrá un resultado positivo, ya perdió. El PAN acelera su desgaste con un gobernador autoritario, caprichoso e ineficiente, los grupos luchando su propia guerra civil y ellos desaprovechan la única oportunidad que tenían de regresar, sólo por su convicción de ponderar las viejas formas de la rígida disciplina basada en la política del “yes men”.

No deja de asombrar su miopía, desde las cúpulas cierran ojos y oídos al enorme grado de irritación social y, víctimas de su historia, quieren seguir imponiendo criterios donde la gente sólo desea escuchar combate a la corrupción, no a la impunidad y democratización.

Durante la presentación de la planilla insurgente Marco Adán se mantuvo de bajo perfil, sin engañar a nadie de que su mano estaba metida hasta los codos en el movimiento. Ayer no se aguantó y salió a medios, cargando contra el delegado Fernando Moreno, al que los aspirantes a presidentes ponen las cruces.

“Es un delegado de expresiones arrogantes, que trató a los aspirantes como menores de edad. Les faltó al respeto ignorante de que en el norte no hay actitud de sometimiento… carente de sensibilidad para escuchar, atender, comprender el momento actual en el que se encuentra el PRI”, declaró el ex presidente municipal y finalista contra Serrano en la carrera por la gubernatura.

Marco es uno de los más pintados de apache, lo han maltratado innecesariamente desde que dejó la presidencia municipal siendo una de sus figuras más prometedoras. César Duarte desplegó una feroz persecución política para meterlo a prisión y después los constantes desaires del partido. Es previsible que sus proyectos políticos hoy estén fuera del PRI.

Otra prueba de la decadencia sin retorno en la que se encuentra éste partido, la ofreció el martes Víctor Valencia de los Santos en la ciudad de México. Fue parte de la LX Legislatura que coordinó Emilio Gamboa y catapultó a César Duarte a la gubernatura, condición con la cual acudió a una comida presidida por Enrique Ochoa, líder Nacional.

En mal momento lo invitaron, pues atravesado como es el juarense les dijo que estaba en desacuerdo con dirigentes protectores de gobernadores corruptos cuya conducta de abusos y excesos destrozaron al partido. Imagine la perorata de Valencia, soltó su resto.

De Chihuahua estaban presentes, en esa reunión convocada por Emilio Gamboa, Enrique Serrano y Lilia Merodio, también diputados de la misma Legislatura, quienes no alzaron la voz para defender al exgobernador. Serrano, además del silencio que guardó, bajó la cabeza avergonzado e impotente. No tienen cara para seguir haciéndole al político, traen en su pecho por insignia la “C” que lo mismo vale para César que para Corrupción.

Con remitente de Los Pinos, le llegó a Miguel Mancera de regalo la Conago, para que haga campaña de cara a las elecciones presidenciales del 2018. Jamás un jefe de gobierno del Distrito Federal había presidido el sindicato de gobernadores y menos entreganda la estafeta de un perredista a otro, pues aunque se diga independiente ahí está el origen de Mancera.

Hoy se la entregan a un año de las elecciones, a efecto de que se placee por todo el país en amena precampaña. Es parte de las estrategias contra López Obrador, cada punto que suba Mancera bajará el moreno y como prevén la elección serían de enorme utilidad.

A propósito ¿Sabe dónde será la próxima reunión de la Conago? En el reclusorio Oriente, para donde caminan varios de los exgobernadores, más los que se sumen de la presente camada, los que todavía están en funciones.