Cualquiera en el PRI sabe que la decisión sobre su nuevo presidente está tomada. A falta de gobernador, el CEN de Alito se decantó por Alejandro Domínguez y háganle como quieran. Lo que ahora están discutiendo es el método, circunstancia que en sí misma constituye un avance en la longeva “democracia vertical” del partido, pues anteriormente las convocatorias llegaban con el nombre del palomeado inscrito en el reverso.
Siguen haciéndose bolas mis amigos los priistas, fingiendo lo que nunca fueron. Desde la fundación del partido cada uno de los presidentes nacionales fueron designados por el Presidente de la República y los estatales por el gobernador. A excepción de Madrazo en el CEN y Artemio Iglesias en el CDE, por las coyunturas especiales que le tocó, el resto fue impuesto. Son los usos y costumbres facticos.
Cuando Peña Nieto sacó de la CFE a Enrique Ochoa, y lo puso de presidente sin la menor experiencia para la campaña en puerta ¿cual priista se inconformó?. Cuando César Duarte designó a Karina Velázquez, que no tenía estatura ni para presidir el Comité Municipal de Parral ¿quién lo cuestionó?.
En los tiempos de poder nadie cuestionaba métodos, y si lo hacían era pensando en recibir premios de consolación. Con la historia que los precede, fingir una elección democrática sería como intentar hacer pasar a “Kika la chica” por mujer decente y recatada que guarda su virginidad para el matrimonio.
Son los mismos sólo que más viejos y sin poder. Acepten su nueva realidad, una que les plantea dos problemas prácticos: 1) no tienen gobernador quien los aquiete, premie o castigue; 2) sin el poder carecen de huesos para compensar a los marginados de las decisiones centrales, la enorme mayoría.
Frente a esa condición de partido minoritario ofrezcan al menos la simulación de la democracia, haciendo que se engañan con la virginidad de Kika. Necesitan el ejercicio de consulta a la militancia con la esperanza de frustrar otra ruptura que, de darse, complicaría hasta el registro y en consecuencia las pluris, por las que hoy se confrontan.
Desde luego que tampoco la elección abierta garantiza unidad, pero al menos proporcionaría argumentos a los responsables de conducir el partido, para decir que hicieron su parte democratizando la elección. A nadie conviene más una elección abierta que a ellos. La otra sería una negociación sincera y amplia, con ánimos de incluir a los poco liderazgos que les quedan.
Sospecho que no harán una ni la otra; la elección será cerrada así hayan recomendado consulta a la militancia. De la negociación ni hablar, su instinto está adormecido, hicieron de las luchas políticas asuntos personales. Es la democracia del PRI, nacieron en la verticalidad y morirán con ella.
Rompeolas
Tarde llegaron las mujeres de rostro cubierto a exigir la renuncia de un consejero universitario. Imagino el diálogo con el secretario Facio: -Exigimos la renuncia del acosador Balderrama y aquí estaremos hasta que renuncie. –Oigan, pero ya renunció, hace días. -¿Cómo que ya renunció? nadie nos dijo nada. –No sabíamos que debían ser notificadas, pero aquí está la renuncia, miren. En su lugar entró la suplente. –Pues también exigimos que renuncie la suplente. –Perense tantito, y la suplente porqué. –Por ser suplente de un acosador. –Ella también es mujer y nada tiene que ver. -No importa, que renuncie… El caso es joder, encontrarán nuevas “causas”, su movimiento no es en pro de las mujeres ni contra el acoso, están propuestas a incendiar la universidad, según concluyen observadores universitarios quienes ven al llamado “cartel de los luchos” tras éstas manifestaciones. Como Lucha y compañía no pudieron tomar rectoría vía reforma académica, buscan desquitarse prendiéndole fuego. No podrán, son unos cuantos, pero harán ruido.
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Por cierto, han ubicado específicamente a Kata Espino como quien asesora directamente a las jóvenes de rostro cubierto ¿será?. Dicen que Kata está interesada en ser rectora, pero como no ve condiciones favorables a su proyecto intenta llegar tumbando puertas con la bandera de que le toca a una mujer. De ser el caso eligió el camino largo y espinoso. Suerte, la necesitará.
