Otra guerra estúpida de memes y declaraciones en torno al AIFA, inaugurado ayer. Es reflejo de la polarización social alentada por el Presidente, que ha tenido la virtud de reducir la discusión pública a blanco o negro, actitud maniquea que dificulta el acuerdo social en bien del país.
En éste caso en particular, la defensa de la nueva terminal aérea es insostenible y no me refiero a la obra en si misma, con sus limitaciones de conectividad y escasa capacidad de vuelos. Con todas las limitantes que los detractores quieran ponerle, de algo servirá para aliviar la saturación del vetusto AICM.
Yo hablo del contexto en el cual se construyó. Por la opacidad con que se manejan los asuntos públicos en el país, jamás sabremos cuanto costó cancelar las obras de Texcoco. Han citado 331 mil millones, el ASF lo redujo a 100 mil, cuando era Secretario de Hacienda Arturo Herrera habló de 163, y otras cifras sueltas una de las cuales –si mal no recuerdo- supera los 430 mil millones.
Quizás algún día tengamos el dato confiable, hoy no sabemos por que cada quien hace sus propias cuentas movidos por los afectos o desafectos presidenciales. Pero lo que si está claro es el absurdo capricho de cancelar la construcción de un gran aeropuerto que sería orgullo nacional, sin más justificación que la sinrazón de un Presidente prejuicioso y contumaz.
Eso si está muy claro y negarlo es tan absurdo como la decisión tomada. Dudo mucho que hayan sido cien mil millones de pesos el costo de la cancelación, pero aceptando que únicamente fue esa cantidad, sería razón suficiente para continuar con los trabajos anteriores y concluir la obra. México no es un país de abundancia como para tirar sumas multimillonarias por el caño.
Por eso me sorprende escuchar a personas inteligentes defender la cancelación y mostrarse orgullosos del nuevo aeropuerto. Saben que no hay argumento válido que justifique la decisión. Están como el cornudo resignado. Tenía dudas de su mujer y contrató a un detective para despejarlas. Mire –le dijo-, voy a la Ciudad de México, estos son los datos de mi esposa, me informa por favor que pasa en mi ausencia. Cuando regresa, el detective tiene puntual reporte: en cuanto su esposa lo dejó en el aeropuerto regresó a éste centro comercial, subió a éste auto donde ya la esperaba un caballero que pude identificar con éste nombre. Luego fueron a éste bar, ahí tardaron 45 minutos, de ahí se trasladaron a éste hotel e ingresaron en el cuarto 134. En dicho hotel estuvieron dos horas con 15 minutos, salieron del hotel y su esposa regresó al auto. Aquí están las fotos de cada detalle. ¿Y eso es todo, señor detective? ¿no tiene más datos, por ejemplo que hicieron dentro del cuarto? No señor, son todos los datos. Que caray, siempre se queda uno con la maldita duda, verdad.
Así están los radicales de López Obrador, no ven lo que no quieren ver. Pueden tener la respuesta frente a ellos pero la idealización que han hecho del presidente o su lealtad ciega los hace ver lo que quieren ver. Claro que el AIFA será de beneficio, es una nueva instalación pública para el país que ojalá resuelva la saturación del viejo mucho más de lo que dicen sus críticos. Sin embargo para su construcción perdimos la oportunidad de tener un aeropuerto de primera y en el camino tiramos a la basura por lo menos cien mil millones de pesos. No me parece que una decisión así sea motivo de orgullo, en consecuencia no puedo celebrarla.
Rompeolas
Al cuarto para las doce y en la última llamada, Graciela Ortiz pudo llevar los gatos al costal. Tanto habían calentado la plaza con meses de confrontación soterrada, que parecía imposible desactivar a los aspirantes que se movían por la libre. Pero lo hizo, desarrugó un proceso que amenazaba con reventar la precaria unidad de un PRI decadente. Siempre he dicho que los priistas son admirables, están tan hechos a la línea e institucionalidad que terminan bajando los brazos luego de mil alardes. El merito de Graciela es haberlos tranquilizado sin tener mecanismos de premio y castigo. A ver cuanto le dura, el Partido está muy fracturado.
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Formalizada la presidencia del Partido para Alejandro Domínguez, como mil veces se los dije en éste espacio, queda el tema de la lealtad. ¿Hasta cuando le será leal a Graciela? Imposible saberlo, seguramente transitarán en total entendimiento hasta que reciba la diputación pluri, espacio con el que llega el cargo partidista que acaba de recibir. Alejandro no es improvisado, conoce sus momentos y los medirá muy bien antes de dar un paso macizo hacia la independencia política, pues también sabe que mientras Graciela sea la representante de Alito en Chihuahua, le resultará difícil independizarse. El precio de las lealtades forzadas es lo que debe pagar Graciela por no ser ella quien asuma la dirigencia y por lo que hemos visto está dispuesto a pagarlo.
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En cuanto a Kenia Durán todo ganar-ganar, también la secretaría general viene con la promesa de una diputación. Bendita política del género. ¿Y Georgina? Nada más que aguardar a ver que le puede regalar su señor padre en un sector más dedicado al negocio que a la política. Mientras haya CTM hay esperanza. Entre Kenia y Georgina intentarán despedazarse, los espacios son muy pocos y menos para mujeres.
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El que salvó, a final de cuentas, su dignidad, fue Ariel Fernández. Picó piedra durante más de un año, en permanente campaña sabiendo que iba cuesta arriba y cuando debió disciplinarse lo hizo sin mucho pataleo. Sin sombra de duda es el que más la buscó. Seguramente ese acto de institucionalidad el viejo estilo priista le traerá nuevas oportunidades, es un muchacho joven que ha sabido mantener la vigencia política asido a un pequeño municipio, lo que nunca ha sido fácil. Bien por él, se tragó el sapo sin hacer gesto, lo que sin duda le será valorado.
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Pedro Villalobos andaba en la baila más que todo por mero protagonismo, enviando mensajes a los Morenos para que lo volteasen a ver, pues todos los grillos parralitos saben que hace tiempo toca la puerta de partido guinda sin que haya recibido respuestas favorables. Pronto sabremos si el pataleo por el PRI le ayudará con Morena o de plano le resultará contraproducente, pues tampoco allá lo toman muy en serio que digamos.
