*Anaya sigue fracturando al PAN

* Prisas en la sucesión estatal

* PRI ¿Quién dirige la purga?

* Miguelito muestra el cobre

0
1

Ricardo Anaya firmó la elección con 12.6 millones de votos conjuntados por los tres partidos que lo postularon, debajo de los 12.7 millones alcanzados por Josefina Vázquez Mota el 2012, cuando la relegaron al tercer lugar compitiendo sólo por el PAN. Su votación es similar a la de Diego Fernández de Ceballos en 1994, a diferencia de que entonces el padrón era de 45 millones y hoy es de 89.

Sólo ganó el estado más panista, Guanajuato, pues aunque el PAN retuvo Puebla, Anaya quedó muy por debajo de López Obrador. Está reducido al tercer lugar en trece de los estados. Su desastre dejó al PAN con las menores bancadas en ambas cámaras. El resultado es una tragedia.

Para imponerse en la presidencia fraccionó al PAN, se alió con los enemigos históricos y les concedió más cargos de los que merecen, hizo renunciar a militantes valiosos, pisoteó la democracia interna, usó recursos y prerrogativas del partido para su beneficio. Subordinó al PAN para que lo defendiese del innegable lavado de dinero.

Fue una calamidad de dirigente y un pésimo candidato, bien, aún así su ambición incontenida y enferma de poder es tan grande que sigue fracturando al partido, pretendiendo regresar a la dirigencia como si la suya hubiese sido una campaña triunfadora.

Hay pocos políticos menos ruines y de tal vileza que Anaya, pero sobran quienes lo acompañan, haciendo del partido fundado por Gómez Morín un botín de canallas inescrupulosos.

Un grupo de simpatizantes hizo circular un video, donde lo acusan de lo anterior y de otras lindezas más, quieren verlo fuera del partido junto a quienes lo respaldan –Vázquez Mota, Ruffo, Zepeda, Cortes, Creel- a quienes los autores del video llaman “esbirros”. La disputa apenas empieza, pobre partido, como si hubiese sido insuficiente el maltrato de las urnas. Dan pena ajena.

El desajuste llegó hasta Chihuahua, a pesar de su gobernador, propenso a la mano dura cuando se trata de ejercer el poder. Ayer Fernando Álvarez Monge salió a medios intentando contener a los que buscan sucederlo en la dirigencia estatal. Puso énfasis en que el cambio es hasta noviembre, pero los grupos tienen prisa.

Ahora, más que al inicio del quinquenio, tienen la necesidad política de tomar en cuenta al M3, único ganador en las elecciones pasadas, pues Chihuahua y Delicias –asientos de su poder- fueron los lunares donde el tsunami de Morena no pudo penetrar. Querrán llevar su parte en la nueva dirigencia y además bien merecida la tienen, sin ellos el PAN hubiese quedado reducido a condición de nano-partido.

Jorge Espino, “pino” para los cuates, es uno de los que levantó la mano para presidente del CDE. Quiere volver a los primeros planos de la política estatal tras la exitosa coordinación de la campaña de Amín Anchondo a la sindicatura.

Un grupo de panistas lo impulsan para suceder a Fernando Álvarez, quién pasará de presidente estatal a coordinador del menguado grupo parlamentario del PAN en el Congreso local.

Más que sus antecedentes políticos, los promotores de “pino” piensan que puede tener una oportunidad en la dirigencia estatal por ser de los pocos panistas bien vistos en diferentes grupos, entre ellos neofelices, dhiacos y el M3 no le hace gestos, sin que sea uno de sus favoritos.

La carrera por la dirigencia del PAN está en marcha, los interesados favor de pasar a la oficina de Aldama y Nery Santos o hacer guardia una cuadra delante de la sede estatal, en la Zarco. Ahí será palomeado el nombre del futuro elegido o ratificado Fernando Álvarez, la democracia se pregona pero jamás se practica.

Vale una acotación, la fuerza dominante de palacio quedó debilitada, mientras en la Victoria brincan de alegría, su triunfo abrumador les permite reclamar trato preferencial. Es lo que dejaron las urnas.

Peor en el PRI, quedaron reducidos al tercer lugar y en vías de perder el registro, sin embargo sus militantes disputan la dirigencia como si fuesen los tiempos del partido hegemónico. Tienen un gran problema ¿Quién dirige la purga, si no hay uno que levante la voz con liderazgo y el presidente entregó el poder antes de tiempo?.

En el PRI de Chihuahua causa extrañeza la conducta asumida por Reyes Baeza, desde luego no es el único, pero si el de mayor expediente. El hombre hizo una excelente presidente municipal, en tiempos de paz hubiese sido uno de los mejores gobernadores, su trabajo político le alcanzó para una importante dirección en el gabinete presidencial. Es un político respetado por la gente ¿Por qué no cerrar ahí el capitulo de su historia política, si muy pocos llegaron a esos niveles?.

Al ver a Reyes tan activo en la política de partido, en las mesas de café juegan con que Fernando Baeza, Mario Tarango, Mundo Chacón y otros de su camada se han propuesto renovar al PRI. Se exponen, innecesariamente, al escarnio de militantes a quienes cerraron el paso e incluso a los que impulsaron pero quedaron resentidos por cualquier motivo.

Una postura inteligente sería tomar con dignidad la parte que le corresponde en la derrota, asumirla con entereza y dejar que otros se batan en el lodazal, rebuscando entre los escombros de un moribundo sin esperanza de vida. Es de suponer que lo mueve el impulso primario de todo ente político ¿Vale la pena? Es pregunta.

Miguel Riggs, diputado Federal electo conocido por su conducta disoluta en campaña, enseñó el cobre a la primera oportunidad. No lo hizo en ninguna francachela, sus fiestecitas dejaron de ser noticia, regresó a la oficina de la sindicatura, desplazando a un amigo del gobernador Corral, con tal de cobrar los últimos dos meses y medio de salario.

Ninguna otra razón existe para su regreso, comentaron sus compañeros en el cabildo y si de pasada aprovecha la oportunidad para meter algunos gastos extras y viáticos extendidos mejor, para eso ganaron en Chihuahua la elección ¿Qué no?.

En septiembre empezará a cobrar como diputado y si el PAN hace buenos los usos y costumbres ensayados por Gustavo Madero y otros diputados, además de su dieta de 250 mil pesos mensuales dispondrá de los siempre fabulosos moches.

Pero diez semanas son diez semanas, no hay por qué dejarlas en manos del síndico emergente, pues lo aconsejable sería continuar exprimiendo la nómina ¿No habían dicho que de eso se trataba la política? Se preguntará el futuro diputado.