Javier Corral abrió en Juárez el 2018. Era necesario, muchos despistados siguen con los mareos de las festividades y no se enteran que ya brincamos al otro año, de modo que hacían falta las estridencia del gobernante para regresarlos a la realidad. Despierten, el año arrancó caliente.
Envió respetuosos, pero muy, muy respetuosos llamados al Poder Judicial para que los jueces sean más enérgicos con los puchadores reincidentes, quienes a su ver se aprovechan de la debilidad de los jueces para valerse de la puerta giratoria y burlar la justicia. Ya estuvo bueno, eso debe terminar, entendieron.
Si en Chihuahua hubiese independencia entre poderes, en lugar de abyecta sumisión al Ejecutivo –no es de ahora, Duarte los pisoteó y en mayor o menor medida todos los gobernadores someten a los otros dos poderes- Jiménez Castro haría su respetuosa respuesta, pidiendo al Ministerio Público que integre debidamente los expedientes y a los diputados que legislen a conciencia y en consecuencia. Ahí radica el mecanismo que hace girar la puerta.
Pero como el Presidente del Tribunal no llega ni a magistrado florero, a diferencia de Ramírez Benítez y todos los magistrados presidentes en la era Duarte, callará y estará pendiente a recibir órdenes de la empoderada consejera de la Judicatura, apremiando después a los jueces para que atiendan los “respetuosos llamados del señor gobernador”.
Qué manera tan primaria de dar línea, antes los gobernadores al menos simulaban o hacían esos comentarios en desayuno privado con los magistrados, ahora les hacen llegar la orden vía medios de comunicación. ¿Tomaron nota? Pues háganlo antes de que reciban un cordial WhatsApp de Luz Estela.
El respetuoso llamado a los juzgadores no fue el punto más trascendente de Corral durante su discurso ante los medios, tras la reunión de seguridad en Juárez. Ahí mismo cargó contra Peña.
Sin que nadie le preguntase –sus ruedas de prensa suelen ser un monólogo- refirió que el gobierno de Chihuahua hizo un trabajo ejemplar en la integración de las carpetas de investigación que justifican las diez ordenes de aprehensión y que “ahora corresponde al presidente y al procurador demostrar en los hechos que no protegen a César Duarte”.
Presiona fuerte, tan fuerte que hace culpable a Peña de proteger a Duarte, afirmando que sólo será inocente si demuestra en los hechos lo contrario. En ese nivel y en este momento los golpes son de pesos completos, con el cariz que los trasladaron de la parte inferior hacia arriba de la mesa. Adiós al disimulo.
O me entrega usted a Duarte, o usted señor Presidente es su cómplice en el latrocinio cometido contra Chihuahua, es el “respetuoso” mensaje que Corral envió a Peña como saludo de Nuevo Año. En su tono iba implícito un para que sepan, acá en Chihuahua no andamos con rodeos ni medias tintas. Recibido y anotado, dirán en Los Pinos y en la PGR.
No es una decisión alocada o exabrupto de Corral, la prepara desde que hizo la escena del diablito y las cajas probatorias de las diez carpetas entregándolas a la PGR. Sin embargo denotan desesperación, lanzando sobre la yugular de Peña no tiene más que confiar en que su caso esté bien sustentado y que al presidente le tiemblen las corvas.
Elevó mucho la apuesta, pero tiene fichas con que jugar, ahí está la Coneja en San Guillermo y el twitter de llevar el caso hasta “donde tope”, con evidentes saludos a Manlio Fabio Beltrones. En formato de pregunta sería de la siguiente manera: ¿De ese tamaño quieren el escándalo con tal de proteger a Duarte? Hasta allá estoy dispuesto a llegar. Pintó su raya en el agua, como dice un clásico de los narco-corridos.
Y sólo por molestar, una pregunta impertinente o en el mejor de los sentidos inoportuna: ¿También llevará el caso de Miroslava hasta donde tope? Pues mire, véalo usted, en el mismo evento Corral reiteró su compromiso para que en éste asesinato “el Ministerio Público vaya hasta donde las investigaciones y los elementos probatorios nos permitan, pero por inferencias no podemos tampoco imponerle responsabilidad a nadie, cualquier responsabilidad tiene que probarse ante un juez. No es nada más por que se cree, se piense o se deduce.”
Visto en frío, está claro que no es consistente con el “tope donde tope” categórico, que pronunció con relación a la corrupción duartista. En el asesinato de Miroslava prevalecen el espérenme tantito, todo debe ser probado, mil veces re probado ante el juez y nosotros no actuamos sólo por que alguien supone, cree o deduce cosas. Desde luego que no, hay dolientes, sus dolientes.
Es la doble vara de la justicia en modalidad Nuevo Amanecer, recreada por el propio gobernador en una misma conferencia de prensa. Quienes tengan dudas escuchen los audios.
No obstante en algo tiene razón, hay un detenido importante del asesinato, lo cual desde luego es muy loable, sobre todo considerando –como atinadamente dice- la espantosa impunidad en asesinatos de periodistas.
Es muy válido que haya un detenido, pero no garantiza que el caso esté resuelto y mucho menos explica su proclividad a exculpar –así pareció ayer- a compañeros de su partido que aparecieron en la investigación como probables “autores auxiliares”, conforme a una interpretación jurídica de Héctor Villasana.
Ese caso sigue abierto y sangrando en donde hay panistas involucrados a quienes la Fiscalía se niega a tocar así fuese con el pétalo de una rosa. Mientras siga la tremenda omisión, o complicidad, no le es dable a Corral reclamar reconocimiento para la investigación, así considere que la Fiscalía realizó un trabajo ejemplar que deberá ser estudiado por todas la academias penalistas del país y del mundo.
El vació que Lucha Castro dejó en las calles, a cambio de oficiar de autónoma en el Poder Judicial, está siendo ocupado por Heraclio Rodríguez, éste líder del Barzón que no desaprovecha una oportunidad para desafiar al Gobierno Estatal.
Los espacios vacíos se llenan a velocidad luz, no podía esperar la señora Castro que los movimientos sociales aguardasen pacientes a que ella regresase, una vez concluida su aventura en el oficialismo ¿O si? Pues quién sabe, no dude que también ponga al Yako entre sus enemigos por ganarle la chamba.
