*PRI, con que no se desfonde más

* Graciela, única que conoce su lugar

* Omar, Teto, Alejandro ¿…Y? Y nada

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Presentada mi aproximación general hacia el proceso 2021, inicio lo que será una serie de entregas en las que analizaré los escenarios posibles, a mi juicio, pensando en los actuales aspirantes a gobernador, sus partidos o fortalezas y estatus competitivo.

En el PRI, por donde empiezo, la decisión pasa enteramente por Graciela Ortiz. Ella tiene las relaciones con el CEN de Alejandro Moreno, la habilidad y experiencia política para manejar la nominación con soltura. Si Chela estuviese interesada en la candidatura, ella sería sin oposición. Pero no se chupa el dedo, tiene una interpretación realista de la precaria situación electoral y el generalizado descrédito social en que se encuentra su partido. La dejará pasar buscando acomodarse en una diputación plurinominal federal, a la que no tendrá dificultades en acceder. Es, en los presentes momentos, la priista de más alto rango en Chihuahua.

Puesta Graciela fuera de los aspirantes, el CEN valora los nombres de Teto Murguía y Alejandro Cano, como los que pudieran generar ciertas condiciones de aceptable competencia. Sin embargo Omar Bazán se mueve por impulso propio, es el que más energía pone en la candidatura ¿Por qué? No entiendo, ser candidato le significaría perder la dirigencia del partido y olvidarse de una reelección en la diputación local.

Deja lo seguro por una aventura sin destino. Tengo la impresión que actúa por una obsesión personal de ser gobernador, condición que le impide hacer una reflexión coherente sobre su futuro inmediato. Omar debe preguntarse que le significa más, ser un candidato que termine en un lejano tercero o cuarto lugar o permanecer tres años más de diputado local y abrir la opción a un cargo directivo en el CEN. La respuesta es obvia, a menos que esté pensando sinceramente que puede ganar o hacer una digna campaña. De suponer que puede ganar ha perdido todo referente de objetividad.

El sueño de Teto, como de todo político profesional, es ser gobernador. Estuvo cerca en la precampaña contra César Duarte -2010- pero no supo convencer a Reyes. Recuerdo una impresionante comida con empresarios en el Centro de Convenciones, en la que estaban presentes los apellidos de la aristocracia chihuahuita. Ni candidatos formales de ningún partido han mostrado esa capacidad de convocatoria. ¿De qué le aprovechó? De nada, a Reyes Baeza le disgustó que no lo hubiesen enterado de la comida, sintió que pretendían arrancarle la nominación. Los celos del poder.

Hacia la sociedad, aquella comida era una gran demostración de aceptación en el sector más exigente; Hacia adentro terminó debilitando las aspiraciones de Teto. Después, el muy insensato, tuvo la osadía de ofrecer cien millones de pesos por la candidatura, según se ha dicho, con tan mal tino que lo hizo a través de un empresario comprometido con César Duarte. Dicen que cuando Reyes recibió el ofrecimiento no sabía si dar crédito o reír. El intento mercantilista también le resultó contraproducente, pues previno a Duarte y éste respondió con una carta de adulación a Reyes, en la que le juraba amor y lealtad eterna. Sabemos lo que sucedió después, pero la carta existe y hay testigos del ofrecimiento.

En la precampaña contra Serrano Teto se dejó usar como ingenuo. Duarte lo trajo de su títere siendo que ya se había decantado por Serrano y en segundo lugar tenía a Garfio. César y sus más cercanos hacían burla en las espaldas de Teto. Hoy puede ser candidato, pero sus posibilidades de ganar son equivalentes a cero.

Un detalle que deberían tener en cuenta Alejandro Moreno y Graciela Ortiz, es que Teto sería –dicen quienes lo conocen- capaz de vender la candidatura al mejor postor, cuando vea que su proyecto no avanza. Con un buen ofrecimiento entrega sus pocos activos a Morena o el PAN sin detenerse a pensar en las consecuencias. Algún provecho espera obtener, es su naturaleza.

A Cano no lo veo compitiendo, no tiene el estómago para someterse al ridículo social quedando en cuarto lugar, ni la audacia y ambición de sentarse a la mesa para negociaciones posteriores. Quiere que empresarios y partido construyan una plataforma a su medida, esperanzado en que obren un milagro y le allanen el camino hacia Palacio. No sucederá, lo mismo buscan Madero, Cabada, el Caballo. Eso lo quieren todos, pues saben que sólo así compiten contra Morena.

Encima, ha trascendido, Patricio Martínez habría tendido puentes de comunicación con Rafa Espino, ofreciendo que Alejandro no iría por el PRI si Espino es candidato de Morena ¿Cierto? Debo aclarar con toda sinceridad que no me consta, esa versión la recibió de alguien muy cercano –al menos en el pasado reciente- al propio Alejandro Cano.

Fernando y Reyes Baeza no son factores determinantes en la presente designación, ambos están fuera la decisión. No existe la forma de que Chela y Omar se avengan con el clan de los Baeza, se han lastimado mucho como para que de pronto emerjan en acuerdos políticos. En todo caso veo a los ex gobernadores engordando el caldo de Javier Corral ¿Alianza coyuntural contra Morena? No se, sus incursiones públicas carecen de pies y cabeza. Patricio mantiene fluida comunicación con Graciela Ortiz, pero tampoco su opinión es determinante, a lo más “aconseja” y sugiere. Además, como se dice, teje también en otras direcciones. 

Estamos, desde mi punto de vista, frente a un PRI debilitado electoralmente, desacreditado en la sociedad, fraccionado hasta su esencia y cuyo único aspirante apasionado por la candidatura, Omar Bazán, tiene resistencias dentro y fuera del Partido. De modo que no tienen más que confiar en un bribón en su etapa decadente que los traicionaría sin inmutarse y en un yupi sin otras ideas que hacerse el interesante.

Si conserva lo que tiene, le irá de maravilla.