*La personalidad múltiple del presidente

*Ideologizar los contenidos educativos

*Con la niñez no deberían meterse

*Hospital Central saturado de chinches

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En su columna de hoy –Excelsior- María Amparo Casar dice que López Obrador es más un predicador que un gobernante. Yo digo que en realidad es un hombre de personalidad múltiple que un día es guía espiritual (el predicador de Casar) otro padre bondadoso de los mexicanos y otro gobernante autoritario. Y sí, como ella subraya, sus tres personalidades tienen un denominador común: el fundamentalismo dogmático, la verdad absoluta e indiscutible. De guía espiritual su prédica es infalible por que “son moralmente superiores”, de Padre bondadoso siempre tiene la razón por que habla en nombre del pueblo sobre el cual extiende su manto paternal y oficiando de gobernante nunca se equivoca ya que la historia lo respalda.

¿Cuál de los tres López Obrador propone modificar los libros de texto gratuitos para rescatarlos de ideas neoliberales y conservadoras? Yo creo que en esa parte es un poco los tres; guía espiritual, padre bondadoso y gobernante autoritario. No es un despropósito pensar que en su trastorno mental las tres personalidades pueden ser concurrentes, de modo que resulte difícil distinguir cuando es uno y cuando otro. Quiere cambiar los textos por que su deber de predicador es alejar a los niños del mal neoliberal, su compromiso de padre cuidarlos de las malas influencias y su obligación de gobernante actualizar los textos en el nuevo contexto histórico.

Movido por una o las tres personalidades que lo encarnan, el resultado será el mismo; veremos textos escolares con un elevado contenido ideológico, escaso rigor científico e histórico y una carga de odio hacia los aspiracionistas que en vez de “compartir se han preparado para competir”. Y los mexicanos no podremos evitarlo por que así lo ha dispuesto López Obrador y si lo dispuso entonces es bueno para los escolares. Punto, no hay más razón que la suya, su palabra es dogma y en consecuencia no admite discusiones, se acata sin preguntar.

No veo a intelectuales, pedagogos, a los maestros mejor preparados del país, la mayoría formados en sólidos principios de izquierda, pero que rechazan el dogmatismo del presidente, alentando la discusión pública. Deberían hacerlo, forzar la discusión pública, se trata de un tema altamente sensible, nada menos que la pretensión de ideologizar a la niñez mexicana. No hay razón para llevar la política hasta la niñez, si algo dejaron intocado los “neoliberales” fue precisamente el contenido de los libros de texto ¿Por qué la obstinación de ponerlos en concordancia con los principios de la 4T, como han dicho el presidente y sus voceros? No hay otra razón que saturarlos con la ideología que inspira a la parte más radical del gobierno.

Cambiarán los contenidos por que pueden cambiarlos, pero tenemos la obligación de forzar un debate público, hacerles pagar el costo social de envenenar las mentes infantiles con temas ideológicos cuyo fin avieso es crear ciudadanos “leales hasta la ceguera” que les permita consolidar una sociedad satisfecha con un par de zapatos, un cambio de ropa y arroz, frijol y tortillas en sus mesas, aplaudiendo además al mesías o padre bondadoso por que les permite calzar y comer. Hacía allá van con eso de preparar mexicanos para que “compartan y no compitan”. Nos quieren sumisos, opacados, obedientes y agradecidos con el dispensador de bienes, en cualquiera de sus personalidades.

Rompeolas

Parece maldición gitana, pero es descuido histórico. El dato más reciente que llegó del Hospital Central es que se llenó de chinches. No es broma, personal del hospital reporta que un lote de colchones donados terminó infectando todas las camas del hospital –todas, según los reportes- del vampiresco bicho. Es más el problema llegó a tal punto que los cirujanos debieron posponer operaciones por que no había cama libre de chinches donde colocar al paciente, una vez operado. El personal de salud y administrativo tiene que llevar su café, su agua, su papel higiénico, su jabón para las manos, sus hojas de maquina, ya nada más les falta que los hagan ir con una bolsa de aprocón –veneno en polvo con el que los antiguos combatían las chinches- para esparcirlo en las camas infectadas (Con permiso, señor paciente, hágase a un lado porque es hora del aprocón). La gobernadora Campos debería estar informada de éstas carencias que llegan a lo ridículo, ella es responsable y tiene sentido del dolor humano, pero si las autoridades del hospital no enteran ni al secretario de salud, menos van a enterar a la gobernadora. Es claro que no pueden rescatar de un día para otro al hospital y menos en las deplorables condiciones que lo dejó Corral, pero si en Palacio ponen atención con muy poco apoyo empezarían a revertir el deterioro.