CAMINANDO A TIENTAS; PACTO DE BLA, BLA, BLA

*Legisladores a cinco cuadras del desfile

*Graciela desmarcada de Patricio y Lilia

*Inmaduro protagonismo de Maru Campos

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Si alguna duda quedaba del estado general de aturdimiento en que se encuentra el gobierno de Peña, quedó formalmente despejada durante la firma del Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, una especie de pacto madridista tropicalizado al presente.

Los pactos de Miguel de la Madrid contenían acciones puntuales para detener la inflación, entonces de tres dígitos, estaban apoyados en la voluntad de dirigentes sindicales, capitanes de la Iniciativa Privada y el gobiernos, quienes firmaban compromisos específicos a fin de fijar salarios mínimos, precios de productos y servicios básicos. En su tiempo fueron de utilidad, evitaron que el país se fuese por el caño.

El acuerdo de ayer en los Pinos fue un homenaje a la insensibilidad: hueco, sin acuerdos concretos, vació de contenido. Lo que dijo el presidente antes y después de la ceremonia; la reseña de Meade y la defensa de Navarrete Privada a las “valientes políticas presidenciales”, es lo que dicen todos los días en discursos y entrevistas.

Y por si fuese menor la superficialidad, trascendió que la Coparmex no firmó el documento, sólo para que usted, amable lector, se percate cabalmente de la inutilidad.

El evento estuvo dominado por el tradicional bla, bla, bla, más bla, bla, bla y por si hacía falta otra dosis amplia y variada de bla, bla y bla. Lo mejor que puede sucederle a Peña es que finalice su sexenio, quizás las medidas sean técnicamente acertadas, pero mientras la corrupción cubra su administración todo programa emprendido estará destinado al fracaso ¿Y los gobernadores corruptos? Felices disfrutando sus millones.

Otro hecho que profundiza el hartazgo ciudadano es la indolencia de la clase política, así en general, sin distingo de partidos. Diputados, locales y federales, senadores, funcionarios de los tres niveles de gobierno, recibiendo bonos de gasolina, alimentación, seguros de gastos médicos mayores, celulares –ahí está el iPhone siete y medio de los consejeros del INE- transporte, despensa, bono navideño, de productividad, de asistencia, de buena conducta, de apoyo a sus quehaceres…

La gente se cansa, por lo mismo los considera parásitos levatadedos, corruptos por convicción y conveniencia. Tienen razón, sin afirmar que todos son corruptos, algún justo habrá en esta Sodoma, la realidad es que México tiene un pueblo empobrecido y un gobierno rico.

No hay programas efectivos de ahorro, el dispendio los caracteriza y encima los ciudadanos les pagan autos, choferes y gasolina. Por favor, despierten, la gente se cansó de sufrir mientras ellos engordan a causa de sus impuestos, regodeados alimentando un sistema de corrupción en el que todos se cubren entre sí, con independencia del partido al que pertenezcan.

No es que una reducción en esas ofensivas prestaciones mejore las finanzas estatales, en el contexto general son insignificantes. Pero sería un gesto de congruencia que se bajaran sustantivamente los salarios y cancelaran al menos la partida de los combustibles, en lo que se arman de valor y firman un pacto –este si sería efectivo- de posponer aunque sea temporalmente moches y comisiones ilegales por obras y servicios. Es decir hacer un alto en la corrupción.

Ningún diputado, senador o funcionario de cualquier partido político ha dado el primer paso, menos que lo hagan desde la verticalidad de los partidos y el gobierno –el de Corral incluido- a lo más que llega es a declaraciones sin sustento en los hechos. ¿Quieren acompañar a la gente y recobrar la credibilidad? Empiecen por casa.

Patricio Martínez y Lilia Merodio están muy molestos por el gasolinazo, desde los primeros días lo maldecían en privado hasta que más tarde lo hicieron en público. Patricio incluso envió una carta de reproche al presidente de su partido, Enrique Ochoa.

Tampoco los señores senadores han dado ese paso que los aproxime a la credibilidad. En su caso peor tantito, como el resto de los diputados y senadores son cómplices del atraco, pues primero aprobaron sin hacer gestos las reformas de Energía y Fiscal y más tarde la Ley de Ingresos que contiene los detalles del IEPES.

Si en el momento de la votación elevan la voz contra las reformas y la ley, hoy serían campeones de la congruencia y dignos de reconocimiento. No lo hicieron, campantes y felices levantaron el dedo como el resto de sus colegas. Hay que reconocerlo, Javier Corral fue el único de los senadores chihuahuenses que se opuso.

Graciela Ortiz se desligó de la rebeldía en que se encuentran sus colegas senadores. Por intrigas periodísticas de Lilia Merodio –eso se dijo en México- la columna más influyente de El Universal involucró a Graciela en la lista de los tronantes contra Ochoa, pero la senadora pintó su raya por escrito, negando que vaya en esa polla.

Envió una carta al rotativo, donde se desmarca inequívocamente de los que han renegado del presidente y de su partido. Un mínimo de congruencia, participaron del chistecito, asuman las consecuencias en lugar de hacerse los ofendidos.

Los diputados locales y federales por Chihuahua caminan a cinco cuadras del desfile. Con la ingenuidad de un infante que se alimenta de pecho se reunieron con los sectores productivos para “exigir” la derogación del impuesto; mientras en los Pinos Peña, líderes sindicales y representantes empresariales del país firman un acuerdo para proteger la economía familiar y fortalecer las finanzas del país. Les gana el protagonismo, no saben que hacer y asisten a la primer reunión que los invitan.

Están como la presidenta municipal, María Eugenia Campos, no tiene vela en la procesión, lo cual es muy bueno para ella dado lo tirante de la situación, pero intenta hacerse la interesante con declaraciones estridentes sin referente en los hechos: “Maru Campos es una presidenta fajada, luchona y aliada de los chihuahuenses” ¿Quién lo dijo, efectivamente, Maru Campos. Por lo menos hubiese puesto a César, malo, Jáuregui a que lo dijese por ella.

Un poco de cordura y sensatez, los presentes son tiempos en que sus gobernantes guarden compostura, observen prudencia y legítimo compromiso ciudadano o mejor se pongan a resguardo. Intentar capitalizar el peor momento de crisis nacional desde los “errores de diciembre” obra contra ellos mismos, los describe como oportunistas.