*Puntean Alejandro y Adriana

* Duartistas empujan por Lilia

* El “Camacho Solís” de Anaya

* La Caravana pierde impulso

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Los priistas que sueñan con “restituir la dignidad del partido” no durmieron ayer, siguen en vela empujando por las principales candidaturas a presidentes municipales y diputados locales. Se pelean los huesos como si fuese garantía de triunfo. Inocentes.

Hasta la tarde de ayer Alejandro Domínguez pintaba para quedarse con la candidatura a Presidente Municipal en Chihuahua, sin embargo Patricio Martínez –o si usted quiere sus patrocinadores en México- no arriaban banderas. Amanecer con esa sorpresa no sería del todo descabellada, quizás de último momento le hicieron una oferta y no pudo rechazarla.

También las candidaturas a diputados en la capital estuvieron muy tironeados, pero de esos mejor es no mencionar nombres dado que subían y bajaban con la misma facilidad que Antonio Pinedo ponía y quitaba el espectacular de César Duarte “prófugo”.

En Juárez lo último que se supo es que  lo peor del priismo, es decir Enrique Serrano y campaña, los grandes responsables de la derrota que encumbró a Javier Corral, se apostó a favor de Lilia Merodio, la destemplada senadora que lo mismo dispara con mira que con escopeta. Recuerde que hasta Enrique Ochoa ha sido víctima de sus rencores.

Dios los crea y ellos se juntan, si Serrano, Adriana Terrazas y Memo Dowell ya olvidaron que por su culpa el PRI sufrió la peor de sus derrotas, la gente de Juárez lo tiene muy presente. Son masoquistas, van por más.

Ahí están en torno a la senadora, que al no tener mayor asidera se recarga en el desprestigio de los duartistas representados por Enrique Serrano. Si tuviesen vergüenza en estos momentos observarían las noticias desde El Paso, pero ya ve, piensan que la gente es de corta memoria.

Con todo y la presión del duartismo, todavía entrada la noche seguía vigente la diputada Adriana Fuentes, a quién un grupo de priistas influyentes en México consideran la única carta que puede enfrentar con posibilidades reales de éxito al yupi Armando Cabada.

Con independencia de quién haya conseguido imponer a sus candidatos, todo quedará resuelto hoy, día programado para los registros, pues se supone que mañana empiezan las precampañas. Por tanto se acabaron las especulaciones, el CDE publicará hoy las listas oficiales… si es que no se le desgrana la mazorca en el camino.

Sensata, aunque a destiempo, la reacción de la PGR al abrir –presumiblemente lo hará hoy- el proceso legal para la extradición de César Duarte. Por algún motivo que los chihuahuenses no comprenden, el exgobernador en fuga era el único de los mandatarios asociados con la corrupción que seguía intocado por el Gobierno Federal.

Ese halo protector ha caído, si lo derribó o no el activismo de Javier Corral carece de importancia, su campaña mediática es parte de los accidentes, la esencia está en que a partir de hoy empieza la cuenta regresiva sobre la libertad del “ex”. Falta información para saber si el conteo empieza en mil, cien o diez, es decir certeza con relación al nivel de prioridad que le darán.

Usted qué piensa, lector agudo, la cuenta abre en diez, nueve, ocho, siete… o bien mil, novecientos noventa y nueve, novecientos noventa y ocho… Todo se reduce a la celeridad que decida imponer la PGR y por lo visto no se ha mostrado solícita.

Igual se lleva el tiempo de una elección, por que una cosa es que hoy pidan su extradición y otra muy diferente cuándo decide el Departamento de Estado norteamericano concederla. Son dos temas vinculados únicamente por el aspecto legal pero la decisión de aprehenderlo y extraditarlo queda en manos extranjeras.

Sin embargo que abran el proceso extraditatorio es un triunfo de Corral, su estridencia consiguió mover los pesados y endurecidos engranes de la PGR –es la percepción que dejan los hechos- y envalentona al gobernador del pan para seguir adelante con su campaña de agitación política.

Ya lo dijo Corral, la caravana sigue y con ella mantiene vigencia plena el programa subversivo pues, recuerden, no se trata sólo de la extradición, desde su óptica asistimos al inicio de la Segunda Revolución, por lo tanto nadie debe frenar al pueblo agraviado en su lucha contra los malos gobiernos. Ahí está el punto.

Pueden entregarle a Duarte y firmar con Hacienda los convenios por cantidades dobles, sin embargo después exigirá la cabeza de Beltrones y Videgaray. Y si las recibe luego querrá la de Peña Nieto, y si consigue tirar a Peña Nieto se mantendrá en la lucha hasta que “no haya un solo corrupto en el país” o bien le impongan la banda presidencial en señal de que ha triunfado la Segunda Revolución. Hasta allá va, no lo hagan menos.

Lo único capaz de frenar, y eso parcialmente, al moderno Francisco I. Madero es la incomodidad de Ricardo Anaya, el candidato del Frente, con su activismo. Cuando inició con el episodio de Hacienda y el bloqueo, Anaya sintió un impulso refrescante en su campaña, pero al ver que Corral lo sobrepasó ya no le gustó en absoluto el movimiento.

En razón de tal desacuerdo, panista de alto perfil asocian a Javier Corral con el Camacho Solís de Colosio. Al igual que el exregente en la era de Salinas, se mueve atendiendo a sus ambiciones políticas personales, no con el fin de impulsar la campaña del Frente. A ningún comandante le gustan los generales con voluntad propia, lo que necesitan son soldados no primas donas revolucionarios en tiempos electorales.

¿Qué no están los candidatos ahora mismo discutiendo el rumbo del país? Para Corral no, esa discusión está en la marcha y el discurso revolucionario. Las campañas políticas carecen, por la forma en que actúa, de credibilidad.

Con todo el entusiasmo del Nuevo Amanecer la marcha pierde impulso; primero porque irán quitando una por una sus banderas, ya empezaron por la solicitud de extradición, y en consecuencia será evidenciado su intento de manipular a los sectores de Chihuahua, en una guerra que sólo su fantasía alimenta. Mientras más estire el movimiento menos control tendrá sobre el mismo y más cansancio acusarán sus apoyadores. Sin truco, como dicen los ideólogos de izquierda; la condiciones no están dadas.