El Saucito, la corona de Javier Corral

* Gallegos chamaqueado por la mafia

* Seiscientos pesos por acta; el atraco

* El circo simula inacción de gobierno

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El número grueso citado por Javier Corral como desfalco del duartismo al estado, son seis mil millones de pesos. Es una cifra enorme hasta para los gobiernos de mayor presupuesto en el mundo, en dólares serían más de 300 millones, puesta la paridad a 19 pesos por uno.

¿Cómo lograr resarcir tal cantidad, anhelo y exigencia de la sociedad chihuahuense? Imposible, así decomisen todas las propiedades de los justiciables, incluidas desde luego las del ex, no llegarán ni al 20 por ciento. Pongan pilas a la sumadora.

Pero la joya de su corona, el Saucito, no se escapa. Quizás lo conviertan en centro de recreo para los funcionarios públicos, ahí pueden montar, hacer rapel, practicar deportes acuáticos, ir de caza o tequilear frente a la enorme chimenea. Se los equiparon con toda la mano.

Era una modesta propiedad que perteneció al abuelo de Duarte, quien lo heredó a sus tres hijos. Apolonita compró su parte a los dos hermanos restantes, entre ellos el papá del ex, y después lo entregó su hijo Mario Medina Duarte, a quién el hoy prófugo compró en cuanto ganó las elecciones y siendo gobernador lo transformo en hacienda porfirista.

Es lo que dicen en Balleza, donde los chismes van y vienen más rápido que amparos en los juzgados. Perder esa propiedad, con la que siempre soñó y tanto presumió mientras ejercía de gobernador, sería el mayor golpe a su soberbia. Por ese rancho va Corral, nadie lo ponga en duda.

Para ir bajando de tono a los maxijuicios, sólo apuntar una interpretación que corre en el gremio de la Litis y la chicana, sobre los rumores de órdenes de aprehensión contra Bertha Gómez y su hijo mayor. Dicen que los usarán como anzuelo o moneda de cambio para acelerar la entrega de Duarte.

Quién sabe, Corral quiere todas las canicas, no está en su ánimo establecer negociaciones y menos ahora que se ve ganado. Pero puesto todo sobre la balanza, en una de esas se aviene al acuerdo, su objetivo mayor es Duarte, no la familia y en esa lógica los funcionarios menores serían un pilón.

De criterio rabón se ha visto el Director de Gobernación, Joel Gallegos, con el tema del transporte. No termina por darse cuenta que la mafia que domina el servicio, da un paso de costado con tal de conservar el sistema de la morralla que los enriqueció.

Presume como logro enorme que el Güero Lozoya y su pandilla hayan aceptado adquirir 66 unidades nuevas, como muestra de buena voluntad para empezar a discutir el aumento a la tarifa, pues ya se percataron que necesitan replegarse para regresar la pelota a la cancha del gobierno. Juegan al “ya nos modernizamos, ahora danos el aumento”. Cínicos.

Suponiendo que compren las unidades y las pongan a circular, lo que todavía está por verse, faltarían por renovar otras 350 carcachas. Pero ahí no está la solución a la crisis, algo que Gallegos no entiende. Necesitan regresar al modelo implementado y al mismo tiempo despedazado por la pasada administración.

Es decir que las rutas alimentadoras sea eso, afluentes hacia la troncal, recuperar el sistema de recaudo y ampliar nuevas rutas principales. Mientras sigan con aspirinas, así sean unos cuantos camiones nuevos, el transporte estará condenado al fracaso.

Quizás gallegos no sepa, pero los mismos que hoy le venden espejitos, son los que destrozaron alrededor de 40 camiones nuevos que circulaban en la troncal y otros tantos introducidos, con dinero del gobierno, en las rutas periféricas llamadas circunvalación.

Equivoca el rumbo circunscribiendo el problema al cambio de chatarras por unidades nuevas, ese punto es sólo una parte y no la más importante, la otra es regresar el proyecto tronado a propósito por la CTM y Duarte. Hagan algo bueno por Chihuahua, tienen una oportunidad de oro, sólo necesitan doblar a la mafia.

A propósito, ya es tiempo que el rector Luis Fierro ordene la salida de los camiones descompuestos apostados en el estacionamiento del Estadio Universitario. Llevan ahí años, al punto de que ya los convirtieron en yonkes y talleres de la mafia. Mientras más se tarden el pulpo pensará que son terrenos de su propiedad y podría ampararse, es la moda.

¡Seiscientos pesos las actas en línea¡ abuso sin par del gobierno, atentado del Nuevo Amanecer contra la economía familiar. Es una medida francamente recaudatoria, está bien que César Duarte se llevó –es lo que dicen- hasta las alfombras, pero no se desquiten con la gente, ninguna culpa tiene. Busque alternativas más creativas o pidan prestado a Jaime Herrera su ábaco mágico.

Al rato se les ocurre replaquear cada seis meses a mil pesos por cada metal del frente y otros mil por el trasero. No hagan justamente lo que tanto criticaron del “vulgar ladrón”.

Con esas acciones desesperadas caminan en la misma dirección, así empezó Duarte, buscando la forma de recaudar más y cuando tuvo el dinero en caja se lo repartió entre él y sus cuates. Eso sí, de manera muy equitativa: uno para Pedro, dos para mi; uno para Marcelo; dos para mi; uno para Carlos, dos para mi; uno para Galvan, dos para mi… No se avulgaricen, el sexenio apenas empieza.

Y mientras mantienen el azoro ciudadano con los maxijuicios de los amparados, la crisis de inseguridad persiste, la parálisis financiera se profundiza y la inacción en obra pública y programas sociales permanece.

Está muy bien, la gente necesitaba circo, quieren ver al odiado tras las rejas, pero sería muy deseable que Corral haga un mínimo esfuerzo por gobernar. Hay tiempo para todo; un día puede atender el proceso de Duarte, al otro jugar Golf, uno más concentrarse en la grilla nacional, a ratos cachondear a los medios en la ciudad de México, otros correr los diez kilómetros o hacer un maratón de ciclismo. Pero entre su apretada agenda incluya de tarde en tarde un espacio para ver como están los programas federales, que proyectos puede implementar la Secretaría de Obras Públicas, hoy convertida en oficina normativa. Ponga un poco de interés a lo sustantivo, tanto glamur abruma.