Dolores ¿Principio del fin?

* Confusión de prioridades

* Extensa carta de Vallina

* Morena sigue sin prender

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En la extendida inseguridad del estado, creciendo sin freno desde que Javier Corral tomó el cargo de gobernador, la industria minera había permanecido intocada, por alguna razón los grupos criminales permitían que su actividad se desarrollase sin mayores incidentes. Probablemente hubiese un pacto, pago de protección, acuerdo cupular o lo que fuese, el caso es que no las molestaban.

Desde el escandaloso cierre de la mina Dolores, uno de los yacimientos de oro y plata explotados a cielo abierto más importantes de la entidad, la industria tiembla. Deje usted la crisis del corporativo canadiense y el lógico desaliento a las inversiones, en la región cuentan que otros yacimientos en explotación temen sufrir la misma suerte. Todos se ven inseguros y a merced de las bandas criminales.

Las razones del cierre han sido reseñadas ampliamente en las páginas informativas de El Diario de Chihuahua; grupos armados secuestran, golpean, asesinan a empleados, haciendo imposible su operación. El mensaje a la industria internacional es fatal, ahora tienen la certeza de la dificultad para hacer negocios en Chihuahua.

Trágame tierra, lo que faltaba en una entidad sometida y atemorizada por la guerra que libran las facciones criminales, generando una estela de muerte y desaliento empresarial como no se había visto desde la guerra de Calderón contra el narco.

Decir que estábamos mejor cuando estábamos peor se ha vuelto un lugar común ¿Pero qué describe mejor la presente emergencia de inseguridad?

En la sierra la industria minera tiembla, concentrando la atención mediática, pero en entre Jiménez y Parral, una región donde predominan agricultura y ganadería, de altísima producción nuecera, los sicarios del mal libran una feroz batalla por el control de ese corredor.

Es raro el día sin balaceras, de las que sólo trascienden las refriegas más violentas, cuando incendian vehículos, viviendas con cuantiosas muertes. Pregunten a los habitantes de la región, cuando en los medios anuncian “saldos” de dos o tres muertos, allá saben que se matan por decenas. Es una región sin ley, o mejor dicho, una donde prevalece la ley del más fuerte.

No hay autoridad que generé tranquilidad en la población, las batallas suceden en una franja de tierra no mayor de veinte kilómetros, ubicada en medios de dos importantes instalaciones militares, pues tanto Parral como Jiménez tienen destacamentos del Ejército, sin que se tomen la molestia de intervenir. Los policías estales ni presencia hacen, a lo más patrullan entre los puntos de conflicto cuando se ha disipado el olor de la pólvora.

Desde luego que el gobierno estatal no es único responsable de la violencia incontenida, la Federación lleva su parte y si quiere la mayor. Ni Chihuahua única entidad que la padece, otras –Jalisco por ejemplo- están en situación igual o parecida.

El problema con el gobierno del Nuevo Amanecer, lo que tanto exaspera a la gente, es que su gobernador confunde prioridades o francamente es negligente, desidioso. Mientras a Chihuahua lo consume la violencia –la mina de Dolores es un pésimo ejemplo de alcance internacional- Javier Corral está concentrado en la campaña política. Hoy dedica más tiempo al activismo electoral que a los maxijuicios, a los que convirtió en su bandera hacia la trascendencia nacional del nuevo gran opositor al régimen.

Esa distracción, señores de gobierno, es inadmisible frente a la emergencia. Podrán decir que todos hacen campaña, pero sólo a Corral se le critica. O desmentir la observación, aclarando que toma muy en serio el desafío y obra en consecuencia.

En ese caso valdría la pena recordar que percepción es realidad y la percepción describe a un estado en caos. Así lo percibe la gente ¿No se han percatado? Hasta por interés electoral agreguen a la grilla un poco de trabajo.

A propósito del polarizado proceso electoral y la posibilidad de regresar al pasado nefasto, Eloy Vallina envió una extensa carta a sus “estimados colaboradores y amigos”. En ella describe los abusos a que fueron sometidos las empresas fundadas por su padre -bancos, telefonía, industria forestal- durante los gobiernos populistas de Luis Echeverría y José López Portillo.

Es impresionante ver como les han arrebatado ilegalmente diversas empresas que contribuyeron al desarrollo de Chihuahua y el país, y sigan confiando en las autoridades mexicanas, no cualquiera. Pero el temor al populismo es ahora genético en su familia, conocen las consecuencias.

Después de relatar como Echeverría les quitó Bosques de Chihuahua y se apoderó de la empresa que años después sería Teléfonos de México que, al privatizarla Salinas, convirtió a Carlos Slim en el hombre más rico del mundo, puntualiza: “así fuimos desposeídos de un patrimonio que costó construir 50 años, que estaba en plena producción y que generaba 55 mil empleos y que creaba progreso y valor agregado a la sociedad en todo el país”.

Ya sabe hacia dónde va; contra el populista actual. Lo importante del documento es la firma del autor, pocos en esos niveles empresariales, pues la mayoría se ocultan en la comodidad del anonimato o ponen por delante de sus luchas a los gerentes. Vallina ha dado la cara, eso tiene un valor y hay que reconocerlo, como todos aquellos que anteponen su firma a lo que escriben. La carta circula en redes, ahí pueden leerla completa.

Los candidatos de Morena no prenden en la capital, ni se ven ni se sienten. En Juárez han conseguido cierta visibilidad, aunque allá Armando Cabada les gana el voto del hartazgo. Quizás ni en la frontera saldrán tan bien como presumen, siendo que la consideran la mayor de sus fortalezas.

En la capital el único que consigue ciertos reflectores mediáticos es Fernando Tiscareño, candidato a presidente municipal, pero ha dicho sido más porque supo cultivar relaciones importantes durante la extensa precampaña, que por el activismo generado.

Saben, sin embargo, que su ventaja es López Obrador y esperan una transferencia lineal de votos. Es probable, su candidato sigue dominando con amplitud las encuestas, de lo que obviamente algo les rosará. Por lo que el tiempo encoja deberían aplicarse más, un somero vistazo a las números de elecciones pasadas y comprobarán que la gente vota por AMLO, no por los candidatos que lleva de rémoras.